Beneficia sólo a 4 empresas la explotación de agua embotellada

Emir Olivares Alonso
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de mayo de 2012, p. 46 

La explotación del agua por las compañías embotelladoras genera ganancias de unos 40 mil o 45 mil millones de dólares anuales para sólo cuatro empresas, calculó Giancarlo Delgado Ramos, miembro del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Durante la mesa de discusión El negocio de las refresqueras y del agua embotellada en México: nutrición, pobreza y política de Estado, el investigador subrayó que este país y Estados Unidos son dos de las naciones donde más agua embotellada se consume. Los otros dos con altas compras de ese producto son China e India.
Presentó las cifras más recientes de esas empresas (que aparecen en el reporte Bottled Water 2009), las cuales indican que México es el mayor consumidor per cápita de este producto a nivel mundial, con 234 litros anuales.
Pero si la cantidad se mide por consumo en litros de agua embotellada vendidos anualmente, México ocupa el segundo lugar mundial, por debajo de Estados Unidos. En 2009 en el país se compraron más de 26 mil millones de litros de ese producto (con un costo promedio de 10 pesos por litro), contra los más de 32 mil millones consumidos en la nación vecina del norte.
Delgado Ramos dijo que ambas naciones consumen 29 por ciento del mercado mundial de agua embotellada. Para el año de referencia, subrayó, en todo el orbe se vendieron más de 202 mil litros.
Se trata de un gran negocio, porque en realidad no produce nada; el agua es un recurso de la naturaleza, lo único que ellos ofrecen es el servicio de embotellarla, para lo cual usan petróleo y materias primas de los países pobres y las ganancias son para las trasnacionales. Además, después son las naciones en desarrollo las que deberán hacerse cargo de la basura generada por esta industria (botellas PET).
El investigador resaltó que en el año 2000 este negocio generó ganancias de 22 mil millones de dólares y, de acuerdo con el crecimiento estimado en esta década, actualmente se podría hablar de utilidades de entre 40 mil y 45 mil millones de dólares al año.
En la mesa de discusión participaron Abelardo Ávila, del Instituto Nacional de Nutrición, y Alejandro Calvillo, de la organización Poder del Consumidor. La ingesta de agua debería ser un derecho garantizado por el Estado; sin embargo, las políticas públicas han beneficiado a empresas refresqueras y se han reducido presupuestos para mantenimiento de tuberías e instalaciones hídricas que podrían garantizar que el agua del grifo fuera apta para el consumo, coincidieron los participantes en el foro.
En México el gasto público en infraestructura hídrica se ha congelado; eso ha propiciado que la calidad del recurso, al menos en la ciudad de México, no sea buena. Hay colonias en las que el líquido sale de la llave de color arena; esto tiene que ver con un recorte en el presupuesto público en infraestructura, en una transferencia parcial de este negocio a empresas privadas y en el abandono de este servicio público por el Estado. La calidad no es una prioridad, sino simplemente llevarla y facturarla, pero el cobro no corresponde a la calidad. Debemos generar una política pública que recupere el agua como derecho humano, pues son los más pobres los que más pagan por ella; que devuelva la calidad y así romper el mito de que no se puede beber del grifo, resaltó el académico.
Ávila manifestó que la sociedad mexicana debe recuperar a lo que ha renunciado: una política pública en la materia que propicie el bienestar generalizado de la población y no el enriquecimiento de unos cuantos. Por ello el acceso al agua debe ser reconocida como un derecho.
Calvillo lamentó que en el país se acepte como normal que no se puede tomar agua de la llave. Agregó que la industria de las bebidas azucaradas, en particular los refrescos, ha propiciado un incremento en la obesidad entre los ciudadanos. Destacó que cuatro de cada 10 niños de la capital del país padecen obesidad o sobrepeso.

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