O la beben o la derraman

Se diluye el atentado al sindicato electricista
 
Martín Esparza Flores

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Tras la ratificación y publicación de su sentencia en favor del Sindicato Mexicano de Electricistas, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia del Trabajo no le dejó al gobierno de Felipe Calderón más que dos opciones, muy propias del léxico popular: beberla o derramarla. Para donde se haga, el presidente que emitió el ilegítimo decreto de extinción de Luz y Fuerza, hace tres años, se encuentra atrapado en la telaraña de sus inconsistencias jurídicas. Lo establecido por el tribunal no permite duda alguna: Comisión Federal de Eletricidad debe asumir su responsabilidad como el patrón sustituto, devolviendo su empleo a los 16 mil 599 electricistas que se negaron a liquidarse, pagándoles sus prestaciones y salarios caídos.
Así lo establece la ley y quienes la torcieron a su antojo, pensando que se saldrían con la suya, ahora deben asumir los costos políticos y dejarse de una buena vez de asirse a sus alabarderos de los medios, buscándole sustento a lo injustificable.

Es decir, cual si se tratara de oficiosos funcionarios públicos, insisten en ocultar la sistemática violación al Estado de derecho que las autoridades entablaron en nuestra contra durante los últimos años. Se guardan muy bien, como el gabinete, de detallar los porqués se invocaron las inexistentes causas fortuitas y de fuerza mayor, que ilegítimamente tomó en cuenta la Junta Especial 5 de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, para pisotear los derechos laborales, tras la extinción de Luz y Fuerza, negándonos la sustitución patronal, cuando la materia de trabajo siempre ha subsistido.

Ahora, de nueva cuenta, la junta local, presidida por Eduardo Andrade Salaverria, incurre en una irresponsabilidad legal y en un abierto desacato a lo ordenado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, pasa por alto el plazo establecido de 24 horas para emitir un nuevo laudo a favor de los trabajadores electricistas. Encaramados en su tinglado de lamentos, los corifeos de Calderón tratan, desde el abuso del poder, nuevamente de retardar y entorpecer la aplicación de la ley. Y hasta dicen que impugnarán la sentencia a sabiendas de que, por la incompetencia de sus abogados y los orígenes torcidos del decreto, tienen el caso perdido.

Todo indica que quieren ganar tiempo y heredar el costo de sus torpezas al gobierno entrante, pero como apunta la conseja popular, si Calderón no la bebe, de todos modos la derrama, pues dejará como triste herencia a su inacabada lista de calamidades.

En el sindicato electricista, siempre apegados a los ordenamientos jurídicos, y conscientes desde el inicio de nuestra lucha de resistencia de tener la razón de nuestra parte, hemos promovido ya ante el tribunal un incidente de inejecución en contra de la indolente actitud de las autoridades de la junta local que, como lo denunciamos en el Senado, siguen actuando como gastado apéndice del Poder Ejecutivo en contra de los derechos de los trabajadores.

Sólo es cuestión de tiempo para que la justicia se cumpla. Lo que haga o deje de hacer Calderón son patadas de ahogado, estertores de un sexenio que ya agoniza, para beneplácito de todos los mexicanos.

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