Europa: Problemas financieros a la orden del día

lunes 24 de enero de 2011

Masiel Fernández Bolaños (PL)

La presión financiera tipifica hoy el panorama europeo, a un año del inicio de la crisis de deuda.

La volatilidad del euro ante al dólar, aspecto que algunos preferirían olvidar, registró en días recientes su menor nivel desde septiembre pasado, debido a las persistentes preocupaciones por el estado de las finanzas.

Analistas de mercado opinaron que la llamada moneda común podría seguir en picada, ante la creciente presión sobre Portugal para que pida rescate.

La situación de sus bancos es otro motivo de desvelo para muchos en Europa, sobre todo ante la disminución de los precios de sus acciones y, en algunos casos, del aumento del costo de financiamiento.

En tal sentido, expertos explican que como estas entidades poseen grandes cantidades de deuda de gobiernos de la Unión Europea (UE), son considerados un punto vulnerable al contagio de la crisis de deuda.

Luego del rescate de Irlanda en noviembre, a sólo seis meses de la asistencia a Grecia, muchos analistas ven en la capacidad en aprietos de los países europeos para financiarse, una gran preocupación.

El equipo de analistas de J.P. Morgan Chase resaltó recientemente que los bancos europeos encuentran mayores dificultades para atraer inversionistas a su deuda no garantizada.

Lo cierto es que la crisis de deuda del Viejo Continente evidenció la importancia de alcanzar una política presupuestaria sana para consolidar la economía mundial.

Por ello, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, insistió en la importancia de elevar el control, principalmente ante los elevados déficit de varios países de la Eurozona.

Señaló que aunque en los últimos meses los bancos ampliaron la concesión de crédito al sector privado, es necesario aumentar la disponibilidad del mismo ante un mayor aumento de la demanda.

El BCE precisó que en algunos países de la zona de la moneda común la preocupación en torno a posiciones fiscales insostenibles y la vulnerabilidad frente a las fluctuaciones de los mercados continúa muy elevada.

En su boletín mensual de enero reiteró la necesidad de trabajar en el saneamiento de las finanzas públicas para reducir los riegos y estimular el crecimiento sostenido.

Opinó que los miembros de la Eurozona deben establecer estrategias de consolidación creíbles, para lo cual estimó imprescindible efectuar una reestructuración adecuada del sector bancario.

Explicó que esas disposiciones permitirán recuperar la confianza de los mercados en las finanzas públicas, por lo que recomendó implementar reformas estructurales de amplio alcance que apoyen el crecimiento a largo plazo.

Descartó el BCE la posibilidad de que la Eurozona logre esta década un repunte económico de dos por ciento, como el logrado antes de la crisis global.

También se refirió al envejecimiento de la población como otro factor que ralentizará el avance futuro.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, insistió en la urgencia de reforzar la coordinación de las políticas económicas para impulsar el crecimiento y contrarrestar el elevado desempleo.

Calificó de "escandaloso" el nivel de desocupación entre los jóvenes e indicó que debido al alto nivel de interdependencia de la UE, ningún miembro debe adoptar decisiones sin pensar en las implicaciones para el resto del grupo.

Asimismo, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, recordó el compromiso de los 27 países de la unión de asegurar la estabilidad de la zona de la moneda común.

Consideró indispensable incentivar la voluntad política de los gobiernos para resolver los problemas fiscales.

Indicó que los problemas de solvencia no serían tan fuertes si existiera la disposición de aplicar las transformaciones pertinentes y reforzar la disciplina presupuestaria.

Sin embargo, las constantes críticas a los gobiernos, por la lentitud con que han actuado ante los elevados déficit, respalda los pronósticos poco alentadores y los cuestionamientos a la suficiencia de las gestiones de la UE para evitar el contagio hacia otros miembros de la Eurozona.

Sobre el tema, el ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, Janos Martonyi, afirmó que los problemas de deuda en Europa avivan los temores por el riesgo de contagio y el nerviosismo de los mercados.

Advirtió que no puede descartarse la posibilidad de nuevas medidas de rescate en la UE.

También el jefe de economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, sostuvo que otros países de la Eurozona deberían pedir ayuda a la UE y al FMI.

Ese es el mejor camino a seguir para combatir el endeudamiento y tranquilizar a los mercados, precisó.

En mayo pasado, la UE y FMI establecieron un mecanismo de auxilio valorado en 750 mil millones de euros, destinado a otras naciones de la Eurozona, como Grecia, con dificultades similares.

Analistas de Commerzbank apuntaron que existe una posibilidad real de que Portugal no logre recaudar los fondos necesarios para el 2011 sin ayuda extranjera, lo cual afectaría al euro.

Incluso si ese país busca un rescate, el mercado podría ver a España como el próximo en la lista.

Lo cierto es que la zona de la moneda común sigue amenazada por la desconfianza de los operadores, debido al alto nivel de endeudamiento y las desigualdades económicas de sus miembros.

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