Guarderías, negocito sucio y punible


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LA REPÚBLICA
El presidente Andrés Manuel López Obrador decidió cancelar el subsidio a las guarderías y entregar a los padres de cada niño una suma para pagar, parcialmente, por el cuidado de los hijos, aunque el secretario de Hacienda, en un desplante despectivo hacia las familias, le encomendó la tarea a los abuelos, aunque seguramente él no descuida la función pública por atender a sus nietos.
Los empresarios de guarderías y estancias infantiles, como es de suponerse, ya han protestado por todos los medios. Lía Limón, quien creó el programa de guarderías subrogadas del Seguro Social, que llegó a englobar 8,300 estancias donde atendía a 330 mil niños, declaró que “cancelar el programa de estancias infantiles atenta contra el interés superior de la infancia” y añadió que “34 por ciento de madres beneficiadas han dicho que tendrán que dejar su trabajo, afectando también la economía familiar.”
Para la periodista y ahora directora de Notimex Sanjuana Martínez, el programa de guarderías subrogadas del IMSS “provocó el crimen aún impune de los 49 niños de la Guardería ABC, el 5 de junio de 2009”. También se ha señalado que las estancias infantiles operan con anomalías por las cuales deberían ser clausuradas.
Un diagnóstico presentado por la actual subsecretaria de Bienestar, Adriana Rojas, señala que casi siete mil estancias no deberían operar porque no cumplían con la normatividad y denunció que operaban con padrón inflado, instalaciones inadecuadas y hasta inseguras. Los responsables de esas guarderías no pudieron comprobar la existencia de 80 mil niños por los cuales recibían subsidio, pero “todo estaba bien” según la Sedesol.

Se procedió a rajatabla, con grave perjuicio para quienes hacen bien las cosas. Al gobierno le gana la prisa, se ocupa del qué y olvida el cómo.


Ahora las estancias infantiles no recibirán el subsidio, sino que serán los padres quienes lo cobren para de ahí pagar el servicio. Sobra decir que en muchos casos ese dinero se destinará a cubrir necesidades más urgentes, alimentación sobre todo, pues se aportarán mil 600 pesos por niño, lo que equivale a una quinta parte del ingreso familiar de más de la mitad de las familias mexicanas.
En fin, que está muy bien que le corten las uñas a quienes hicieron del cuidado de los niños un negocito sucio y hasta punible. Pero otra vez, como en el caso de los despidos en el sector público, se procedió a rajatabla, con grave perjuicio para quienes hacen bien las cosas. Hubiera sido más razonable analizar cada caso y proceder en consecuencia, pues un tercio de los hogares mexicanos tienen como sostén a una mujer y en la mitad del total ellas hacen un aporte al gasto. Pero al gobierno le gana la prisa, se ocupa del qué y olvida el cómo.

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