‘‘Nos tachan de revoltosos por defender la educación pública’’

Emir Olivares Alonso
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de abril de 2013, p. 7
‘‘El magisterio disidente tiene claro que la única manera de transformar al país es la movilización. Los años de militancia han mostrado la necesidad de mantenerse en contacto con las familias, preocuparse por el entorno económico y social en el que se de-senvuelven los menores y entender que éste afecta su formación. De ahí que no se puede coincidir con la imposición de una reforma educativa homogénea.’’
Así lo expone en entrevista con La Jornada el profesor Gonzalo Juárez Ocampo, dirigente de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg), quien afirma que el mentor debe predicar con el ejemplo: ‘‘No podemos hablar a nuestros alumnos de justicia, dignidad, derechos y valores, si nosotros no somos capaces de defender la educación pública y nuestros derechos’’.
Apunta que el movimiento magisterial de Guerrero –y de otras entidades– no se opone a una reforma educativa, pero ésta debe ser integral, analizada por diversos sectores, incluyente y sobre todo adaptarse a las necesidades de cada región, pues no es lo mismo la enseñanza en Guerrero que en Michoacán, Yucatán o el Distrito Federal.
Son varias las lecciones que ha dejado la tradición de lucha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), aunque quizás la mayor sea la capacidad de identificar la diferencia entre quienes se llaman ‘‘democráticos’’ y los ‘‘afines’’ a la cúpula de la dirigencia gremial.
‘‘El maestro que se moviliza ha estado en contacto y es sensible a las necesidades de sus alumnos, sabe que viven situaciones económicas y sociales difíciles y, en el caso de Guerrero, de inseguridad. Se compromete con el trabajo, hace visitas domiciliarias, contacta a las asambleas de la comunidad, se aboca a resolver problemas de trabajadores, padres y colectividades; camina conjuntamente con su comunidad, está enraizado ahí y forma ciudadanos con conciencia social, capaces de defender sus derechos y de cimbrarse ante una injusticia.’’
En el otro extremo están los profesores ‘‘grises y sin trascendencia. Indolentes, despreocupados y que sólo cumplen con los horarios y contenidos establecidos. Son ellos los que tienen controlada la cúpula charra de nuestro sindicato’’.
Las muestras de rechazo contra la reforma educativa, en particular las de Guerrero, no son parte de una estrategia de maestros ‘‘revoltosos’’ (como han sido calificados por algunos sectores, sobre todo empresariales). Se trata de una oposición con ‘‘argumentos válidos’’.
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Gonzalo Juárez Ocampo, durante la entrevistaFoto Francisco Olvera
En primer lugar, ‘‘se dan los primeros pasos para la privatización’’ del sector, específicamente en lo referente a la gestión de las escuelas, pues la reforma ‘‘legaliza’’ una práctica que se presenta desde hace años: el cobro de cuotas en los colegios públicos. ‘‘El Estado mexicano está renunciando a su responsabilidad de garantizar la gratuidad’’.
El otro motivo es que ‘‘violenta los derechos de los trabajadores’’ al imponer una evaluación ‘‘estandarizada’’, la cual ‘‘será el pretexto para despedir profesores porque es agresiva, punitiva y sancionadora’’.
Y no es que los mentores se opongan a la evaluación; por el contrario –detalla el dirigente de la Ceteg–, ésta ‘‘debe ser democrática, contemplar el contexto social, económico, cultural e incluso de lengua (en Guerrero se hablan cuatro idiomas originarios), integral y formativa, incluyendo todo el proceso enseñanza-aprendizaje, que evalúe a todos los actores y que incluya la participación de alumnos, maestros, padres de familia y autoridades educativas’’.
El magisterio disidente está consciente de que, de no oponerse a la reforma tal como fue aprobada por el Congreso de la Unión, ésta perjudicará –aún más que las movilizaciones de la CNTE– a los educandos. De ahí que el trabajo de difusión sobre los retrocesos que representa esa modificación sea parte permanente de su campaña de lucha.
‘‘Contra lo que afirman algunos medios de comunicación y otros sectores, a nosotros nos preocupan los alumnos. ¿Quién pensaría que un maestro puede estar en paro indefinido uno o dos meses sin el apoyo y acuerdo de los padres? Un profesor irresponsable no puede pedir su apoyo, pero aquellos que han trabajado saben argumentarlo y logran el entendimiento de las familias. Terminaremos el programa de estudios; hay un compromiso, extenderemos horarios, trabajaremos fines de semana y no perjudicaremos a nuestros alumnos, pero no permitiremos que los afecte la reforma.’’
Sobre la ‘‘represión’’ que los maestros de Guerrero enfrentaron el viernes pasado por parte de elementos de la Policía Federal, Juárez Ocampo apunta que debido a ello parte de la sociedad del estado se ha unido al movimiento.‘‘Enrique Peña asumió la responsabilidad de esas agresiones y con ello sólo confirmó su talante represivo. Y eso le dio a la lucha un carácter social’’.
 
 
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