Contribución - Reformas en Cuba

Nuestro compañero José Luis Hdz. nos envía este documento.


Camaradas:



Las recientes reformas laborales adoptadas por el gobierno cubano, entre ellas el despido de un millón de trabajadores, afectarán duramente las condiciones de vida y de trabajo del pueblo.





Ciertamente muchas de ellas eran imprescindibles -como eliminar ineficiencias y permitir el trabajo por cuenta propia (que nunca debió de ser eliminado)-, el problema es que la CTC (Central de Trabajadores Cubanos), aceptó sin chistas éstas medidas, sin ningún debate a su interior y sin exigir medidas compensatorias.



Para quienes continuamos apoyando la Revolución cubana, y a su gobierno, estas acciones nos dejan atónitos. Se hace necesario abrir un debate al respecto y lo mejor es mantenernos informados de las diferentes opiniones a éste respecto.



Abajo les envió la declaración oficial (más bien de apoyo) de la CTC y un artículo del camarada Guillermo Almeyra que seguramente aparecerá el domingo próximo en La Jornada.



Saludos

José Luis Hernández Ayala
Móvil 55 9191 7210

Pronunciamiento de la Central de Trabajadores de Cuba



Trabajadores:



La Revolución cubana cumple 52 años de victoriosa existencia, y hoy, más que nunca están vivas e inconmovibles en la dirección de la nación y en nuestro pueblo la voluntad y la determinación de continuar la construcción del socialismo, avanzar en el desarrollo y la actualización del modelo económico que debemos seguir, consolidando las conquistas alcanzadas.



La dirección del Gobierno ha venido trabajando en la elaboración de un conjunto de medidas que garantizan e instrumentan los cambios que resulta necesario e impostergable introducir en la economía y la sociedad, para transformar y hacer más eficiente el actual proceso productivo y laboral.



Cuba enfrenta la urgencia de avanzar económicamente, organizar mejor la producción, potenciar las reservas de productividad y elevarla, mejorar la disciplina y la eficiencia y ello solo será posible mediante el trabajo digno y consagrado de nuestro pueblo.



Hoy, el deber de los cubanos es trabajar y hacerlo bien, con seriedad y responsabilidad, lograr un mejor aprovechamiento de los recursos de que disponemos, para así satisfacer nuestras necesidades.



En correspondencia con el proceso de actualización del modelo económico y las proyecciones de la economía para el periodo 2011-2015, se prevé en los Lineamientos para el año próximo la reducción de más de 500 000 trabajadores en el sector estatal y paralelamente su incremento en el sector no estatal. El calendario para su ejecución está concebido por los organismos y empresas, hasta el primer trimestre del 2011.



Para el movimiento sindical y los trabajadores prestar la máxima atención a la reducción de plantillas, al proceso de disponibilidad laboral y al empleo, y lograr una adecuada utilización de los recursos humanos resulta una tarea insoslayable. Es conocido que el exceso de plazas sobrepasa el millón de personas en los sectores presupuestado y empresarial.



Nuestro Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas, entidades productivas, de servicios y presupuestadas con plantillas infladas, y pérdidas que lastran la economía, resultan contraproducentes, generan malos hábitos y deforman la conducta de los trabajadores.



Es necesario elevar la producción y la calidad de los servicios, reducir los abultados gastos sociales y eliminar gratuidades indebidas, subsidios excesivos, el estudio como fuente de empleo y la jubilación anticipada.



El éxito del proceso que ahora se inicia dependerá del aseguramiento político que desde el movimiento sindical y bajo la dirección del Partido los dirigentes sindicales demos previamente a las acciones que se deben emprender, y del consenso social que alcancemos sobre la pertinencia económica y política de este paso.



Estas medidas de disponibilidad laboral buscan la identificación de las plazas que no resultan indispensables y la reubicación en otro puesto de trabajo donde sea necesario y posible o la reorientación laboral de los trabajadores que las ocupan.



Para el tratamiento laboral de los trabajadores que en una entidad o puesto de trabajo resulten disponibles, se amplia y se diversifica el actual horizonte de opciones con nuevas formas de relación laboral no estatal como alternativa de empleo: entre ellas están el arrendamiento, el usufructo, las cooperativas y el trabajo por cuenta propia, hacia donde se moverán cientos de miles de trabajadores en los próximos años.



Dentro del sector estatal solo será posible ir cubriendo las plazas que resulten imprescindibles, en labores históricamente deficitarias de fuerza de trabajo, como la agricultura, la construcción, maestros, policías, obreros industriales y otros.



El país viene ejecutando en diversos sectores un importante proceso inversionista, en el petróleo, la construcción, la biotecnología, la industria farmacéutica y el turismo, asimismo se impulsan otras producciones de bienes y se ampliará la exportación de servicios, lo que también generará fuentes de empleo.



Estos cambios en la política de empleo se aplicarán de forma gradual y progresiva, se iniciarán de inmediato y por su magnitud e incidencia abarcarán a todos los sectores.



Todo este proceso se efectuará sobre bases y normas nuevas y se modificará el actual tratamiento laboral y salarial para los disponibles e interruptos, pues ya no será posible aplicar la fórmula de proteger o subsidiar salarialmente de forma indefinida a los trabajadores. En la identificación, traslado y ubicación hacia otras labores tendrá un papel muy importante la gestión y disposición personal del interesado.



La definición de quiénes cubrirán las plazas disponibles en cada colectivo laboral se aplicará tomando en consideración el principio de la idoneidad demostrada.



Un asunto de singular importancia lo constituye el salario. Hay que revitalizar el principio de distribución socialista, de pagar a cada cual según la cantidad y calidad del trabajo aportado. Los sistemas de pago por resultado, aplicados en centros con plantillas mejor ajustadas, continuarán siendo la vía para elevar la productividad y como consecuencia de ello, el ingreso de los trabajadores.



Favorecer que la organización sindical en cada nivel de dirección contribuya al cumplimiento de esta política garantizará la continuidad de la construcción del socialismo cubano; aplicando el concepto de Revolución a partir del sentido del momento histórico, y de cambiar todo lo que debe ser cambiado

La CTC y los sindicatos estamos comprometidos y velaremos por la más estricta observancia y aplicación del principio de idoneidad demostrada al determinar el mejor derecho para ocupar una plaza, así como por la transparencia en lo que debe ejecutarse.



Al sindicato le corresponde actuar en su sector con un alto nivel de exigencia y mantener el control sistemático de la marcha de este proceso, desde que se inicie hasta que concluya, adoptar las medidas que correspondan y mantener informados a sus organismos superiores y a la CTC.



La unidad de los trabajadores cubanos y de nuestro pueblo ha sido clave para materializar la gigantesca obra edificada por la Revolución y en las transformaciones que ahora emprendemos ella continuará siendo nuestra más importante arma estratégica.



Secretariado Nacional de la CTC.



CUBA, DEMOCRACIAY AUTOGESTION COMO FUERZAS PRODUCTIVAS



Guillermo Almeyra,

sep-2010



Previsiblemente, la crisis mundial- a la que se agrega el criminal bloqueo estadounidense- aumentará aún más su peso sobre la isla, reduciendo el turismo e incluso las remesas de los cubanos emigrados. Las dificultades crecientes de la economía venezolana así como el agravamiento de los desastres climáticos son también factores que hay que tener en cuenta cuando se piensa en cómo sacar del actual pozo a la economía cubana y en cómo reducir las tensiones sociales y políticas en un país que está instalado en una crisis profunda desde hace más de veinte años (la vida de una entera generación) y que no ve en el horizonte ni cambios reales ni objetivos alentadores sino sólo una dura lucha por la supervivencia dirigida que además por el mismo sistema y los mismos cuadros que ayudaron a llegar a la actual dramática situación o que no supieron cómo evitarla.



Para salir de esta crisis, que se agrava con la crisis mundial pero se viene arrastrando dese hace decenios por causas específicamente cubanas, se necesita tensar todas las fuerzas de la población, recurrir a su capacidad creativa, su cultura, sus conocimientos, movilizarla como protagonista de todas las decisiones, como patrona de su propio destino, darle como objetivo la igualdad, la participación plena y creativa. En una palabra, dejar de tratar a los cubanos como súbditos y reconocerlos como ciudadanos plenos, movilizando su voluntad, su conciencia, su voluntad de socialismo, no detrás de huecas consignas desgastadas sino en pos de objetivos democráticos y autogestionarios para que por Estado no se entienda un aparato por sobre la sociedad y que pretende controlarla sino la gestión colectiva de los ciudadanos en primera persona.



La democracia no es un obstáculo en el trabajo de los especialistas, burócratas y tecnócratas: es una necesidad vital para aumentar la producción y la productividad y lograr nuevas invenciones colectivas. ¿Quién discutió previamente las actuales medidas para salir de la crisis que permiten vender propiedades en Cuba, por 99 años, a extranjeros, cuando los cubanos mismos no pueden comprarlas, qiuen decide construir gran cantidad de campos de golf de 18 hoyos (para extranjeros), costosísimos en agua y en esfuerzos, que eliminan totalmente el magro subsidio por desocupación o la gratuidad de los entierros? ¿La Asamblea Nacional, que sólo se reúne siempre a posteriori para refrendar las decisiones del vértice partidario? ¿Un congreso o una conferencia del partido, siempre postergados pues ese partido único, en el que milita lo mejor y también lo peor del funcionariado cubano, está fusionado con el aparato estatal, no tiene objetivos diferentes de éste y a él está subordinado y, por supuesto, no controla en lo más mínimo a los dirigentes del Estado-partido? ¿Los llamados sindicatos, que en vez de ser la voz de los trabajadores frente al aparato estatal supuestamente de esos trabajadores son simplemente una parte de la burocracia estatal, al extremo de ser incapaces de decir una palabra frente a la pérdida de grandes y viejas conquistas, de evaluar las políticas del Estado, de formular propuestas y contrapropuestas surgidas de asambleas democráticas en las empresas?



¿Por qué no se discuten las medidas gubernamentales en cada empresa, en cada barrio, en cada comunidad campesina? ¿Por qué no se escucha la voz y las sugerencias de quienes deberán sufrir las consecuencias de dichas medidas y, al mismo tiempo, deberán poner el hombro para sacar al buey del barranco?



Una crisis es una oportunidad de cambiar En vez de recurrir solamente a un hipotético turismo o inversionismo de lujo ¿por qué no discutir cuáles inversiones productivas son hoy necesarias y deben ser permitidas al capital privado -por ejemplo, en la producción agroalimentaria y la distribución de los alimentos en la isla? En vez de centralizar una vez más, ¿por qué no descentralizar y dar poder de decisión y de organización a nivel territorial, horizontal, a los productores y poner a su disposición insumos y medios de transporte? El combate a la burocracia no consiste sólo en reducir el número de funcionarios redundantes o improductivos y de reglamentaciones absurdas: consiste en cambio fundamentalmente en trasladar el poder de información y de discusión a los ciudadanos, que son usuarios- productores- consumidores atados por esa burocracia.



La democracia, la autogestión, la planificación desde el territorio y desde los lugares de producción, la libertad de opinar, disentir, expresarse, informarse, son indispensables si se quiere sacar a la población de una desmoralizante y creadora de apatía resignación ante las decisiones que llueven desde el vértice del Estado tal como llegan los huracanes. Repetimos: la vía china o vietnamita son irrepetibles en Cuba no sólo por razones demográficas, históricas, culturales sino también porque esa es una salida que sólo se podría encarar abriendo completamente el país al capital y la intervención de Estados Unidos y eliminando lo que queda de la revolución para que acabe el bloqueo y lleguen inversiones masivas. Cuba nunca fue socialista, aunque sí luchó por aportar a la construcción del socialismo en la isla y en el mundo. Pero su revolución democrática, antiimperialista, de liberación nacional, fue importantísima para la isla y para todo el continente y, aunque está estancada desde hace rato porque no puede profundizar su curso y, por el contrario, retrocede, sigue siendo la garantía de la independencia nacional y es la base del consenso político que aún mantiene el gobierno, sobre todo entre las generaciones más viejas, que conocieron el pasado y no quieren retornar a él, como lo expresa claramente Silvio Rodríguez. Es suicida enterrar los restos de revolución para atraer inversionistas. Por el contrario, hay que reanimarla con un gran cambio, sobre la base de la democracia, la autogestión, la libre organización, la eliminación de la autocracia y la burocracia y la extensión al máximo del poder de los productores.

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