Pasivos laborales, corrupción acumulada

Sección:Articulistas Fecha:2 agosto, 2014

¿Dónde quedó el dinero?
Martín Esparza Flores

MArtin-Esparza 

La aparición en el escenario de la reforma energética de los pasivos laborales acumulados por adeudos de prestaciones no solventadas por décadas a favor de los trabajadores petroleros y electricistas de Pemex, CFE y Luz y Fuerza, por parte de las paraestatales —hoy trocadas en “empresas productivas del Estado”— ha puesto en la mesa de los debates parlamentarios el inevitable tema de la corrupción y discrecionalidad con que esos multimillonarios recursos fueron manejados de forma ilícita cuando debieron ser intocables, por representar derechos adquiridos por miles de trabajadores que laboraron durante toda su vida para asegurar una pensión justa, tal y como lo establecen el artículo 123 de la Constitución y la Ley Federal del Trabajo.
Diputados del PRI, PAN, Verde Ecologista y Panal se han manifestado a favor de convertir en deuda pública los 2,1 billones de pesos que en promedio suman tales pasivos, bajo la justificación maniquea de que ambas empresas deberán entrar en la competencia del sector energético ante las empresas nacionales y extranjeras, con sus estados financieramente sanos, pero poniendo como insalvable condición que las dirigencias del Sindicato Petrolero y del SUTERM acepten negociar cambios sustanciales a sus contratos colectivos de trabajo para que su agremiados de nuevo ingreso, emigren al sistema de pensiones de cuentas independientes.
Sólo que en el entramado de los pendientes falta incorporar los pasivos laborales de los trabajadores de Luz y Fuerza en liquidación, y que ascienden aproximadamente a 350 mil millones de pesos. Y así como hasta el momento los partidos impulsores de esta agresión a los derechos laborales de los trabajadores del sector energético se han abstenido de exigir una amplia investigación para conocer las causas de la desaparición de las estratosféricas cantidades, como también los nombres y apellidos de los responsables, es hora de recordarles que de acuerdo con la ley, los activos de las paraestatales deben servir para cubrir las obligaciones de los organismos públicos descentralizados, hoy condenados a desaparecer, pues el pueblo no puede cargar con esta deuda que representa 2 veces el monto del Fobaproa, hoy IPAB, de más de 850 mil millones de pesos y la del rescate carretero que asciende otros 155 mil millones.
Los responsables de la sustracción a los recursos ganados legítimamente por los trabajadores y sus ahora cómplices en el Congreso buscan justificar el fenomenal boquete invocando los supuestos “privilegios excesivos” del sistema de pensiones como el de los trabajadores petroleros, para tender la acostumbrada cortina de humo para escabullir su responsabilidad oficial. En su momento también responsabilizaron al “costoso” contrato colectivo del SME del deterioro financiero de Luz y Fuerza. Ahora que la verdad sale flote, Calderón y sus falacias se hunden en el fango.
La pregunta ineludible es: ¿dónde quedó el dinero?

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