Una empresa de clase mundial, pero enferma

Dr. César Alvarez Pacheco / cesar_ap@hotmail.com

Termómetro en Línea

Un buen día fui a pagar mi recibo de energía eléctrica como todos los mortales a quienes no nos hace justicia la revolución aún y tenemos que pagar una cantidad excesiva por la energía eléctrica que consumimos. Cada que llega el recibo el costo aumenta y, aunque digan que esta subsidiada y que no ha incrementado la tarifa, “misteriosamente” ahora consumimos mucha más energía que lo que consumíamos antes con los mismos electrodomésticos.

Pero en fin, llegué a las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) aquí en Huatabampo. Primero que nada, para estacionarse es un dilema, muchísima gente y pocos lugares de estacionamiento, es una esquina y con los agradables 40 grados afuera del carro, uno la piensa dos veces. Una vez que encontré estacionamiento me dirigí a las oficinas para realizar el pago y me encontré con una enorme fila de gente que iba a lo mismo; la fila cruzaba girando por todo el edificio, cual serpiente enrollada. Después de un rato en la fila me di cuenta que ésta no avanzaba, me asomo a ver los módulos de cobro y cuál es mi sorpresa que de los 3 módulos, únicamente se encontraba uno abierto y una gestora social para los que no sabían usar el cajero electrónico; un calvario realizar el pago. Esa misma tarde, con una llovizna, la electricidad fue cortada por mi colonia por alrededor de 2 horas.

¿No se supone que “La empresa de clase mundial” “Comprometida con los usuarios” está preparada para la temporada de lluvias este verano? O ¿será que no están enterados aún? ¿Les importa que los usuarios padezcan de la falta de servicio eléctrico, aún cuando nos encontremos en una zona de clima extremoso? ¿Y los hospitales? ¿Y las escuelas? Cada semana encontramos nuevos elementos que nos deberían hacer reflexionar muy seriamente.

Los retos de un crecimiento sostenido y sustentable para todos los sectores que integran una sociedad son enormes: van desde elementos básicos hasta complejas y sofisticadas estructuras para proveer de bienes y servicios públicos a dicha sociedad. El esquema de concesionar a privados los servicios que tradicionalmente proporciona el gobierno, han sido motivo de grandes controversias y se ha podido demostrar que no siempre una privatización es exitosa. Hasta hace unos pocos años se podía hablar que un modelo de empresa estatal exitosa era la CFE, una empresa de clase mundial, según rezan sus propios slogans; y en efecto, cuando comparábamos indicadores internacionales de productividad, eficiencia del servicio, costo de producción, etcétera, CFE aparecía entre los principales jugadores del mundo, y en algunos de esos indicadores, como líder en ellos.
El problema de CFE en el aspecto económico es el mismo de Pemex o de cualquier otra paraestatal en México: CFE recibe un presupuesto anual y sus ingresos son concentrados en Secretaría de Hacienda, quien es la que fija las tarifas de lo que pagamos por la energía eléctrica, más allá de saber si es rentable o no, ya que no se tiene forma transparente de comprobarlo. Lo que sí podíamos aseverar es que CFE en muchas de sus tareas era una empresa modelo y con estándares adecuados. Sin embargo, hoy, al igual que otras dependencias federales, la CFE está cayendo en fallas constantes, desabastos, y siendo rebasada en sus capacidades como ellos mismos lo manifiestan. ¿Qué está sucediendo?, ¿falta de planeación adecuada?, ¿falta de presupuesto suficiente?  No lo vamos a saber a ciencia cierta; pero lo que sí es un hecho es que la calidad del servicio y atención que hoy sufrimos, está lejos de ese estándar de clase mundial.
La tendencia de estos tiempos es hacia la optimización y conservación de los recursos naturales; el impacto ambiental que hemos provocado derivado de nuestras exigencias de modernidad y crecimiento nos ha hecho dilapidar recursos que ya no son más renovables, y por ende, tendremos que voltear la vista a la generación de energías alternas y más limpias. La dependencia de la electricidad será mayor conforme pasen los años, por lo que el buen desempeño del proveedor monopólico de energía eléctrica en México debe ser de nuestra absoluta preocupación.

Como en todas las otras tareas nacionales, debemos involucrarnos más; si seguimos siendo solamente observadores críticos y silentes consumidores, pagaremos los altos precios que en otros temas hoy nos agobian. Como por ejemplo las tarifas; ¿cómo es posible que tengan un mayor subsidio los habitantes de Cajeme que los de Navojoa, por ejemplo?, ¿es un calor diferente?, ¿cuántos grados de diferencia?, ¿ya se dieron cuenta? Y qué decir de la temporada de huracanes si a la primer llovizna nos suspenden el servicio, hay que llamar y hacer el respectivo reporte donde la recepcionista se compromete a dar “seguimiento” al mismo con una duración de 1 a 4 horas, después el compromiso no está garantizado; ¿eso es la clase mundial? Esto es más bine una empresa realmente enferma.


                                                                                                           Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.


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