¿Nueva reforma laboral? BUSCAN IMPONER LA CONTRATACIÓN POR OUTSOURCING
*Senadores que son Líderes Sindicales  Proponen Cambios que Atentan contra los Derechos Humanos Laborales. 
*Presentan una iniciativa de reglamentación de los juzgados laborales, que incluye cambios en la Ley Federal del Trabajo que favorece la semi esclavitud laboral.
      
*Presentan una iniciativa de reglamentación de los juzgados laborales, que incluye cambios en la Ley Federal del Trabajo que favorece la semi esclavitud laboral.
Secretario de Prensa del SUTIN y 
Unos días antes del final del periodo 
ordinario de sesiones  dos senadores priistas que se ostentan como 
líderes sindicales, presentaron  una iniciativa de reforma laboral que 
pretende eliminar cualquier rastro de estabilidad en el empleo, quitando
 los pocos candados que limitan al tercerismo en la contratación, 
adiciona obstáculos al ejercicio del derecho de huelga y busca perpetuar
 el charrismo dejando en sus manos el destino de sindicatos, contratos y
 conflictos laborales . 
Hace un año, se aprobó una reforma 
constitucional en materia laboral con el objetivo de poner fin al 
contratismo de protección patronal e implementar nuevos mecanismos para 
registrar sindicatos y contratos colectivos, así como un nuevo sistema 
de justicia laboral. Esta reforma, para ser puesta en práctica, requería
 la parte complementaria, es decir, la reforma a las leyes secundarias 
que reglamentara lo aprobado hace un año. 
Esta parte se estuvo trabajando con total 
opacidad por las autoridades del trabajo y cuando se acercaba el plazo 
para aprobar la reforma a las leyes secundarias, los senadores Tereso 
Medina Ramírez e Isaías González Cuevas, dirigentes de la Confederación 
de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación Revolucionaria de 
Obreros y Campesinos (CROC), respectivamente, presentaron una iniciativa
 que nada tiene que ver con el objetivo de la reforma constitucional. 
En realidad, se trata de una contrarreforma que mete reversa a lo aprobado hace un año. 
Es claro que la reforma constitucional 
laboral aprobada a finales de 2016, no expresa una vocación democrática 
del gobierno, sino su interés por participar sin trabas en el Tratado 
Transpacífico (TPP). Al no lograrlo dieron marcha atrás.
La  iniciativa que presentaron los senadores 
priistas el 7 de diciembre de 2017,  diseñada por los patrones, pretende
 acabar con el carácter tutelar del artículo 123 constitucional y volver
  al semi esclavismo laboral que había en los siglos XIX y XX. 
No obstante, el sindicalismo democrático no 
fue sorprendido. Tanto la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), como 
otros referentes analizaron la situación y expresaron su rechazo. La UNT
 acordó hacer mítines en el Senado de la República y en todos 
los estados, enviar cartas a la Organización Internacional del Trabajo 
(OIT), al sindicalismo internacional y a la Comisión Interamericana de 
Derechos Humanos (CIDH), denunciando lo regresivo de la iniciativa 
presentada. 
El  jueves 14 de diciembre del 2017 se 
realizó una muy amplia jornada nacional de protesta con los principales 
referentes del sindicalismo democrático, se publicó un desplegado 
respaldado por un gran número de organizaciones y personalidades y se 
realizó una conferencia de prensa. 
El mismo día, la UNT por conducto del senador
 Luis Sánchez, presentó su iniciativa de reforma laboral, elaborada por 
un equipo de trabajo encabezado por el Lic. Héctor Barba. Así, hay dos 
iniciativas que deberán discutirse en el congreso. No es suficiente, se 
requiere una lucha intensa en todos los terrenos. En la misma jornada se
 expresó el rechazo a la ley de seguridad interna. 
Las condiciones son adversas
 pues al mismo tiempo que ocurría todo esto en el Senado de la República
 y la Cámara de Diputados la mayoría de sus integrantes votó a favor de 
la Ley de Seguridad Interior que, pese a las recomendaciones para 
rechazarla de organismos internacionales y a las protestas nacionales 
fue aprobada, haciendo caso omiso a todas las voces discrepantes. 
El escenario nacional no es halagador para el
 país y mucho menos para los trabajadores. La aprobación de la Ley de 
Seguridad Interior, en los estertores del periodo ordinario de sesiones 
del Congreso de la Unión, mostró un poder legislativo enfermo que 
legalizó lo que ocurre hace tiempo en nuestro país: una creciente 
militarización y la criminalización de las protestas. No fueron 
escuchados los llamados internacionales ni las protestas nacionales para
 impedir que se aprobara esta ley que, en vísperas de un proceso 
electoral que se espera muy competido, aparece más como el anuncio de 
represión a eventuales protestas por el cauce que pudieran tener las 
elecciones, que un instrumento para la seguridad del país.
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