Condena el Papa la división y la hipocresía en la Iglesia católica

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Benedicto XVI en la basílica de San Pedro, ayer, durante la celebración del inicio de la CuaresmaFoto Ap
Afp, Reuters, Dpa, Xinhua y The Independent
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de febrero de 2013, p. 25 

Ciudad del Vaticano, 13 de febrero. El papa Benedicto XVI condenó este miércoles los males que aquejan a la Iglesia, como la hipocresía y las divisiones internas, en su última homilía de Miércoles de Ceniza, antes de hacer efectiva su renuncia, el próximo 28 de febrero.
En ocasiones la Iglesia se desfigura por las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico. Lamentó igualmente la hipocresía religiosa, así como el comportamiento de los que aparentan y las actitudes que buscan ante todo el aplauso y la aprobación, e instó a superar el individualismo y las rivalidades.
El rostro de la Iglesia aparece muchas veces desfigurado. Pienso en particular en los pecados contra la unidad, en las divisiones del cuerpo eclesial, sostuvo Joseph Ratzinger, quien más tarde agregó que está consciente de la gravedad de su decisión de renunciar al papado, pero reiteró que le falta el vigor y la salud necesarios para continuar.
Al referirse al significado de la Cuaresma, el Papa señaló en su homilía la hipocresía religiosa: Esta oración nos hace reflexionar sobre la importancia del testimonio de fe y de vida cristiana de cada uno de nosotros y de nuestras comunidades para manifestar el rostro de la Iglesia y cómo, algunas veces, este rostro es desfigurado. Pienso, en particular, en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones en el cuerpo eclesial. Vivir la Cuaresma en una comunión eclesial más intensa y evidente, superando individualismos y rivalidades, es un signo humilde y precioso para quienes se han distanciado o quedado indiferentes a la fe.
Expuso: debemos atravesar el corazón y no los vestidos. En efecto, en nuestros días muchos están dispuestos a rasgarse las vestiduras ante escándalos e injusticias, naturalmente, las cometidos por otros, pero pocos parecen dispuestos a actuar sobre su propia conciencia e intenciones, dejando que el Señor transforme, renueve y convierta.
Gracias, ahora regresemos a la oración, dijo Benedicto XVI, de 85 años, poniendo fin a varios minutos de aplausos que claramente lo emocionaron tras sus críticas al clero.
Y es que júbilo y emoción marcaron la audiencia general y en la última gran liturgia oficiada por el Papa saliente en sus primeras apariciones públicas tras el anuncio de su renuncia el lunes y en las que no pudo ocultar los signos de fatiga y cansancio.
¡Viva el Papa!, gritaron no pocos de los peregrinos congregados. Uno de los sacerdotes en el altar, que según la tradición se encuentra sobre la tumba de San Pedro, sacó un pañuelo para secarse las lágrimas.
La misa fue cambiada a la basílica para que más personas pudieran asistir. Cientos esperaron afuera de la iglesia.
El Papa, quien asumió su pontificado en 2005, explicó a los peregrinos de todo el mundo que tomó la decisión por el bien de la Iglesia y pidió orar por su sucesor, quien será elegido en un cónclave a mediados de marzo, según se informó hoy.
Resaltó que su dimisión fue decidida con plena libertad por el bien de la Iglesia después de haber rezado largo tiempo y de haber examinado ante Dios mi conciencia, dijo.
El Papa admitió ser profundamente consciente de la gravedad de tal gesto, pero reiteró “no tener ya la capacidad para ejercer el ministerio con el vigor que el mismo requiere.
Sigan rezando por el futuro Papa y por la Iglesia, pidió ante unos 3 mil 500 fieles congregados en la sala Paulo VI del Vaticano para su penúltima audiencia general. Fue la primera vez que Benedicto XVI se refirió al futuro Papa.
Al término de la larga misa, el cardenal Tarcisio Bertone, número dos del Vaticano y mano derecha de Benedicto XVI, rindió en nombre de la curia un sentido homenaje al primer Papa que renuncia a su ministerio en la era moderna. ¡Gracias por su fuerza, su humildad y el gran coraje demostrado durante su pontificado, le dijo. El amor profundo por la Iglesia lo llevó a ese gesto, agregó.
Durante la tradicional catequesis, el Papa habló de la Cuaresma y de las tentaciones de Jesús durante los 40 días que pasó en el desierto. Como es habitual durante las audiencias semanales, el Papa saludó en varios idiomas y envió en español un particular abrazo a los peregrinos de España, Perú y México, que enarbolaban sus banderas.
Gracias Santidad, se leía en un enorme cartel en italiano.
El miércoles 27, un día antes de su renuncia, el Papa dirá adiós a los fieles en la plaza de San Pedro, donde se espera la presencia de miles de personas. La ceremonia será seguida en directo por medios de comunicación de todo el mundo.
Observadores recalcan que en noviembre pasado, cuando Benedicto XVI designó al último grupo de cardenales, entregó el título a seis nuevos miembros entre los que no había europeos, lo que fue interpretado como su intención de equilibrar el Colegio Cardenalicio, antes dominado por religiosos del viejo continente.
Unos 115 cardenales de menos de 80 años podrán optar a entrar en un cónclave secreto que designará a su sucesor. Cardenales de todo el mundo han comenzado ya consultas informales por teléfono y correo electrónico para construir el perfil del hombre que creen que sería el más adecuado para dirigir la Iglesia en un periodo de continua crisis.
El conservador Benedicto XVI nombró a más de la mitad de los cardenales que elegirán a su sucesor, por lo que es poco probable que el nuevo Papa cambie las posiciones previas como la prohibición contra la anticoncepción artificial o la ordenación de mujeres al sacerdocio.
La posibilidad de que el próximo Papa sea un hombre más joven y quizá no italiano va en aumento, particularmente por los muchos contratiempos causados por los principales ayudantes de Benedicto XVI que son de nacionalidad italiana.
Al Papa se le ha acusado de colocar demasiado poder en las manos de su amigo, el secretario de Estado Tarsicio Bertone, cuyos críticos consideran que debería haber impedido algunos contratiempos papales y equivocaciones burocráticas.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, instó a los fieles a seguir confiando en la Iglesia y en su futuro. Quienes puedan sentirse algo desorientados o sorprendidos por esto, o tengan dificultades para entender la decisión del Santo Padre deberían echar un vistazo al contexto de la fe y a la certeza de que Cristo apoyará a su Iglesia, dijo.
Lombardi indicó que en sus últimos días en el cargo, Benedicto XVI recibiría a los cardenales en una reunión de despedida y tras el 28 de febrero, su anillo, usado para sellar documentos oficiales, será destruido como si hubiera muerto.
Jerarcas católicos de Brasil moderaron la expectativa de que el próximo Papa sea latinoamericano, y llamaron más la atención sobre los desafíos que enfrentará el sucesor de Benedicto XVI. Lo importante no es el origen de aquel que vamos a elegir, dijo a Afp Raymundo Damasceno Assis, uno de los 118 cardenales en el mundo con posibilidades de asumir la jefatura de la Iglesia católica.
 
 
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