Como en el 85, manos anónimas removieron los escombros


 
PROCESO 
 
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Una vez más surgió, espontánea, la solidaridad de los mexicanos. Y otra vez las manos anónimas no esperaron la orden para ayudar. Decenas de mujeres y hombres se dieron a la tarea de sacar escombros de escuelas, casas y edificios que se derrumbaron, para auxiliar a las personas que quedaron atrapadas.
En las esquinas se apostaron varios más para dirigir el tráfico, que alrededor de las cuatro de la tarde era un caos. “¡Pásele rápido!”, gritaba una jovencita a los transeúntes que como ríos cruzaban Insurgentes y el Eje 7 sur buscando la manera más rápida de llegar a sus hogares, mientras los policías ayudaban a las personas que bajaban del Metrobús lleno hasta el tope.
Decenas de manos trabajaron arduamente para quitar las primeras piedras del colegio infantil Rébsamen ubicado al sur de la Ciudad de México, que colapsó. Decenas de niños que no alcanzaron a salir quedaron atrapados bajo los escombros.
Ante la incapacidad de meter maquinaria pesada, las manos fueron la principal herramienta. Quitaron piedra por piedra, techos caídos, varillas…
Y es que la alarma sísmica no anunció el sismo de 7.1 grados Richter que cimbró la capital del país poco después del mediodía. A todos tomó por sorpresa el movimiento telúrico con epicentro en Rabosa, Puebla, a 120 kilómetros de la Ciudad de México.
La gente también trabajó en las redes sociales para informar sobre el impacto telúrico en la Ciudad de México, Puebla, Morelos, Estado de México y Guerrero. Antes que los informes oficiales, en todas las aplicaciones de la red global ya se sabía cuáles eran los puntos más afectados.
Y, otra vez, manos anónimas fueron las primeras en aparecer, como ocurrió hace exactamente 32 años, cuando miles de personas perdieron la vida en la capital mexicana por el terremoto de 8.1 grados Richter.
Todo el día y hasta la noche, los ciudadanos tomaron la iniciativa de salvar vidas, sacar cuerpos debajo de los escombros y dar cobijo.
Una vez más aparecieron los rostros solidarios de cientos de personas de la sociedad civil, quienes en las manos llevaban palas, cubetas, medicamentos, cobijas, agua y todo lo que podía ser de utilidad para auxiliar a los afectados.
Las colonias Roma, Condesa, Del Valle, Narvarte y Doctores fueron las más afectadas por el sismo que 32 años después volvió a sacudir intensamente a la Ciudad de México.

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