México: Trueque de petróleo en 1978

lunes 2 de mayo de 2011

Eduardo Ibarra Aguirre (FORUM)

Con la muerte de Jorge Díaz Serrano, director general de Petróleos Mexicanos durante el gobierno José López Portillo (1976-1982), me vino a la memoria la iniciativa que anunció en Moscú a los periodistas mexicanos que cubrían la gira de su jefe a la Unión Soviética, realizada del 17 al 25 de mayo de 1978, y que estimo pertinente rescatar.

Fue Manuel Marcué Pardiñas, el de la legendaria revista Política, quien insistió en presentarme “a mi amigo Jorge”, como también lo era JLP. --¡Tienes que conocerlo! Te lo presento mañana en el encuentro que tendrá con la comitiva de prensa --insistió y acudí porque además de cubrir las actividades para el semanario Oposición, tenía que hacerlo para los noticiarios de Radio Educación, uno de los cuales se enlazaba con Canal 11.

El ingeniero estaba entre amigos que las 24 horas tenían comunicación telefónica gratuita con el país, y además al llegar a la capital moscovita fueron aceitados con abundantes rublos –uno de éstos equivalía a 85 centavos de dólar al tipo de cambio oficial-- para sus “gastos personales”. Con la cantidad recibida podían comprar dos abrigos de la piel más fina. Recuerdo que el enviado de Novedades me preguntó voz en cuello: “¿Dónde encuentro putas aquí para gastarme esta lana?”.

Relajado, entre los suyos, el ingeniero nos ilustró sobre los avances de Pemex, las posibilidades de cooperación y específicamente el intercambio de petróleo mexicano por soviético, para que el primero fuera entregado al gobierno cubano y el segundo al español. El ahorro en transporte sería formidable, además el oro negro de Siberia tenía las características adecuadas para las necesidades de Madrid y lo mismo sucedía con el mexicano respecto a La Habana.

Ésa era “la nota” sobre los nueve días de viaje de JLP y su comitiva por Moscú, Leningrado, Bakú y Novosibirsk. La otra “la quemó” Leonid Brézhnev, el 25 de abril, cuando anunció la adhesión de la Unión Soviética al Tratado de Tlatelolco, al inaugurar el XVIII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas Leninistas.

Los primeros sorprendidos fueron los 14 integrantes de la avanzada presidencial que estaban convencidos de que el anuncio se produciría al dar a conocer el comunicado conjunto sobre la visita oficial de JLP, mismo que al partir del Aeropuerto Benito Juárez pidió al dirigente de los comunistas mexicanos: “¡Deséenos suerte!” Mas la adopción, ayer y hoy, de las decisiones de las grandes potencias son ajenas a casualidades.

El hecho es que Díaz Serrano adelantó el anuncio principal, pero igual lo bloqueó ante la pregunta de un reportero sobre si la información era para publicarse. Le respondieron “es una plática entre amigos”. En mi caso opté por usarla, pese al ruego de Alberto Peniche: “Le vamos a agradecer mucho que no transmita la información”. Mi respuesta fue que esa decisión la tomarían los directivos de Radio Educación, la querida Verónica Rascón consultó y la respuesta benefició a Los Pinos, mas no a los censurados lectores que ni se enteraron ni nadie rindió cuentas sobre por qué no se materializó el anuncio.

Todavía en el encuentro final con los periodistas, López Portillo pretendió exhibirse --adulado por Santiago Roel-- como el gran arquitecto de la firma soviética del Tratado de Tlatelolco. Adujo sólo la resistencia del gobierno de Fidel Castro a suscribirlo, pero la pregunta de este escribidor lo llevó a jurar en el característico tono solemne: “Podemos afirmar categóricamente que no existe ninguna negativa del gobierno de Brasil a ratificar dicho tratado, sino la disposición plena a firmarlo; así nos lo anunció su presidente durante la visita que hizo a México”. Gracias por la nota, me dijeron varios corresponsales.

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