Miles de manifestantes piden la renuncia del gobierno en Turquía

La prensa turca informa que las calles de Estambul parecen zona de guerra y reina la sensación de que el Gobierno perdió el control de la situación.


Los uniformados enviaron un importante contingente antidisturbios al barrio de Besiktas, a 3 kilómetros de la plaza Taksim, donde ayer se produjeron graves enfrentamientos.
Allí cortaron las calles y dispararon gas pimienta y agua desde camiones hidrantes contra varios miles de personas que llegaron desde el lado asiático de Estambul cruzando el puente sobre el Bósforo.
Los heridos hasta hoy por la brutalidad policial se cuentan por centenares, según un médico de uno de los hospitales en los que se refugiaron varios manifestantes.
Al menos 80 personas fueron detenidas y varios profesionales sanitarios confirmaron la muerte del al menos una persona. Sin embargo, la ausencia de comunicados oficiales y la negativa incluso de los hospitales de emitir partes a los medios, hace muy difícil el trabajo de la prensa.
El primer ministro Recep Tayyip Erdogan habló este domingo por televisión y advirtió que “la policía está haciendo su trabajo, y seguirá cumpliendo su misión. Es así en todos los lugares del mundo en los que se alzaron movimientos sociales contra el Gobierno”.
Esa fue la primera declaración que hizo el premier turco en relación a los incidentes desatados. Luego agregó que “antes de las elecciones prometimos a nuestro pueblo realizar el proyecto de Taksim y lo haremos”.
El premier turco amenazó con que la oposición “puede reunir a cien mil personas en el lugar, pero con mi partido puedo reunir a un millón”.
Todo comenzó en el pequeño parque de Gezi, un zona arbolada de 3 hectáreas situada junto a la plaza de Taksim, centro neurálgico del lado europeo de Estambul.
Allí decidieron acampar un grupo de activistas para evitar que el Gobierno talara los árboles para construir un centro comercial. ”Nos da igual lo que ellos hagan. Nuestros planes de refundar la historia seguirán adelante”, declaró el primer ministro turco, el pasado miércoles por la mañana.
Para entonces, los acampados en Gezi ya habían sufrido un desalojo y, en consecuencia, su número se había cuadriplicado. Con cada desalojo llegaron más manifestantes y este sábado por la mañana comenzaron los enfrentamientos más graves con la policía, que se prolongaron durante toda la noche.
“Los árboles eran un símbolo que nos unían a todos de una forma apolítica”, argumentó Gokhan Yilmaz, un joven estudiante de filosofía que se unió ayer a la causa.
“No tiene un color político concreto. La gente explotó contra el Gobierno, que durante una década se comportó de manera autoritaria”, agregó.
Las paredes de Estambul se llenaron de pintadas con la leyenda `Hukumet istifa` (en turco: que renuncie el Gobierno), un clamor común entre los manifestantes y partidos políticos a excepción del gobernante.

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