México SA -

Carlos Fernández-Vega
Preparaos, mexicanos desharrapados, que ya llegó, ya está aquí, la temporada de vacas rollizas, pues de acuerdo con el anuncio del Fondo Monetario Internacional la economía mexicana crecería 4.2 por ciento en 2010 y 4.5 por ciento en 2011, con lo que, de cumplirse tan espléndida proyección, a mediados del próximo año, en el mejor de los casos, apenas se recuperaría el nivel de bienestar –si es que algún día existió– vigente en 2008, o lo que es lo mismo, el catarrito” le habría costado a la nación y a quienes la habitan (aunque no a todos, desde luego) 30 meses adicionales de inopia.

¡Felicidades!, que ya regresó la abundancia virtual. Sin embargo, las matracas deben enmudecer, porque la “buena nueva” del FMI se desmorona al conocer el balance sobre el ingrato paso del caballo panista de Atila (aquel que donde pisa no vuelve a crecer la hierba, salvo la golden): de concretarse la proyección fondomonetarista sobre la economía mexicana, en cinco años de inquilinaje calderonista (2007-2011) el resultado concreto sería una raquítica tasa anual promedio de “crecimiento” de 1.34 por ciento (en campaña prometió 5 por ciento anual), el peor resultado para un periodo igual desde Miguel de la Madrid (0.15 por ciento; todas las cifras corresponden a la estadística del Inegi).

Qué bueno que Calderón y sus corifeos presumen que, “sin duda, hemos hecho bien la tarea, (y) hemos ganado credibilidad” (habría que imaginar el panorama si lo hubieran hecho mal, al tiempo que deberían explicar qué entienden por credibilidad), y que el efecto de la crisis de 2009 “fue menor” que el de la correspondiente a 1995, porque la economía mexicana “es más sólida ahora”. Cacareos aparte, en cinco años sentado en Los Pinos la tasa anual promedio con Calderón sería de 1.34 por ciento, y con Fox (sin crisis, ni devaluación, pero sí con históricos ingresos extraordinarios) de 1.8 por ciento (de 2.9 por ciento en igual lapso, pero de Zedillo).

Entonces agárrense, porque si a los fabulosos logros económicos de Calderón se le suman los igualmente virtuales de Fox, el balance es no sólo es escalofriante, sino socialmente explosivo: con el panismo en Los Pinos (finales de 2000 a 2010, incluido el cálculo del FMI para ese último año), México no logró más que sumar otra década perdida a su historia, con resultados incluso peores a los registrados en los años 80. Así es: en el periodo 2001-2010 (Fox-Calderón), la tasa anual promedio de “crecimiento” económico sería de 1.59 por ciento; en el lapso 1981-90 (con la dupla De la Madrid-Salinas, la primera década perdida, de acuerdo con la Cepal), esa misma tasa fue de 1.9 por ciento. Y en la intermedia (1991-2000, con el propio Salinas de la mano de Zedillo) 3.51 por ciento; como referencia, entre 1971 y 1980 dicho indicador fue de 6.7 por ciento.

Pero lo anterior no importa, qué más da, porque ya regresaron las vacas gordas y el futuro venturoso está a la vuelta de la esquina, según pronóstico fondomonetarista, algo que trae loco de contento al inquilino de Los Pinos, por mucho que desde su llegada por la puerta de atrás México no ha visto, ni verá, una. Días atrás se escuchó al ágil secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, que los mexicanos no saldrán de la pobreza sin un crecimiento económico de entre 5 y 6 por ciento cada año, pero se dicen satisfechos (“sin duda, hemos hecho bien la tarea”, y “hemos ganado credibilidad”) con un vergonzoso 1.34 por ciento de promedio anual (siempre y cuando se cumpla el pronóstico del FMI, mismo que está condicionado al comportamiento real y concreto de la economía estadunidense, es decir, ni siquiera depende de lo que aquí se haga).
Si Calderón quiere cumplir con su promesa de campaña (¡qué buen chiste!) en materia de crecimiento, y Ernesto Cordero no desea tragarse sus palabras en público (crecer entre 5 y 6 por ciento anual para abatir la pobreza en el país), como es su costumbre, entonces la eficiente dupla tendría que hacer algo más que discursos para que la economía nacional reporte tasas sostenidas de crecimiento de 11 por ciento anual entre 2010 y 2012, porque sólo así podría alcanzar un promedio anual en el sexenio de 5.16 por ciento y –según el propio cálculo oficial– abatir la pobreza. Desde luego que todo esto no es más que un ejercicio marca Onán, porque en Los Pinos y zonas circunvecinas les encanta festejar las migajas que le han dado cuerpo a la segunda década perdida en 30 años de modelito.

En vía de mientras, el balance de la primera mitad calderonista –ya con cifras oficiales– en materia de “crecimiento” es de una tasa anual promedio (negativa, desde luego) de 0.66 por ciento. ¿Qué hará en tres años el merolico de Los Pinos para remontar el desastroso marcador en contra de los mexicanos, a él que le encantan las golizas?

De cualquier suerte, no todo está perdido: “la concentración del ingreso en México aumentó en los últimos cuatro años, reveló un reporte del Banco Mundial publicado este martes. La décima parte de los mexicanos que está en la punta de la pirámide de la riqueza, concentró ingresos por el equivalente a 439 mil 597.2 millones de dólares, cantidad que representó 41.3 por ciento del ingreso total nacional. De tal forma, los mexicanos de mayor ingreso aumentaron en 171 mil 895.6 millones de dólares su acumulación de ingreso” entre 2004 y 2008, lo que significó un crecimiento de 64.21 por ciento (y no de 39.1 por ciento, como asegura el organismo financiero internacional). Para el Guinness.

En el primer bienio de Calderón, el 10 por ciento más rico de la población aumentó su concentración del ingreso de 37.9 a 41.3 por ciento del PIB, es decir, una transferencia de 3.4 puntos del producto para ese selecto grupo, en el mismo periodo (2007-2008) en el que 6 millones de mexicanos (y contando) se sumaron al ejército de pobres. Ya tiene de qué presumir el inquilino de Los Pinos con su campaña de “para vivir mejor”:

Las rebanadas del pastel

Si de ricos se trata, en el apacible puerto de Acapulco hoy comienza la convención bancaria, donde los barones del dinero (con sus 393 mil millones de pesos en utilidad netas acumuladas con Fox y Calderón) hablarán de las “claves para el desarrollo sostenible”… Y mientras a Evo se le atragantó el pollo, transgénico o no, ¡cuidado!, porque dos de los patos salvajes de 2009 ayer asomaron la cara e hicieron declaraciones, de tal suerte que hay que ser precavidos (la experiencia obliga a leer sus dichos en sentido contrario): “la apreciación del peso no es excesiva” (Agustín Carstens), y “a los empresarios no les asusta el clima de inseguridad en el país” (Gerardo Ruiz Mateos).

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