Twitter: una experiencia personal.

Ene 5, 2011

Twitter:

una experiencia personal.



Miguel Carbonell.



Llegué a Twitter casi por casualidad. Me había advertido de su existencia mi hija, en una comida familiar. Luego fueron los alumnos de la Facultad de Derecho de la UNAM, en los primeros meses de 2009, quienes me dijeron que podría ser interesante que me inscribiera a una página que permitía ir dando a conocer mis actividades cotidianas (recordemos que durante sus primeros años la pregunta que aparecía en la página de Twitter era "¿Qué estás haciendo?"; hoy es "¿Qué está pasando?").

Con ese par de referencias, abrí mi cuenta de Twitter en abril de 2009. Y nunca la usé. Escribí unos pocos mensajes durante las primeras semanas, pero debo confesar que no entendí bien su funcionamiento. Tenía la sensación de estar hablando a solas, sin ningún sentido.

En diciembre de 2009 pasé unas largas vacaciones de fin de año en Estados Unidos; fue entonces cuando me sumergí a fondo en Twitter y descubrí su enorme potencial. Comencé a dedicarle varias horas al día, intentando definir la mejor forma de aportar y de participar en esa novedosa red social.

El primer gran reto de quienes usan Twitter es precisamente definir el estilo que quieren darle a sus aportaciones; si quieren tener una actividad dialogante o no, si quieren mantener una cierta militancia con determinados temas, si van a difundir noticias propias o ajenas, etcétera. A muchas personas no les gusta esta red social porque no encuentran la forma de participar que sea adecuada para ellas. Definir el tipo de participación que se quiere tener en Twitter es el primer paso para descubrir su utilidad y poder de esa forma sacarle provecho.

A diferencia de muchos otros usuarios de Twitter, yo no tenía ninguna experiencia previa en otras redes sociales; ahora soy usuario también de Facebook, pero como consecuencia de mi experiencia en Twitter y no al revés.

Desde diciembre de 2009, que puede considerarse el momento de mi arranque formal en Twitter, he pasado por varias etapas en mi estilo personal de twittear; los ajustes se fueron sucediendo conforme iban cambiando mis intereses, mi disponibilidad de tiempo y mi comprensión del uso que se le podía dar a esa red social.

Cuando tenía pocos seguidores era más fácil contestar preguntas o interactuar con algunos de ellos. Conforme fueron aumentando, las menciones se multiplicaron y cada vez fue más complicado dialogar. Ahora intento contestar algunas de las preguntas que me hacen, pero casi siempre la respuesta es enviada por mensaje directo (DM), para no saturar en exceso el Time Line (TL) de los seguidores. Aunque es cierto que muchas preguntas quedan sin contestar, ya sea por falta de tiempo o, sobre todo, por falta de conocimiento de distintas cuestiones (la cantidad de cosas que preguntan los usuarios de Twitter es impresionante e incluso diría que es inverosímil).

Una de las cuestiones que siempre me han resultado problemáticas como usuario de Twitter es la decisión sobre a quién seguir. También en ese punto hay una curva de aprendizaje que a veces resulta muy dura. Comenzamos a seguir a personas pensando que sus TLs pueden ser interesantes o enriquecedores y a veces nos equivocamos. Dejamos entonces de seguirlas y eso a muchas personas les duele profundamente, lo cual me resulta inexplicable. Muchos de los usuarios que me prodigan con frecuencia comentarios negativos e incluso insultos son personas a las que alguna vez seguí y luego dejé de seguir. Quedaron muy dolidos por la aplicación del unfollow y desde entonces me tienen entre sus objetivos injuriantes.

A mí me han dado unfollow cientos o quizá miles de usuarios de Twitter, incluyendo varios amigos cercanos; yo también les he dado unfollow a personas con quienes tengo amistad en la vida real, o incluso a familiares cuyos TLs no me resultaban de interés. Un unfollow de cualquier persona no es algo que me moleste, ni debería sorprender a nadie. Lo que nos puede resultar llamativo en algún momento se nos hace pesado o inútil más adelante. No está escrito en ningún sitio que seguir a alguien sea una obligación de por vida. Los seguidores en Twitter vamos y venimos, sin compromiso u obligación alguna de permanencia. Las personas que se molestan por ello creo que no entienden bien a bien cómo se debe o se puede utilizar Twitter.

Todos los botones que nos ofrece la página (follow, unfollow, block, etcétera) tienen un significado preciso y están ahí para ser utilizados. Repito: no comprendo que alguien se moleste porque lo dejas de seguir o porque lo bloqueas, cuando en muchas ocasiones el unfollow o incluso el block ha sido ganado con creces. Hay personas que incluso se molestan porque uno no les contesta cualquier ocurrencia que plantean, como si twittear fuera un trabajo forzado y uno tuviera que pagar asumir la sanción de dar respuesta a cualquier preocupación ajena.

Durante el tiempo que llevo participando en Twitter he sufrido ataques de distinto tipo; algunos han estado vinculados con mi actividad militante en temas polémicos. En los primeros meses de 2010 hice una defensa férrea de dos temas que una parte de la sociedad mexicana acepta con enorme dificultad: el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo. En ese momento surgieron varias cuentas con el único propósito de atacarme y llenar mi TL de insultos de todo tipo. Los argumentos jurídicos, políticos o simplemente sociales brillaron por su ausencia.

Debo admitir que al principio no entendía la saña de muchos comentarios o la dedicación de algunas cuentas a criticar todo lo que twitteara. Todavía hoy, muchos meses después, no me explico cómo se puede mantener una cuenta con miles de tweets dedicada a parasitar lo que voy escribiendo. Hay gente para todo, no cabe duda. Los traumas y carencias de la vida real son trasladados en muchas ocasiones a las redes sociales, en perjuicio de personas completamente ajenas a tales problemas.

Siempre he pensado que si no te gusta lo que alguien tuitea (o la persona te parece arrogante, grosera o limitada en lo que escribe) pues basta con aplicar el unfollow y listo. No hay como dejar de leer lo que no nos parece para quedarnos en paz; infortunadamente no todos lo entienden así y hay más de uno que se sigue haciendo daño al leer cosas que publico y no le gustan (eso sí, más de uno se encarga día y noche de recordarme que no le gusta lo que escribo o cómo lo escribo).

Con frecuencia me preguntan qué opino precisamente de esos usuarios cuyo único objetivo es molestar a otras personas, sin aportar nada por sí mismos. La respuesta que doy es que creo firmemente en la apertura que debe caracterizar a internet y en el valor intrínseco de la libertad de expresión. Quienes tenemos un compromiso con las libertades, lo debemos mantener incluso (o sobre todo) cuando su ejercicio nos afecta en lo personal. Antes ponía más atención a lo que dicen los trolls, unos más amargos y soeces que otros; ahora la verdad es que casi nunca tengo tiempo para revisar lo que van escribiendo. A veces me he reído mucho con sus ocurrencias, pues hay alguno que es dueño de un gran sentido del humor.

Lo cierto es que hay tanto por decir y tantas personas interesantes con las que aprender día tras día, que no vale la pena perder el tiempo con personas cuyo ánimo es injuriar y faltar al respeto. Están ejerciendo su libertad de expresión, de la manera que consideran más correcta y eso hay que respetarlo. Twitter es también, entre otras muchas cosas, una fabulosa escuela de tolerancia. Debería ser igualmente un foro para el fortalecimiento de virtudes cívicas y deliberativas, pero eso ya depende del uso que cada uno de nosotros quiera darle.



Con el tiempo he definido mi participación en Twitter a través de tres grandes objetivos:



1. Una parte de mi tiempo en la red social lo dedico a difundir cuestiones jurídicas. Pongo en el TL las novedades bibliográficas que van saliendo o recomiendo algunos libros de derecho que considero pudieran interesarles a los seguidores. También intento difundir documentos útiles para la discusión jurídica nacional e internacional (sentencias importantes, páginas web que vale la pena tener presentes, textos normativos de otros países o con una marcada relevancia histórica, etcétera).



2. Otra parte de mis tweets se dedica a comentar noticias o a participar en debates públicos de relevancia conforme van surgiendo. Alguna vez, en plena madrugada, incluso he realizado tareas de información de algún sismo que tuvo lugar en las costas de Oaxaca pero cuyos efectos llegaron hasta el Distrito Federal. Recuerdo que eran las dos y tantas de la madrugada cuando empezó a temblar y en ese momento mandé un tweet que decía: "Está temblando... ahora". De ahí pasamos dos o tres horas más intercambiando información con personas que lo habían sentido en otras partes de la ciudad o en otras ciudades de México.

También he discutido sobre la izquierda que México necesita, sobre el concepto de terrorismo, sobre las propuestas de los partidos políticos nacionales, sobre los regímenes autoritarios que están volviendo a surgir en América Latina, sobre la importancia de salir a votar como una medida para hacer frente a la violencia que sacude a México, etcétera.



3. A veces subo reflexiones personales, textos literarios y poéticos o incluso pongo vínculos a canciones que me gustan. Es la parte más personal de mi TL, la cual normalmente aparece en horario nocturno. A muchos followers les gusta, a algunos les produce sorpresa o zozobra y a muchos otros no les parece en lo más mínimo.

Quienes piensan en mi trabajo jurídico, piden que les resuelva intrincadas dudas sobre cualquier ámbito de la ley, incluso a altas horas de la madrugada. Aunque parezca increíble, hay muchas personas dispuestas a discutir sobre el alcance de la libertad de prensa cuando ya hace horas que la mayoría se fue a dormir; también hay quienes solicitan que les ayude a hacer la tarea que les dejaron en la Facultad.

Normalmente en las noches evito los temas jurídicos o políticos. También en Twitter hay un momento para todo y hay que saber relajarse cuando termina la jornada laboral para la mayor parte de nosotros.

La elección de los temas de nuestros tweets y del mejor momento para subirlos forma parte de nuestra libertad individual y nadie debería inducirnos a twittear conforme a los intereses de los demás.

En Twitter cada uno va conformando su propia agenda. Si les gusta a los demás te seguirán o incluso te recomendarán; si no les gusta te darán unfollow y listo. Esa es, precisamente, la mecánica de esta red social.



¿Qué pienso hacer en el futuro en Twitter? Los tres objetivos que acabo de mencionar me siguen pareciendo importantes. Un reto evidente es poder utilizar Twitter como una plataforma comunicativa que defienda una agenda jurídica y cívica en la que creo y respecto de la que estoy profundamente comprometido en el plano académico y personal. Cada vez que pueda utilizaré Twitter para defender la causa de los derechos fundamentales, que es uno de mis principales temas de investigación en el IIJ-UNAM. De la misma forma, estaré atento a los abusos y excesos de los poderes públicos para ponerlos en evidencia y criticarlos a través de mi cuenta.

Aparte de lo ya señalado, también me gusta mucho twittear frases de distintos autores, con cuyo pensamiento me identifico o que creo que pueden servir para animar el debate público o simplemente para motivar a las personas que amablemente me siguen.

México está pasando por un momento muy delicado de su historia. Los problemas que tenemos son muy grandes y millones de personas piensan que no podremos sobreponernos a ellos. Por eso es que considero importante añadir frases que nos hagan reflexionar sobre las dificultades de la vida, pero sobre todo que nos ayuden a mantener el optimismo que es indispensable para hacer frente con entereza a las tormentas que hemos tenido que ir enfrentando en los años recientes. Muchas de esas frases en realidad me sirven también a mí para tener una perspectiva adecuada y valiosa sobre una infinidad de temas.

Quienes nos dedicamos a la enseñanza somos personas que debemos mantener siempre el optimismo para continuar con nuestra carrera académica; quienes no creen en la bondad de las personas y en la posibilidad de aprovechar sus únicas vidas para difundir el bien, no pueden ser profesores. La docencia se ejerce no solamente en el aula, sino a través de cualquier medio, incluyendo Twitter.

En todo caso, me queda claro que Twitter es una red social que está en permanente redefinición, de modo que el futuro es algo difícil de predecir. Lo importante es que se tenga el ánimo, el tiempo, la energía y el compromiso de utilizar ese fabuloso invento para construir y no para destruir; para aportar y no para denostar. Pero ese uso, como todo en la vida, depende de lo que cada uno quiera hacer. Incluso para aquellos que deciden twittear desde el anonimato, la decisión de aprovechar la red es individual: nadie decidirá por ellos respecto de la forma de twittear o de la manera en que pueden nutrir el debate público nacional e internacional.

Como cualquier otra red social, Twitter es una herramienta. Nosotros somos los responsables de darle un uso correcto. Y como toda herramienta, puede ser utilizada para difundir el bien, para faltar al respeto a los demás o para perder el tiempo. Todo se vale desde luego, pero siempre será mejor intentar aprovechar el corto tiempo de vida que nos ha sido dado para dejar una huella positiva a nuestro alrededor. Más pronto de lo que pensamos, seremos solamente un recuerdo para los demás. Hay que intentar que ese recuerdo refleje valores constructivos y no destructivos, incluso a través de los que hacemos a través de las redes sociales.



Algunos tweets sobre Twitter, tomados de mi Time Line:

1. Twitter tiene muchas ventajas respecto a otras redes sociales. Su dinamismo es increíble: siempre en movimiento.

2. Twitter va cambiando de perfil y comienza a ser cada vez más una fuente de información; y menos una fuente de conversación.

3. Twitter va a cambiar el periodismo del siglo XXI. Ya lo cambió, mejor dicho.

4. Twitter es un buen instrumento para ejercer el minimalismo gramatical.

5. También en twitter, la forma es fondo.

6. En twitter hay que hacer de la brevedad una virtud.

7. Al ejercitar en twitter la brevedad de los textos, nos obligamos a ser puntuales en lo que queremos decir. Y más claros.

8. La brevedad no está peleada con la claridad, pero sí con la dispersión.

9. Twitter pone a prueba nuestra capacidad de síntesis y nuestras fortalezas expresivas. Es un campo de batalla para la sintaxis.

10. Twitter es una herramienta para poner en práctica el minimalismo gramatical: la brevedad es obligatoria. La precisión conceptual también.

11. Twitter es como una plaza pública por la que camina mucha gente. Unos se detienen y saludan. Otros solamente miran. Algunos conversan.

12. La ventaja de twitter es que está abierto las 24 horas. Y siempre te encuentras a alguien.

13. Twitter es una especie de ágora moderna en la que todos hablan y (casi) todos aportan.

14. Cada uno utiliza twitter como herramienta para lograr fines distintos. Todos me parecen válidos. Twitter es libre y cada uno le da forma.

15. En twitter hay distintos estilos de ocupar los 140 caracteres. Cada uno representa a su autor, para bien o para mal.

16. ¿Porqué estoy en twitter? Porque me gusta escribir, porque intento aportar y porque creo en la importancia de las redes sociales.

17. Twitter es una fenomenal manera de construir barreras contra el tedio.

18. Bienaventurados los insomnes que tienen twitter, porque así estarán mejor acompañados.

19. Bienaventurados los que son concisos y precisos, porque así podrán encontrar espacio en twitter.

20. Bienaventurados los que vienen a twitter dispuestos a sonreír y a aportar, libres de todo insulto y de toda mala fe.

21. Twitter puede ser una poderosa herramienta de transmisión de conocimiento y de generación de debates. Depende de cada uno de nosotros.

22. Twitter sirve, primero, para escribir. Luego para leer e informarse. Finalmente para conversar, si los interesados quieren o pueden. Creo.

23. El poder de diseminación de ideas y de contacto remoto con personas y organizaciones es una de las grandes virtudes de twitter.

24. Twitter ha sido una experiencia fabulosa, de intenso aprendizaje. Las redes sociales tienen una lógica discursiva distinta a otros ámbitos.

25. Hay tweets tan bien escritos que nos arrojan una suerte de resplandor que nos hace imaginar mundos lejanos, pero posibles.

26. Twitter es un invento fabuloso. Si además sirviera para quemar calorías, ¡sería perfecto!

27. Un tweet puede inaugurar un mundo nuevo, cerrar otro, dejar atrás un universo, celebrar la luna, consagrar una estrella. En 140 caracteres.

28. Cada uno de nosotros debe desarrollar su propio estilo personal de tuitear.





Puedes encontrar otra reflexión sobre el significado de las redes sociales en: http://bit.ly/ecVSZo y sobre Twitter en: http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/49804.html

(Sígueme en Twitter: @MiguelCarbonell).


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