México se convirtió en una auténtica "cuna de lobos"

México se convirtió en una auténtica
Con el actual inquilino de Los Pinos, al que todavía le queda un mes de mal gobernar al país, México se convirtió en una auténtica “cuna de lobos”

Revista EMET

Ni como ayudarle a Felipe Calderón cuando intenta explicar que se encuentra en una frenética etapa de entrega de obra pública para evitar que “la carroza se haga calabaza”, cuando el país está total y adversamente transformado y la situación en las minas concesionadas a la iniciativa privada son tan sólo un botón de muestra de su pésima gestión, de los acuerdos con grupos extranjeros para saquear las riquezas minerales del país, de las complicidades con corporativos empresariales para burlar la Ley Federal del Trabajo aún vigente y avalar la explotación de los trabajadores; de las redes de muchos empresarios con el crimen organizado, metido hasta la cocina con la compra-venta de carbón a la propia Comisión Federal de Electricidad, redes criminales que provocan innumerables muertes que alcanzaron hasta al hijo del poderoso ex dirigente nacional del  PRI, Humberto Moreira, hoy confrontado con la administración federal panista.

Con el actual inquilino de Los Pinos, al que todavía le queda un mes de mal gobernar al país, México se convirtió en una auténtica “cuna de lobos”. La corrupción ahoga a esta administración, totalmente permeada por el crimen organizado. Tras las denuncias del ex gobernador de Coahuila en el sentido de que “Los Zetas” están detrás del asesinato de su hijo José Eduardo y que explotan la riqueza minera de Coahuila, con grandes complicidades en la Comisión Federal de Electricidad, hasta el propio secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, tuvo que admitir que “desde hace algunos meses” se investiga –obviamente sin resultados- la presencia del crimen organizado en las minas de esa entidad. Ese tecnócrata adiestrado en el extranjero señaló que hay averiguaciones e investigaciones que se están realizando de manera conjunta con el gobierno del Estado, el que encabeza Rubén Moreira, “verificando personalmente y de manera directa estos pozos que representan un riesgo para los trabajadores que ahí están laborando y cerrar aquellos que están de manera ilegal”.

Por supuesto que esto es pura verborrea. La administración de Felipe Calderón, al igual que la de Vicente Fox e incluso la de Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari,  nada hizo por mejorar las condiciones de trabajo de los trabajadores explotados en prácticamente todas las zonas mineras del país, al grado de perder hasta la vida, sin que los gobiernos federal y estatales cumplieran con sus responsabilidades de garantizarles condiciones seguras para el desempeño de su labor, tal y como lo señala, insisto, la Ley Federal del Trabajo. Calderón simplemente no hizo nada y, lo que es peor, solapó a funestos funcionarios como el ex secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, quien al igual que sus antecesores trabajara abiertamente para las empresas extranjeras, como el Grupo México, del que esta totalmente a su servicio, aún hoy cuando se desempeña como senador de la República, a pesar de que no ha rendido cuenta de sus actos, desde las amenazas al chino-mexicano Zhenli Ye Gon, con el “coopelas o cuello”, sus todavía no aclaradas relaciones con el crimen organizado y la “vaquita” de más de 200 millones de dólares para la campaña presidencial de Calderón, hasta la protección que le dio a lo largo de su gestión al frente de la STPS a los inversionistas canadienses, y ni que decir de su “mano negra” en la redacción de la reforma laboral calderonista.

Han sido las investigaciones del caso de la ejecución de José Eduardo Moreira Rodríguez las que han sacado a flote una vez más no sólo la fallida gestión de Calderón, sino la amplia red de complicidades entre el crimen organizado, la burocracia federal corrompida, y los grupos empresariales permeados también por el crimen organizado. Incluso, filtraciones periodísticas han dejado al descubierto hechos que huelen sumamente mal en este politizado asunto, como el dado a conocer en el periódico “El Universal” en torno al descubrimiento en Internet, realizado por la Policía Cibernética federal, de una imagen del cadáver del sobrino del actual gobernador coahuilense distinta a las que se tenían y que fue tomada a plena luz del día aún cuando la indagatoria oficial marca que el cadáver fue reportado e identificado hasta la noche del 3 de octubre de este año.

De autentificarse plenamente esta fotografía, identificada en el perfil de Facebook de un hombre con iniciales “A.H:”, con residencia en Puerto Vallarta, Jalisco, las implicaciones en el caso serían profunda y definitivas. Hoy la versión oficial señala que la Policía Preventiva de Ciudad Acuña, Coahuila, recibió a las 21 horas el reporte de una camioneta abandonada en la carretera que conduce al ejido de Santa Eulalia, en el municipio de Zaragoza, y que hasta después de las 21:30 horas el cadáver fue identificado por el jefe policíaco Rodolfo Castillo Montes, quien está acusado de “poner” al hijo de Humberto Moreira a sus ejecutores, en el fraccionamiento Santa Rosa, de Ciudad Acuña. Según las investigaciones oficiales un sicario de “Los Zetas”, apodado “El Flaco”, lo subió a una camioneta Jeep Cherokee negra, con otro pistolero identificado como “El Sahggy”.

El estado actual de las investigaciones del caso, así como las acusaciones directas de Humberto Moreira, llevaron a la administración de Felipe Calderón a admitir que existen indicios del vínculo entre el narcotráfico y “algunos” sectores de la economía, aunque le faltó señalar que también con algunos sectores de la actual gestión federal.  A la pregunta de los reporteros sobre si ¿el gobierno federal ya sabía del presunto vínculo de mineros con el narcotráfico y el “lavado” de dinero?, el secretario de Gobernación, Alejadro Poiré, dijo que ya están realizando las investigaciones al respecto, de manera conjunta con el gobierno estatal. Las profundas implicaciones del caso aún están por revelarse y todo parece indicar que se harán cuando ya Felipe Calderón no sea presidente y sus colaboradores hayan abandonado el país.
Lilia Arellano - Opinión EMET
 

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