Argentina: Empresarios que predican sindicalismo “con la bragueta abierta”

lunes 2 de mayo de 2011

Daniel Cadabón (especial para ARGENPRESS.info)

En el curso del acto realizado por Hugo Moyano en la avenida 9 de Julio, el pasado viernes 29 de abril; el empresario sindicalista de la CGT y reconocido gerente de un trust de empresas en manos de testaferros, no respondió a ninguna de las expectativas de los trabajadores.

No se escuchó hablar de ninguna reivindicación obrera, ni condenar al trabajo en negro o tercerizado que en la actualidad alcanza a más de un 50% de los trabajadores; no hubo mención a los salarios de indigencia de 1200 a 1800 pesos que cobran los trabajadores precarizados en cooperativas oficialistas, en los municipios del conurbano o contratados por el estado; tampoco se habló de la esclavitud de los trabajadores rurales o de los textiles en los talleres clandestinos que facturan para las grandes marcas. Este tema no es menor dado que Moyano es famoso por combatir la ley Banelco del aliancista Alberto Flamarique del Frepaso, cuya función era precarizar las condiciones de trabajo. Aumentando los períodos de prueba, incrementando la contratación en negro y flexibilizando los convenios colectivos. Ni una palabra de esto. No hubo una sola vez que el “líder sindical” analizara, pese a invitar en cadena a los trabajadores al análisis, que gran parte de las ganancias capitalistas surgen de esta forma de explotación negrera

Tampoco se habló, en el acto “obrero” de la reivindicación del 82% móvil para jubilados y pensionados ni de la derogación del impuesto al salario (mínimo no imponible)

El acto del 29 de abril se limitó de esta manera a un recuento de la tropa y tuvo como objetivo presionar el ingreso de peones moyanistas como colectora en las listas oficialistas, (“por qué no”) para las elecciones de octubre.

Moyano señalo los logros de “su” gobierno al que esta vez no amenazó con ningún paro general. La presencia de gran parte del gabinete nacional compartiendo tribuna fueron suficientes garantías para que el líder esté tranquilo sobre el apoyo que recibirá en cuanto al proceso de investigación de sus cuentas en Suiza.

Nada de a llamar a movilización alguna en contra de los “formadores de precios”, que desatan una inflación del 30% anual o solidarizar a su central sindical con las luchas obreras en curso. Al contrario, Moyano prometió que el lunes se volverá a sentar con la patronal de la UIA y la presidenta en un enésimo intento por “concretar ese famoso diálogo social que permita discutir temas para que funcione como el Consejo Económico y Social de España y que una vez discutidos los temas vayan al Congreso".

El camionero, que desde los ´70 no maneja más “transatlánticos de 16 ruedas por las rutas del país” pero que, eso sí, está acostumbrado a los yates y a los autos de alta gama, justificó la situación de una presidenta que se ve obligada a gobernar mediante decretos y vetos porque alrededor “todo se cae”.

Es muy interesante la visión moyanista de la democracia burguesa. Por un lado justifica los vetos presidenciales a las leyes que benefician a los jubilados o que perjudican a las mineras; por el otro, pretende entrar por la ventana a las decisiones del ejecutivo para transformarlo en un sistema tripartito donde la patronal de la UIA, el gobierno y la patronal sindical, él mismo, acuerden a puertas cerradas el “problema obrero”. ¿Será esta la vuelta que le encontró al gobierno de un trabajador?

El acuerdo social propuesto por Moyano, sea como pacto o Consejo Económico y Social nace destinado al fracaso por dos razones fundamentales. La primera, porque le va a resultar difícil en épocas preelectorales el Congreso siga funcionando como una escribanía del Ejecutivo. La segunda, porque cada pacto parcial firmado con las direcciones sindicales burocráticas en el último año no duro nada. Ahí están como ejemplo los petroleros de Santa Cruz, que en casi un mes de una huelga histórica –pese a la amenaza de “que si me vuelven a cortar una ruta los mato”- pulverizaron el pacto firmado entre la presidenta y el sindicato petrolero el año pasado y que, en tren de pulverizar, la asambleas de obreros del petróleo rajaron a las propias direcciones burocráticas del sindicato pactista y consiguieron -enfrentando aprietes de todo tipo- que una de las patronales más ricas del país les paguen los días caídos por la huelga.

En el recuento de porotos a favor del oficialismo, hizo que Moyano saludara el pago de la deuda al FMI por parte de Néstor Kirchner; que se volviera desagradecido con los de los ´90, aun cuando el menemismo haya dado largas muestras de alianza con el oficialismo en los últimos tiempos y que le haya permitido hacerse del negocio del Belgrano cargas privatizado por el demonio menemista. Igual no se privó de nada apoyando la candidatura del ministro de economía, un ex Alsogaray, que renegocia el pago de nueva deuda a los bonistas del club de París mientras se apresta a reabrirle las puertas al FMI.

En tren de elogiar, el líder sindical hizo un repaso del subsidio universal señalando que es una forma de luchar en contra de la pobreza, cuando en realidad es una forma de consolidarla, y se pronunció a favor de extender el subsidio a las madres embarazadas “para defender la vida” consigna cara a la iglesia que condena el derecho al aborto.

Moyano defendió la Ley de Medios kirchnerista; caballito de batalla de todos los intelectuales centroizquierdistas devenidos cristinistas, aclarando algo que estos intelectuales se empeñan en ocultar "que aún no se pudo aplicar en su totalidad” porque “los medios monopólicos, socios y cómplices de la dictadura militar, quieren ser nuestros fiscales y quieren derramar ética, moral y buenas costumbres. Tenemos que insistir en aclarar esto, para que no nos logren confundir. Predican la moral con la bragueta abierta", especificó, ganándose el aplauso de” la cámpora” y de la juventud sindical peronista, conducida por su hijo Facundo.

Sin embargo Moyano, no exhortó a los presentes a una movilización a fondo para el cumplimiento de la ley, votada “por diputados, senadores y reglamentada por el ejecutivo” simplemente denunció la impotencia del kirchnerismo para lograr que se aplique, reclamando su cuota parte en el negocio mediático. Debemos recordar que la ley está paralizada en sus puntos más conflictivos, que tienen que ver con desprendimientos de licencias de los multimedios para proceder a la repartija del 33% del espectro.

La única medida que defendió, además del pedido de reelección presidencial, fue la de reparto a las ganancias y, para argumentar a su favor, el empresario sindical comentó que el derechista Sarkozy intenta implementarla en Francia.

El acto de la CGT fue un acto marcado por la decadencia, la descomposición y el oportunismo de la burocracia sindical y del kirchnerismo presente.

Viejos burócratas sindicales menemistas, la mayoría con cuentas con la justicia, que hasta hace días hablaban del problema que representa “la zurda loca” y que se encargan del armado de patotas para reprimir a los trabajadores que salen a la lucha, se codeaban con ex ”montos” y flamantes camporistas reivindicadores del asistencialismo y de las colectoras.

La presidenta no asistió al acto, la foto con los “Pedraza” presentes en la tribuna puede volver en convertirse en pan para hoy y hambre para mañana. Prefirió preservarse de la participación en una concentración, junto a la “columna vertebral” de su gobierno, por el repudio que provocan en la sociedad estos dirigentes millonarios aliados estratégicos de los asesinos de Mariano Ferreyra.

Tampoco participó Hugo Yasky, aunque en posteriores declaraciones radiales declaró que el camino de la unidad, aun con diferencias, está bastante avanzado y saludo el acto de la Central moyanista.

Los diarios informan sobre la acelerada desconcentración de las columnas, las que no llegaron a cubrir ni un tercio de la asistencia mínima esperada por los organizadores.

Debe ser que a los trabajadores ya no les caben los empresarios que predican sindicalismo con la bragueta abierta.


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