Hablar del Metro es hacerlo del tiempo, dice Elena Poniatowska

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La escritora Elena Poniatowska realizó ayer un recorrido por la línea 12 del Metro, en el convoy que desde ayer lleva su nombreFoto María Meléndrez
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Marcelo Ebrard en la fonda La Fortaleza, tras imponer el nombre de la escritora Elena Poniatowska a un convoy del Metro de la línea 12. En la imagen, con su esposa Rosalinda BuesoFoto María Meléndrez
Gabriela Romero
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de junio de 2012, p. 43

Hablar del Metro es hacerlo del tiempo y de la alegría, porque es anaranjado y por sus viajeros, sintetizó la escritora Elena Poniatowska minutos antes de retirar –junto con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon– el papel que cubría el frente del convoy número 06 de la línea 12 del Metro, que desde ayer lleva su nombre.

En un video de no más de tres minutos se resume la vida de la escritora mexicana, entre cuyas obras están La noche de Tlatelco, Leonora, El tren pasa primero, Tinísima, Fuerte es el silencio, De noche vienes y Hasta no verte, Jesús mío.

Al terminar tomó el micrófono. Esto es una sorpresa muy alegre, porque es un homenaje sumamente original. Nunca pensé, ni siquiera en sueños, que esto podría suceder.

Afirmó que es muy importante hablar del Metro, porque es hacerlo del tiempo, y citó algunas frases de un poema de Renato Leduc: Sabía virtud de conocer el tiempo, al tiempo amad y desatarse a tiempo..., se detuvo y con una gran sonrisa aclaró que no lo dirá todo para que ustedes lo busquen.
Comparó el Metro con el de otras ciudades. El de México, que he tomado muchísimo, siempre me ha dado una sensación de alegría, porque es anaranjado y no es como the Tube de Londres, que es más oscuro, o el de París, que es también más oscuro. Pero el mexicano tiene mucha alegría, sobre todo también por sus viajeros. Hay un cuento de (Julio) Cortázar dedicado al Metro que les aconsejo lean, porque es muy bello de todas las personas que ahí viajan.

La también fundadora de La Jornada felicitó a los trabajadores, que andan con su casco y se juegan la vida; a los grandes ingenieros, a Marcelo Ebrard, que han hecho posible esta obra amplia, maravillosa, donde todos caben. No es estrecha, no son corredorcitos, son corredorsotes.

El jefe de Gobierno del Distrito Federal abundó que esta línea está diseñada para los próximos 40 o 50 años. Si lo hubiésemos hecho sólo para los usuarios de hoy podríamos haber hecho, por ejemplo, esta estación como 30 por ciento de lo que es, pero dentro de algunos años ya no funcionaría.
Refirió que fueron los habitantes de la ciudad de México quienes no sólo propusieron que uno de los 38 trenes de la línea 12 del Metro llevara el nombre de Elena Poniatowska, sino que también escribieron muchas cosas bonitas sobre ella.

Para el mandatario, una forma de que los ciudadanos se apropien de su Metro es que los trenes dejen de ser impersonales. Una vez me dijeron: Son como las (trajineras) que usamos en Xochimilco, que tienen nombre, por el cariño y porque te apropias de ello.
–Creo que tú nunca has manejado un tren, ¿verdad? –preguntó Ebrard a Poniatowska. Ahorita lo vas a manejar. No se preocupen, es automático, agregó.

Rodeada por el mandatario y su esposa, Rosalinda Bueso, así como de los directores del Metro, Francisco Bojórquez, y del Proyecto Línea 12, Enrique Horcasitas, Elena Poniatowska se sentó en el lugar del conductor. Empezó el recorrido de la estación Eje Central a Culhuacán, y de regreso.

Al salir de la estación, una señora invitó a Rosalinda Bueso que se tomara un pulquito en La paloma azul, de su propiedad. El jefe de Gobierno despidió a su invitada y entró junto con su esposa a la fonda La Fortaleza, donde aceptaron una gordita de chicharrón y él un vaso de curado de guanábana.

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