La lucha de los electricistas y sus críticos

Álvaro Cepeda Neri
La “negociación” con Blake, el enésimo titular de Gobernación (uno por año, y van cuatro), es un engaño más del calderonismo, para evitar que los electricistas que ayunaban, dispuestos a privarse de sus vidas (y que ya quedaron con daños irreversibles), fueran a fallecer y su régimen panista-derechista tuviera que cargar, además de los 40 y tantos homicidios por la confrontación de la violencia gubernamental y la despiadada violencia de los delincuentes, con la vida de los ex trabajadores de la extinta Luz y Fuerza del Centro y que Calderón se niega a que la CFE sea el patrón sustituto (de conformidad con la legalidad del 123 constitucional, y su reglamentaria Ley del Trabajo) para resolver haber enviado al brutal desempleo a los todavía 16 mil mexicanos, luchando por sus derechos y el cumplimiento de las obligaciones de la administración federal.
Que los electricistas insistan en no rendirse de su movimiento pacífico, para exigir su reinstalación (que no es lo mismo recibir una indemnización infame a tener un trabajo), ha merecido la burla miserable de algunos medios de comunicación (en radio, televisión y prensa escrita). La crítica de mala leche para defender a patrones y gobernantes afines a una concepción antiobrera que es, a final de cuentas, contra todo lo que venga del pueblo para defenderse de los abusos de quienes explotan a los trabajadores y además, quieren que ese pueblo permanezca obediente, sin chistar y conforme con las injusticias.
Han llamado farsa a la lucha obrera. Y difamado a sus militantes, sustentando las descalificaciones en la descomposición de las cúpulas sindicales. No se hace diferencia alguna de que los trabajadores, como en todo el mundo del capitalismo y más en el de fines totalmente de barbarie (que ha revivido el fantasma de Marx para un nuevo llamado a la rebelión obrera), han de luchar políticamente contra los que cercenan sus derechos y sus fuentes de trabajo. Y antes de hacerlas radicales, deben dar las gracias las élites, que lo hagan con sus ayunos, huelgas y marchas.
Insultarán a los electricistas los que se opongan a las luchas obreras; pero, quienes los tildan de no tener razones jurídicas para su protesta no harán mella en el ánimo de estos luchadores. Y es que los trabajadores han de valerse de todos los medios (incluso los violentos), para defender sus conquistas o para lograr nuevas y defenderse de la arbitrariedades de patrones y autoridades. Los electricistas fueron despojados de sus fuentes de labores, únicamente porque sus dirigentes han corrompido al sindicalismo. Esto se debe a la venganza de Lozano Alarcón, el furioso titular del Trabajo, y Calderón, inquilino de Los Pinos en su papel cada vez más disminuido de sucesor de Fox, que querían desquitarse del secretario general Martín Esparza. La miserable crítica a los ayunantes y, de paso, a su protesta, viene de quienes no soportan que los trabajadores defiendan, hasta con sus vidas, su lucha a muerte contra el decreto presidencial de extinción de la empresa (cuestión dudosa).

cepedaneri@prodigy.net.mx

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