Aguas turbulentas

Las corrientes políticas internas de los partidos políticos mexicanos viven hoy en día un reajuste en su correlación de fuerzas.

Por un lado vemos al PRD resquebrajarse como un mazapán, como los músicos del Titanic que siguieron tocando hasta que el barco se hundió, así actúan los actuales personajes que aún creen en un milagro llamado Cuahutémoc Cárdenas, que los venga a rescatar del inminente declive.

En la otra esquina se encuentra el PAN, que ya de por sí Calderón los dejó en la lona, la lucha por el poder interno está agrietando aún más su débil estructura actual, la lucha entre maderistas y corderistas lo está hundiendo en peligrosas arenas movedizas que amenazan con convertirlo en la tercera fuerza política nacional, o peor aún con la llegada de Morena este año, pueden bajar hasta la posición número 4 de la escala política nacional.

En el partido oficial también tienen sus problemas, ahora que se han aprobado todas las reformas estructurales planteados por los organismos financieros internacionales, el PRI hace gala de su gigante ambición de poder, y peligra una separación profunda entre el alumno y el maestro: peñistas vs salinistas.

Obviamente las personas más allegadas el actual presidente, no desean ser por siempre los títeres de la vieja escuela, y plantean en los hechos una independencia que los haga postularse como la nueva fuerza política interna del partido, y de acuerdo a la vieja usanza priista, perpetuarse en el poder por muchos años más.
Sin lugar a duda, lo que estos tres partidos consideraron como un éxito total, hoy se convierte en su principal debilidad. El costo político por la aprobación de las reformas estructurales empieza a hacer estragos en sus plataformas políticas; lo que puede poner en duda, la aprobación de las leyes secundarias que brinden la certeza jurídica a todos los actores oligarcas nacionales y transnacionales.

El río está revuelto y ahora es cuando la ganancia de pescadores puede entrar en la escena, ya que de no existir el consenso político para dichas leyes, o que éstas sean aprobadas fast- track, las empresas se pueden beneficiar de las lagunas que deriven del mal ejercicio legislativo.


Sin embargo, también existe la posibilidad de una apertura a movimientos políticamente adversos a estos grupos de poder, ya que con tal de ganar legitimidad y representación social, algunos de ellos estén dispuestos a negociar soluciones a los diferentes conflictos que existen en el país.


Esta coyuntura debe ser aprovechada por el Sindicato Mexicano de Electricistas, y buscar por todas las vías políticas, la correlación de fuerzas que nos fortalezca para impulsar nuestra propuesta de reinserción laboral e inclinar lo más posible la balanza a nuestro favor.


¡La victoria existe, si el SME resiste!


Hugo Garrido

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