EL ACUERDO DE LA SENER DEBE ELEVARSE A RANGO DE LEY.
La airada respuesta que provocó por parte de grupos 
empresariales e inversionistas extranjeros el acuerdo del Centro 
Nacional de Control de Energía (CENACE), publicado el pasado 29 de abril
 en el Diario Oficial de la Federación (DOF), según los lineamientos 
establecidos por la Secretaría de Energía, y que determinó por 
circunstancias de la pandemia, la suspensión de las pruebas operativas 
de las centrales eólicas y fotovoltaicas, previas a su operación 
comercial,  ubicó en la agenda de los temas nacionales la necesidad de 
recuperar el control del sector energético, cuyo desmantelamiento inició
 en el gobierno de Carlos Salinas y culminó con la Reforma Energética de
 Enrique Peña Nieto.
Con la llegada al poder de los gobiernos panistas, 
las empresas privadas, sobre todo trasnacionales, terminaron por 
apoderarse del 50 por ciento de la generación de energía eléctrica en el
 país, obteniendo en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, los 
contratos “leoninos” a que se refirió en su conferencia de Palacio 
Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador, con los que se 
obligó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a comprarles su 
electricidad a costa de subutilizar su capacidad instalada.
Por tan desventajosos acuerdos el país deberá 
pagarles todavía en la próxima década un promedio de un billón de pesos,
 de acuerdo a los informes de la Auditoría Superior de la Federación 
(ASF), en su análisis de la cuenta pública del 2009. Se entiende el por 
qué su manifiesta inconformidad por el temor a ser desplazados del 
rentable y cómodo negocio.
En su afán privatizador, los gobiernos 
neoliberales buscaron por todos los medios aniquilar al sector eléctrico
 nacional, que al país le llevó décadas levantar, para ir preparando el 
terreno a la Reforma Energética aprobada en el pasado sexenio y que 
pretendía entregar todo el control de Pemex y la CFE al capital privado.
El narcogobierno de Felipe Calderón, se encargó de
 contribuir al proceso de privatización con el debilitamiento de la 
Comisión Federal de Electricidad, al autorizar más concesiones a los 
productores independientes de energía y desaparecer a la empresa pública
 Luz y Fuerza del Centro, que operaba la infraestructura eléctrica en la
 zona centro del país y atendía a un promedio de seis millones de 
usuarios.
Si México desea apalancar su desarrollo económico,
 sobre todo en la difícil situación que se avecina tras los efectos del 
Covid-19, debe garantizar el abasto seguro y a un precio justo de la 
electricidad. Y para ello, es razonable elevar a ley y rango 
constitucional el acuerdo de la CENACE, con el voto mayoritario en el 
Congreso de la Unión de los legisladores de Morena, que implique una 
renacionalización de la industria eléctrica en su conjunto.
El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), está
 listo para acudir al llamado que recobre el sentido nacionalista de 
nuestro sector energético, como ocurrió en los gobiernos del General 
Lázaro Cárdenas y del presidente Adolfo López Mateos, y a la 
recuperación de la empresa pública, Luz y Fuerza del Centro, para 
devolver su empleo a los electricistas que fueron expulsados a punta de 
metralleta de sus centros de trabajo, por el narcogobierno de Calderón, 
en la madrugada del 11 de octubre del 2009.
Y coincidimos con la postura presidencial en el 
sentido de que quienes instauran demandas mejor deberían pedir disculpas
 a la nación y al pueblo de México, que terminó pagando tarifas 
eléctricas más caras incluso que las de Estados Unidos.
C. Martín Esparza Flores
Secretario General
Sindicato Mexicano de Electricistas


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