Un sistema autónomo de seguridad y justicia indígena comunitaria

Zapateando, México, DF.- La Policía Comunitaria, dependiente del Consejo Regional Autónomo Comunitario (CRAC), abarca 10 municipios en la región alta, media y baja de la Montaña y también la Costa Chica de Guerrero. “Comunidades, son aproximadamente 65 y están en proceso de incorporación algunas más. En unos días serán unas 70 comunidades”, platicó Pablo Guzmán Hernández, coordinador regional de la sede San Luis Acatlán, matriz de la Policía Comunitaria, quien junto con Moisés Figueroa Estrada, coordinador regional de la sede de Espino Blanco, dio una entrevista a Zapateando, en el Festival de las Resistencias, el sábado 13 de marzo en la ciudad de México.

Moisés Figueroa explicó el objetivo y el contexto en el que nació este sistema de justicia autónomo: “El fin de la policía comunitaria es mantener la seguridad de nuestra gente, porque la delincuencia allá estaba muy dura. Las violaciones, los asesinatos, robos de animales, de madera, eran insoportables. Por eso se decidió que la comunidad tuviera su policía. No tenemos gran armamento que esté fuera del reglamento del gobierno, rifles de un tiro calibre 22, escopetas. Los pueblos indígenas estamos muy marginados. Hemos sido discriminados, para los gobiernos no existen los pueblos indígenas. En la actualidad poco a poco vamos avanzando. Lo que queremos es para nuestra gente del estado de Guerrero.”

Aunque las comunidades indígenas han aceptado la integración de comunidades mestizas, principalmente son de las etnias: tlapanecos, mixtecos y amuzgos.

Sigue describiendo Moisés Figueroa: “La policía comunitaria no maltrata gente, no mata. Van, los detienen, no es como la ley de la judicial. Es reeducarlo, platicar con ellos, se les da un plazo. No es castigado como en los reclusorios, andan libres, vigilados.”

Son un cuerpo de seguridad que responde al mandato autónomo de los pueblos, explicó: “La máxima autoridad es la Asamblea Regional. Es la reunión de todos los comisariados y gente de las aproximadamente 70 comunidades. En esas asambleas se nombra la Coordinadora Regional de Comunidades Autónomas. El 7 de marzo nombraron a diez coordinadores, cuatro para la sede de San Luis Acatlán, tres para la de Espino Blanco y tres más para Citlaltepec. También cambiaron los comandantes regionales, los que llamamos Comité Ejecutivo. Los comandantes regionales también son diez. La Coordinadora es la autoridad representativa de la Policía Comunitaria. El nombre es: Sistema de Seguridad y Justicia Comunitaria de la Costa Chica y Montaña de Guerrero.”

Pablo Guzmán platicó cómo y por qué nació este sistema de seguridad y justicia: “A finales de la década de los ochentas se vivió una inseguridad espantosa, terrible. Mucha sangre, muchos asesinatos, robos, asaltos a las camionetas, violaciones, homicidios. Entonces se pidió ayuda al gobierno del estado. Se presentaron más judiciales, pero fue peor, porque los judiciales extorsionaban a los campesinos, cometían más atropellos. No fue la solución. Se recurrió al ejército, llegaron a poner retenes, pero no tenían la capacidad para andar en los caminos. El colmo fue cuando las violaciones eran continuas. Llegaban a detener las camionetas y ahí mismo, encima (de unos pasajeros) violaban a las mujeres.”

Los pueblos indios de Guerrero decidieron poner fin a eso. “Dijeron: el gobierno no nos puede resolver el problema. Porque se invitó a las autoridades a Santa Cruz del Rincón y no asistieron. Se les invitó varias veces, nunca pusieron atención a la solicitud de las comunidades. En asamblea, se decidió formar la propia policía.”

Por cuestión cultural, las comunidades indígenas siempre han tenido su policía. “Lo que se hizo fue coordinar a esta policía, conjuntar a los diferentes grupos de cada comunidad y se empezó a detener a los delincuentes.”

Al principio, a los detenidos “se les remitía al ministerio público, pero el problema es que luego salían, porque estaban coludidos con los judiciales o les daban dinero a los jueces. Dijeron las comunidades, otra vez reunidas: ¿qué hacemos?”

Así surgió la idea de los pueblos, “de que no tenía que ser así la justicia, sino, primero no considerarlos delincuentes, porque eran vecinos, ciudadanos de las comunidades. Más que delincuentes, para nosotros, son personas que cometen faltas y tienen que ser sometidos a un proceso de rectificación, reeducación.”

Se decidió en asamblea “ya no mandarlos al ministerio público, sino platicar con ellos y se les sometió a trabajos que requiere la comunidad. Lo llevan a cabo los presos, porque son de las mismas comunidades. Saben ellos que, por costumbre, así se hace. Ellos hacen trabajo de limpieza, mantenimiento en las escuelas, lo que haya que hacer lo hacen.”

Los coordinadores, “más que jueces, son personas que tratan de impartir justicia con base en los usos y costumbres. No castigan, determinan un tiempo determinado para que se someta a proceso de reeducación al ciudadano. Cuando se considera que ya ha reconocido su falta, que ya ha hecho su aportación de trabajo a las comunidades, se libera, se lleva a su comunidad y en asamblea comunal se le deja en libertad.”

En cuanto a la seguridad, “se reúnen los policías comunitarios por rutas. Se hacen operativos en las carreteras, los caminos, el campo. Bajamos a la ciudad, eso ha posibilitado bajar la delincuencia en aproximadamente un 95%. Es importante decir que, en 15 años, no ha muerto ningún delincuente en manos de la Policía Comunitaria. A diferencia de lo que pasa con la ministerial y con otros policías.”

Esta puesta en marcha de la voluntad y la fuerza colectiva de los pueblos indígenas de Guerrero está enmarcada en el afianzamiento de su autonomía en diversos niveles. “Como no es una organización política y no tiene una ideología –dice Guzmán Hernández-, nos guiamos por las necesidades.”

Después que los pueblos “vieron que por sí mismos lograron darse seguridad, analizando, platicando se vio que el objetivo no era tener muchos policías para cada ciudadano, sino que era necesario empezar campañas de educación para que un día no se necesite tener policía. Necesitamos ciudadanos que ya no cometan errores. De ahí salió que necesitamos los pueblos iniciar un sistema de educación comunitaria.”

También hay en Guerrero “mucha enfermedad, desnutrición, por eso estamos echando a andar un sistema de salud comunitaria.”

Oficialmente no han solucionado los problemas: “por decenas de años, la pobreza, la inseguridad, problemas de hambre, de salud. Entonces decimos que no nos negamos a que haya apoyos, porque es su obligación. Los recursos económicos provenientes de toda la nación deben ser aprovechados por los ciudadanos del país, pero no llegan los recursos. El dinero de los proyectos productivos no llega. Porque en las zonas indígenas apenas se habla el español, ¿cómo se va a elaborar un proyecto tan complejo para sustentarlo? Luego se usan con objetivos políticos, y la Policía Comunitaria no está a favor de ningún partido político.”

Su reflexión es: “No estamos en contra de nadie, ni de las religiones, ni de los gobiernos, ni de los partidos políticos. Estamos a favor de nuestras comunidades, de su justicia, de resolver (las necesidades) por sí mismos, hasta donde podamos”.

Por defender su autonomía, “tenemos problemas con la Procuraduría. Porque a veces hay ciudadanos que se quejan, meten denuncias al ministerio público y la Procuraduría, con tal de que no exista la Policía Comunitaria, ejecuta órdenes de aprehensión para nuestros comandantes, coordinadores, comisarios. La Policía Comunitaria camina buscando, así como resolvimos el problema de seguridad, resolver el problema de hambre, de salud, de educación.”

El CRAC – Policía Comunitaria es una de las nueve resistencias que apoyó el Festival, con énfasis en los proyectos y realidades de autonomía. Los entrevistados valoran y agradecen el apoyo: “Les agradecemos que se difunda lo que pasa en las regiones de nuestro país: Porque allá se está matando, se está asesinando, a quienes defienden los derechos de los indígenas y de los pueblos. A quienes nos escuchen, les pedimos que escuchen su corazón y que iluminen su mente para que tengamos un México mejor, un mundo mejor, un planeta mejor.”

El coordinador de San Luis Acatlán explicó que es necesario apoyarse siendo diferentes, porque somos una sola lucha: “Nuestra nación puede seguir unida, no dispersa. No hay norte ni sur, sino un solo país. Porque así como tenemos un hígado que no se parece mucho a un riñón, así como tenemos un corazón que hace funciones diferentes que un cerebro, y un páncreas diferente de los intestinos o de nuestros aparatos reproductores, somos diferentes. Tenemos una manera a veces de hablar, de organizarnos diferente, pero conformamos un todo. Así como nuestros órganos forman un solo cuerpo que se complementa, así los mexicanos tenemos que complementarnos, que respetarnos y luchar contra las injusticias, los asesinatos, contra aquellos que solamente unos cuantos quieren comer, pero somos muchos millones de mexicanos que necesitamos comer, salud, educación, que tenemos los mismos derechos a buscar la felicidad.”

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