“Nos mintieron, pero poco a poco la verdad se ha ido imponiendo”

Patricia Muñoz Ríos

Periódico La Jornada
Jueves 14 de octubre de 2010, p. 10
María Trinidad Cantú y Raúl Villasana, padres de Raúl Villasana, uno de los 65 mineros muertos en el siniestro ocurrido en 2006 en Pasta de Conchos, señalaron que a los familiares de los trabajadores fallecidos “la empresa Grupo México y los gobiernos estatal y federal nos mintieron.

“Nos dijeron que hubo una gran explosión, que los mineros fallecieron y que hasta se habían desintegrado, y ya no hicieron absolutamente nada por rescatarlos”.

Según advierten, “bastaron sólo cinco días después de la explosión para que sellaran la mina.”

El empeño y voluntad para rescatar con vida a los trabajadores chilenos nunca se vio en México, además de que los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón nunca se pararon en la mina, “ni nos recibieron siquiera”, señalaron en nombre de la organización Familia Pasta de Conchos, que desde hace más de cuatro años continúa en la lucha por el rescate de los cuerpos de los trabajadores.

Pero “poco a poco la verdad se ha ido imponiendo, pues la realidad es que cuando se rescató a dos de los 65 trabajadores que fallecieron, los cuerpos estaban completos, no estaban quemados. El hecho es que después de 55 meses, los restos de nuestros mineros no se han sacado, y por ello nos mantenemos en lucha”, sostienen en una carta que enviaron a nombre de esta organización para felicitar a los trabajadores chilenos.
Sobre el tema, el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, planteó que es evidente que la persecución y el ataque gubernamental contra los líderes mineros empezó desde 2006, como una “cortina de humo” para no evidenciar la responsabilidad que tuvo en las muertes de mineros el dueño de la empresa, Germán Larrea, y que en este gobierno continúa la “protección” al mismo, por ser amigo de los regímenes panistas.

Sostuvo además que es patente que a los dos últimos mandatarios federales no les preocupa la vida de los trabajadores, por el contrario, han mostrado un “odio de clase” contra el sector obrero.


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