Samsung: los recurrentes abusos laborales

Una sucursal de Samsung en Corea del Sur. Foto: AP / Ahn Young-joon
Una sucursal de Samsung en Corea del Sur. Foto: AP / Ahn Young-joon


PROCESO 

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En el proceso de producción de sus aparatos –teléfonos inteligentes, computadoras, electrodomésticos– la sudcoreana Samsung comete violaciones a derechos laborales en sus plantas tales como salarios diferenciados, subcontratación, represión sindical y discriminación hacia las mujeres.
La empresa tiene operaciones en 14 países, entre ellos México, donde fabrica televisiones inteligentes y pantallas de alta definición en Tijuana y arma refrigeradores y aires acondicionados en Querétaro.
Hugo Mendoza, investigador del Centro de Reflexión y Acción Laboral (CEREAL), explicó a apro que ambas plantas tienen administración diferente, lo cual incide en las políticas aplicadas.
Por ejemplo, “el salario de un operador de producción en Querétaro es de 150 pesos diarios, mientras que en Tijuana oscila entre 110 y120”, señaló.
Además, la corporación sudcoreana contrata empleados mayoritariamente a través de agencias de colocación en Tijuana, mientras que en Querétaro atraen mano de obra de forma directa.
Mendoza, quien visitó Tijuana en agosto y diciembre pasados para recabar testimonios sobre la situación laboral en el sector, indicó que 60% de la planilla tijuanense es subcontratada, lo que “precariza el trabajo y las condiciones laborales”, pues “se les hace un pago diferenciado, un margen de 10 o 20 pesos. Además, los subcontratados captan una remuneración diferente en el reparto de utilidades y un aguinaldo menor”.
Otro de los hábitos es la obligatoriedad de los trabajadores de descansar dos semanas en diciembre, sin salario, por baja de la producción. “Además, las horas extras se les paga como día de trabajo normal”, aseguró.
A pesar de las denuncias de violaciones a derechos laborales, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) apenas ha practicado inspecciones y no ha aplicado sanciones.
A consulta de Apro vía el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, la STPS respondió que realizó el 22 de abril de 2014 una supervisión extraordinaria de las condiciones generales de trabajo en la planta de Samsung Mexicana, S.A. de C.V., en Tijuana, conocida también como Samsung Tijuana Park (SAMEX).
El 9 de mayo de ese año llevó a cabo una visita periódica sobre capacitación y adiestramiento.
El 29 de abril de 2015 practicó una inspección extraordinaria de seguridad e higiene y el 10 de agosto otra extraordinaria sobre condiciones generales de trabajo.
Mientras, la delegación Federal en Baja California reportó cero inspecciones en 2016 y la de Querétaro tampoco ha efectuado supervisiones en 2014, 2015 y 2016. Además, ninguna visita derivó en la imposición de sanciones.
En una queja difundida en el sitio de internet Apestan! del 5 de mayo de 2011, un extrabajador denunció que “la gente coreana te grita y a veces te pega”.
“El gobierno no es tan exigente, no hay curiosidad por investigar, las empresas se autogestionan y el gobierno se da por satisfecho con las evaluaciones externas. Para ellos, todo está bien”, sostuvo Mendoza.
Campaña de respeto
Desde 2015, Samsung enfrenta una fuerte campaña global para que respete derechos laborales, como la formación de sindicatos independientes, ambientes de trabajo saludables, pago de indemnizaciones por muerte o lesiones y los haga respetar a lo largo de su extensa cadena de suministro. Docenas de empresas le proveen de insumos y partes.
La corporación, que en México emplea a más de cuatro mil personas, pertenece a un grupo empresarial familiar de 69 filiales comerciales, que produce prendas de vestir, productos químicos, material electrónico de consumo, componentes electrónicos, equipos médicos, semiconductores, navíos, material de telecomunicaciones y ofrece servicios de publicidad, construcción, ocio y entretenimiento, financieros, hotelería, tecnología de la información y la comunicación, médicos y sanitarios, comercio minorista, construcción naval.
Samsung Electronics, el brazo responsable de todos los dispositivos y cuya sede central está situada en Seúl (Corea del Sur), emplea a 326 mil personas, pero en sus cadenas de suministro laboran un millón 500 mil trabajadores. En 2015, esa empresa reportó ingresos por 177 mil millones de dólares.
El Código de Ética de Samsung se basa en cinco principios alrededor de respeto a derechos, cumplimiento de leyes locales, transparencia operativa, no involucramiento político, respeto al ambiente y relaciones respetuosas con los proveedores. La evidencia disponible revela que ha incumplido dicho código.
Además, la compañía se ha adherido a la Iniciativa Global para la E-sostenibilidad, que aglutina a los 40 mayores proveedores y vendedores de tecnología de información y comunicación y cuyo objetivo es promover el respeto a los derechos humanos y buenas prácticas.
En contraposición, Samsung no ha respaldado la campaña “Asumiendo el desafío”, lanzada en marzo de 2015 por la Campaña Internacional por una Tecnología Responsable, la red GoodElectronics y sus aliados en todo el mundo para adoptar prácticas de manufactura más seguras y sostenibles y proactivamente reducir y eliminar peligros químicos y físicos mediante el desarrollo y adopción de alternativas más seguras.
El más reciente escándalo que envuelve a Samsung emerge de la crisis política que azota a Corea del Sur, cuya presidenta Park Geun-hye fue suspendida de sus funciones por el parlamento en diciembre pasado.
El cisma se suscitó cuando se reveló que Choi Sool-sil, amiga de la gobernante e hija de Choi Tae-min -líder de una secta que falleció en 1994-, la asesoraba en secreto, sin contar con control de confianza.
La prensa de la nación asiática divulgó que Sool-sil usó su influencia gubernamental para desviar fondos de empresas como Samsung a sus fundaciones y apoyos para su hija, fan de la equitación.
Las autoridades sudcoreanas emitieron orden de captura contra Lee -Yae-Jong, vicepresidente de Samsung y único hijo del fundador, Lee Kun-hee -quien sufrió un ataque cardíaco en 2014 y cuyo estado de salud es una incógnita-, acusado de lavado de dinero, sobornos y cohecho.
Mordaza laboral
El reciente reporte Samsung expuesto: tecnología moderna -condiciones medievales, elaborado por la Confederación Sindical Internacional (CSI), denuncia, a partir de documentos internos de la corporación, que Samsung aplica una política de intolerancia sindical.
El material, de 115 páginas y fechado en octubre de 2013, mencionaba el proyecto de Samsung de contar con cero sindicatos en sus empresas y en los proveedores y describe cómo detectar a los trabajadores que “presentan más probabilidades de hacer intentos por organizarse, cómo controlarlos y aislarlos y, en última instancia, cómo impedirles que ejerzan su derecho a formar un sindicato”.
México no ha sido la excepción. Samsung firmó tres contratos de protección patronal con el Sindicato Progresista Justo Sierra de Trabajadores de Servicios de la República Mexicana, para impedir la formación de una gremial independiente o el estallamiento de huelgas, entre otros recursos laborales, según datos de la STPS.
“Si quieren formar un sindicato independiente, despiden a los líderes. Los trabajadores responden que no saben del sindicato o no lo conocen. Además, no aparece en su nómina el descuento por cuota sindical”, relató Mendoza.
El reporte, de 32 páginas de extensión, denuncia que “los lugares de trabajo de Samsung practican una política sumamente autoritaria, con estrictas medidas de vigilancia y una política antisindical radical, lo que presenta un riesgo no solamente para los trabajadores, sino también para los consumidores”.
La multinacional “utiliza una mano de obra oculta de trabajadores con contrato a corto plazo y subcontratados en muchos países”.
Para diciembre de 2015, aproximadamente 21% de la plantilla de Samsung Electronics estaba integrada por trabajadores temporales.
Externalización, salarios y condiciones de trabajo injustos, trabajo precario, forzoso e infantil, peligroso, ningún recurso jurídico, acciones antisindicales, ningún sistema de protección social delinean la actividad de la corporación.
Una de las denuncias más fuertes que pesan sobre Samsung radica en los riesgos sanitarios en la producción de componentes.
La Campaña Internacional por la Salud y los Derechos Laborales de los Trabajadores de Samsung Electronics “Detener a Samsung-no más muertes!”, emprendida por la asociación Simpatizantes por la Salud y los Derechos de los Trabajadores en la Industria de Semiconductores (SHARPS, por sus siglas en inglés), enumera los peligros de la industria de semiconductores.
“Usa miles de químicos en la manufactura de chips, pero no revela sus nombres. El gobierno sudcoreano ha estado protegiendo las ganancias de la empresa, en vez de defender el derecho a saber de los trabajadores, al decir que la información sobre los químicos es ‘secreto comercial’ de la corporación”, revela la campaña.
Además, alerta de que riesgos por los rayos X, ultravioleta y del campo electromagnético de alto voltaje o altas temperaturas de las plantas de chips.
SHARPS, asentada en Seúl, ha identificado a 223 trabajadores de Samsung Electronics que han desarrollado enfermedades como leucemia, tumores cerebrales y esclerosis múltiple. De ellos, 76 han muerto.
El primer deceso reconocido públicamente fue el de la trabajadora Hwang Yu-mi. En octubre de 2003, cuando solo contaba con 17 años, Hwang comenzó a trabajar en el laboratorio de semiconductores de Samsung Electronics en la planta sudcoreana de Giheung. En octubre de 2005, los médicos le diagnosticaron leucemia aguda, que la llevó a la muerte en marzo de 2007.
Actualmente, solo 11 personas de las 223 víctimas han recibido una indemnización por accidente de trabajo, ya que la legislación sudcoreana exige que los trabajadores que solicitan una indemnización demuestren la relación causal entre su enfermedad y sus condiciones de trabajo. “En promedio, menos de 10% de los solicitantes la obtienen”, señala el informe.
En mayo de 2014, Samsung finalmente se disculpó ante las víctimas y lamentó la “falta de comprensión y capacidad para aliviar su sufrimiento”. La empresa prometió resarcirlas, pero sólo lo ha hecho con quienes han aceptado sus cláusulas de confidencialidad.
En enero de 2016, la corporación, el comité de víctimas y SHARPS acordaron la creación de un grupo independiente para monitorear las nuevas medidas de seguridad en las plantas, pero poco se sabe sobre su desempeño.
Entre 2014 y 2016, al menos cuatro reparadores fallecieron en el trabajo o se suicidaron debido a la velocidad que se les impone y las maniobras de la empresa para reprimir cualquier movimiento sindical. La última víctima se llamaba Jin Nam-jin. Nam, de 45 años, quien sufrió una caída mortal mientras reparaba un aparato de aire acondicionado en el tercer piso de un edificio en Seúl, en junio de 2016. “Samsung ha quedado eximida de toda responsabilidad”, asegura el informe.
En enero y febrero de 2016, una mujer y cuatro hombres de entre 20 y 30 años de edad, empleados por dos subcontratistas diferentes de Samsung Electronics, se vieron expuestos a metanol gasificado, lo que puede causar la pérdida de la vista. A las cinco víctimas se les pagaba 4.71 dólares por hora por manipular ese material que se utiliza como refrigerante en el corte de los circuitos de los teléfonos inteligentes.
“Los empleadores prefirieron el metanol al etanol, que es menos peligroso, pero tres veces más caro”, explica el reporte.
En abril último, cuatro de las cinco víctimas, cuya identidad se mantiene en secreto, presentaron una demanda por daños y perjuicios en contra de sus agencias de trabajo temporal, los subcontratistas y Samsung Electronics.
CSI señala que la presencia de Samsung en Brasil ha estado caracterizada por condiciones de trabajo peligrosas, largas jornadas de trabajo, acoso y accidentes de trabajo.
En ese país sudamericano, la empresa pagó 214 mil dólares por daños y perjuicios a los trabajadores de la planta de Campinas, en el estado de Sao Paulo, en 2011. En agosto de 2013, el Ministerio de Trabajo demandó a Samsung a causa de las condiciones de trabajo peligrosas y precarias impuestas a seis mil empleados en una de sus fábricas.
“Samsung tiene que garantizar que la cadena de suministro respete derechos y que los trabajadores laboren en condiciones adecuadas”, demandó Mendoza, quien volverá a Tijuana en febrero para investigar denuncias de salarios bajos en abastecedores de la empresa.

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