Las inversiones españolas, "un riesgo" para América Latina, advierte el FMI

Roberto González Amador
Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de abril de 2012, p. 7

Washington, 17 de abril. La inversión española se convirtió en uno de los principales "efectos de contagio" de la crisis internacional en Latinoamérica. Un día después de que el gobierno argentino anunció la expropiación de la filial de Repsol, el Fondo Monetario Internacional (FMI) sostuvo este martes que la presencia de bancos europeos en la región –los principales son ibéricos– es un canal directo de transmisión de los problemas financieros y fiscales de Europa, una zona que volvió a caer en recesión.

El FMI criticó la decisión del gobierno argentino de asumir el control de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), filial de Repsol. Sin dejar de cuestionar esa decisión en particular, el organismo expuso que por ahora la inversión de firmas financieras españolas en Latinoamérica es un factor de riesgo para la región, aun cuando lo califica de "limitado".

Países como México y las naciones centroamericanas y caribeñas se comenzaron a beneficiar de un repunte en el crecimiento de Estados Unidos. Mientras, en Sudamérica se mantienen las exportaciones a Asia, su principal fuente de demanda externa, según la actualización del Panorama de la economía mundial, presentado hoy por Olivier Blanchard, director del Departamento de Investigación Económica del organismo multilateral, que esta semana realiza, junto con el Banco Mundial, su asamblea de primavera.

La nacionalización de YPF, anunciada el lunes pasado por la presidenta argentina, Cristina Fernández, fue comentada por el FMI en los términos de la ortodoxia que domina a este organismo. "No es útil para la inversión y el crecimiento de largo plazo", aseguró respecto de la medida Thomas Hebling, jefe de la división de investigación económica del fondo.

En general "las intervenciones públicas discrecionales empeoran el clima de inversiones", dijo. "Ha habido cierto cambio en el clima de inversiones de Argentina en los años recientes y esto ya se ha incorporado en los pronósticos" de crecimiento del país, expuso Hebling. La economía de Argentina creció 8.9 por ciento en 2011, y el FMI espera que este año desacelere a 4.2 por ciento.

La economía de Latinoamérica y el Caribe crecerá este año 3.7 por ciento, tres décimas de punto menos que el pronóstico de hace seis meses, de acuerdo con el pronóstico presentado hoy por el FMI en el Panorama de la economía mundial (WEO, por sus siglas en inglés). Los factores externos jugaron en favor del crecimiento en 2011 –que fue de 4.5 por ciento–, pero ese viento puede cambiar de dirección este año.

El alto nivel de los precios de las materias primas apoyó la actividad en muchos de los países de la región que las exportan, a pesar de una desaceleración del crecimiento mundial y los flujos de capitales, mencionó el reporte.

Los efectos de contagio que llegan a la región a través de los canales comerciales, financieros y bancarios se sintieron en los meses recientes, pero con una incidencia limitada en la actividad, estableció el FMI. Los "efectos de contagio" por la vía del comercio tienen que ver con la exportación de materias primas desde la región y, por tanto, están vinculados al crecimiento de Asia, argumentó.

En cambio, para la región latinoamericana el sistema financiero es una vía por la que llega la crisis europea. Ya sea, como señaló el organismo, por la reducción en los flujos de capital, que ha ocurrido, o por la presencia de firmas financieras, sobre todo españolas, en la región.

"Los efectos de contagio provenientes de Europa se transmiten de manera más directa a través de la exposición de la región a las operaciones de los bancos europeos. Estos bancos, y en particular los españoles, tienen una presencia importante en la región, respecto del total del sistema", expuso.

La inversión española en el sistema bancario latinoamericano equivale a 10 por ciento del producto interno bruto de la región.

El FMI consideró que Europa ha caído nuevamente en recesión, como consecuencia del aumento de la deuda pública, de una pérdida de confianza de los inversionistas en los instrumentos de algunos de los países de ese continente y el efecto en el crecimiento económico y la generación de empleo de la disminución de los préstamos bancarios y la reducción de los déficit fiscales.


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