Evo Morales llama a diálogo nacional para lograr la paz

Ofrece volver a Bolivia si eso ayuda al proceso // Dejen de usar armas contra el pueblo, exige a mandos militares y policiacos // No hay pruebas de la intervención de Estados Unidos en el golpe, aclara
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▲ La postura de la OEA ante los resultados electorales en Bolivia fue política, no técnica ni jurídica, sostuvo el renunciante presidente Evo Morales en conferencia de prensa en el Museo de la Ciudad de México.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de noviembre de 2019, p. 4
Evo Morales salió de Bolivia pero, como es natural, Bolivia no ha salido de él. Y con Bolivia se alude aquí a una crisis viva, con violencia represiva y un senadora que se declara a sí misma presidenta –la autoproclamación va que vuela a deporte latinoamericano– y un exiliado que, en rigor, sigue siendo presidente puesto que su renuncia, para ser plenamente legal, debe ser entregada y procesada en el Congreso nacional, donde la mayoría la tiene el partido de Morales, Movimiento al Socialismo.
Claro, el respeto a cualquier norma no es prioridad de quienes están remplazando al gobierno del renunciante. Según las leyes, Morales continúa siendo presidente porque, además, la Constitución boliviana permite al mandatario salir del país hasta por 10 días sin autorización legislativa.
El martes, la senadora Jeanine Áñez entró al Palacio de Gobierno con una Biblia tamaño familiar para que militares le pusieran la banda presidencial. Ayer miércoles, las fuerzas del orden impidieron a la senadora Adriana Salvatierra, presidenta del Congreso, ingresar a la sede legislativa.
Lo sintetizó el político colombiano Gustavo Petro: La policía boliviana impide por la fuerza que los parlamentarios electos por el pueblo de Bolivia entren a votar sobre la renuncia de Evo Morales. Mientras la renuncia no se vote no tiene fuerza jurídica y el presidente legítimo de Bolivia es Evo.
Todos esos ingredientes debió tener en mente Morales al ofrecer su primera conferencia de prensa en México, pues dedicó apenas algunas palabras a la presidenta interina autoproclamada y se concentró en proponer a todos los actores políticos de Bolivia un diálogo nacional con agenda abierta para salir de la crisis y detener la confrontación.
Las balas no paran las marchas, dijo tras recordar episodios de la historia reciente de su país en que el descontento popular prevaleció a pesar de las respuestas represivas.
Evo pidió diálogo y del otro lado le respondieron con la obviedad de que no es golpe de Estado (eso dice el demócrata Luis Almagro, enterrador de la Organización de Estados Americanos): no permitieron la entrada de los legisladores del MAS a su propia casa, el Congreso.
Por la tarde, Morales ofreció volver a Bolivia si ello aporta a una salida pacífica. Quizá atendía así las críticas de la ultraizquierda autonomista que lo acusa de no arriesgar el pellejo y de dejar a su gente a la deriva.
Por la mañana, su llamado fue a los mandos militares y policiales de Bolivia: Dejen de usar armas contra el pueblo; si renunciamos, ¿por qué siguen con la violencia?
Según Morales, la OEA adelantó la presentación de su informe sobre el proceso electoral y le dio un sesgo en su contra. La postura de la OEA fue política, no técnica ni jurídica.
Contó que así se lo hizo saber a los representantes de Luis Almagro, quien ante a la postura del gobierno mexicano ha dicho que en Bolivia hubo un autogolpe: Con esto, ustedes van a llevar a Bolivia a una matanza.
El renunciante presidente narró también, ante nutrido grupo de periodistas, algunos detalles de su accidentado viaje a México e hizo un recuento de las agresiones contra sus partidarios y de los logros de su gobierno.
Comparó los números cuando asumió su primer mandato con los actuales. Datos como los 9 mil millones de dólares de 2006 contra los 40 mil del año pasado y los 5 mil 300 kilómetros de carreteras contra los apenas mil del inicio de su primer gobierno. Cifras que, en todo caso, se han publicado profusamente en estos días pero que no explican –y tal vez, al contrario, complican la comprensión– la crispación actual en el país andino. Nuestro delito es haber servido a los sectores más humildes, aseveró.
A pregunta expresa, señaló que no tiene ninguna evidencia de que Estados Unidos haya participado en el golpe en su contra, aunque seguramente aportan ciertas estrategias.
Respecto del interinato que lo remplaza, sostuvo que pueden inventar cualquier figura jurídica porque no respetan la Constitución.
Advirtió: Si no hay diálogo nacional va a ser difícil parar esta confrontación.
Al presentar su renuncia, explicó, pensó que al día siguiente iba a haber paz y tranquilidad, pero lo que hubo fue cuatro muertos.
Ante la actuación de los cuerpos de seguridad en su país, Morales dio cifras de la paradoja. Afirmó que su gobierno equipó como nunca a la policía, por ejemplo, en 2006 contaba con un solo helicóptero y hoy tiene 25. Nunca pensé que este equipo iba a ser usado contra el pueblo.

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