“Viva”, la exigencia de padres de los 43 ante empecinada opacidad militar

 
PROCESO 
 
A 38 meses de los ataques armados a estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, la participación del Ejército Mexicano durante la noche del 26 y 27 de septiembre de 2014 no ha sido esclarecida, lo que mantiene viva la exigencia de los padres y madres de los 43 jóvenes desaparecidos por que se ha indagado el papel que el sector castrense jugó hace más de tres años en Iguala.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El cotejo de algunas declaraciones rendidas por soldados y mandos del 27 Batallón de Infantería, ante la Procuraduría General de la República (PGR), con los datos entregados oficialmente por la Sedena a partir de solicitudes de información pública y con la reconstrucción en una plataforma digital del caso Ayotzinapa que hizo Forensic Architecture, presentada en septiembre pasado, revelan contradicciones que mantienen viva la demanda por dilucidar qué hizo o dejó de hacer el personal castrense para salvaguardar la vida de los estudiantes atacados.

El ejemplo más claro de las contradicciones en la versión militar sobre el caso Ayotzinapa, corresponde a las cinco declaraciones realizadas por el soldado Eduardo Mota Esquivel –de las que tiene copias Proceso–, quien habría tomado fotografías del operativo policiaco cercano al Palacio de Justicia, donde agentes municipales de Iguala y de Huitzuco bajaron a estudiantes del camión Estrella de Oro 1531, los sometieron, los subieron a patrullas y hasta ahora se desconoce su paradero.
Este personaje resulta relevante, entre otras cuestiones, porque revela la existencia de centros de inteligencia militar que serían desconocidos por la Sedena en solicitudes de información a las que tuvo acceso este semanario.
La primera declaración de Mota Esquivel data del 3 de diciembre de 2014, fecha en la que otros integrantes del 27 Batallón también rindieron su testimonio, dos meses y medio después de los hechos. Al referirse a sus funciones, Mota aseguró ser soldado de infantería, tener como superior inmediato al sargento segundo de Infantería Miguel Alejandro Santos Carranza y el de ambos, el teniente de Infantería Joel Gálvez Santos.
En su primera testimonial, entonces ante un agente del Ministerio Público de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), el soldado dijo tener funciones de “oficinista” y ser “operador del SEAA, que quiere decir Sistema de Inscripción de Archivos Arcanos”.
Describía el SEAA como “un sistema de seguridad de la Sedena, que se opera por medio de correo electrónico donde se envía y se recibe toda la documentación oficial de las diferentes unidades del de las diferentes unidades del Ejército y Fuerza Aérea, este sistema evita que personas ajenas a la institución armada puedan jaquear (sic) o allegarse de información confidencial”.
En declaraciones de otros soldados del 27 Batallón en diciembre de 2014, se ubica a Mota como integrante del “Pelotón de Información”, departamento que de acuerdo al sub teniente de Infantería Alejandro Pirita Ochoa, tendría a su cargo el C-4 de Iguala, desde donde se “controla las cámaras de seguridad”, y que dicho “Pelotón de Información”, estaría “al mando el teniente de Infantería José Gálvez Santos”.
Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2143, ya en circulación

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