México SA - Economía desinflada

Carlos Fernández-Vega
Opinión 
Periódico La Jornada 
 
No es para desanimar a nadie, pero por enésima ocasión el alegre discurso oficial desentona con la terca realidad. Tanto, que hasta los aliados naturales del régimen (los empresarios de pedigrí y los genios neoliberales autóctonos) comienzan a poner peros a los presuntos resultados de los gloriosos cien primeros días de gobierno y a los insistentes mensajes propagandísticos –marca Miguel Angel Cornejo– que promocionan un futuro venturoso, ahora sí, por el simple hecho del regreso del dinosaurio que se vistió con ropa nueva.
De hecho, el resultado de la más reciente encuesta (marzo de 2013) que el Banco de México periódicamente levanta entre los llamados especialistas en economía del sector privado (el think tank de gobierno y empresarios) no deja lugar a dudas de que en el Olimpo también se sufre, pues las perspectivas a corto y mediano plazos para este grupo adquieren tonalidades que van de gris a negro, con ganas de empeorar. Para este selecto equipo de analistas neoliberales, la tendencia económica es descendente, al igual que la relativa a la generación de empleo formal, mientras aumenta la correspondiente a la inflación. Y en el mejor de los casos, y sólo en el mejor, la situación del país se mantendría en la mediocridad absoluta, es decir, igual que hace 30 años.
En materia de empleo formal, por ejemplo, los citados especialistas redujeron su cálculo para 2013 de 648 mil plazas estimadas en febrero pasado a 610 mil sólo un mes después. De cualquier suerte, sea uno u otro el resultado en este renglón, se confirma la estrechez del mercado laboral mexicano, el cual de plano no alcanza para todos; de hecho, y más allá de la constante precarización, sólo ofrece cupo a uno de cada tres mexicanos en edad y condición de laborar. Y para 2014 el ambiente se mantendría así, con todo y que a los empresarios les modernizaron la Ley Federal del Trabajo.
En la encuesta levantada por el Banco de México resalta que, bajo el análisis del selecto equipo de genios neoliberales (33 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero) de plano no hay forma de atenuar el desempleo en el país, el cual se mantendría, cuando menos en 2013 y 2014 y si bien va, en la cota actual, de tal suerte que la informalidad sería –como hasta ahora– la única alternativa para sobrevivir en un país donde mucho se promete, pero poco se hace.
No puede generarse empleo suficiente en una economía pasmada, como la mexicana. En tres décadas a duras penas el promedio anual ha sido de 2 por ciento, siendo el sexenio calderonista el que peores resultados arrojó en cinco lustros. En este contexto, los citados especialistas pronostican que en 2013 y 2014 el avance –por llamarle así– económico del país será menor al originalmente estimado, tanto por el gobierno federal como por ellos mismos, por lo que es obvio que no habrá espacio para todos, como reza el discurso oficial.
El Banco de México detalla que se consultó a los analistas sobre la probabilidad de que en alguno de los próximos trimestres se observe una reducción respecto al trimestre previo en el nivel del producto interno bruto real ajustado por estacionalidad; es decir, la expectativa de que se registre una tasa negativa de variación trimestral desestacionalizada del PIB real. Sin embargo, el organismo financiero apuesta a los promedios: la probabilidad media de que en alguno de los trimestres sobre los que se preguntó se observe una caída del PIB aumentó en relación a la encuesta anterior, excepto para el segundo trimestre de 2013, si bien dichas probabilidades permanecen en niveles bajos.
La inflación oficial continuará muy cerca de 4 por ciento, siempre en abierto desafío a la meta que en este sentido el propio Banco de México se ha impuesto. Mayor inflación es igual a mayor deterioro del poder adquisitivo, tanto del salario como de las inversiones destinadas a generar empleo y ampliar la capacidad productiva de las empresas. A mayor inflación, pues, menor salario real (que de por sí está en el suelo) y menores posibilidades para crear plazas laborales. En este sentido, el BdeM anota que las expectativas promedio de largo plazo para la inflación general correspondientes a los horizontes de uno a cuatro años y de cinco a ocho años aumentaron en relación a las registradas en la encuesta de febrero, si bien la mediana de los pronósticos para el horizonte de uno a cuatro años se mantuvo en niveles similares.
Los especialistas tampoco mostraron alegría por la expectativa en uno de los aspectos que más les preocupa: el déficit económico del sector público. En este sentido, aumentaron su pronóstico de 2 a 2.29 por ciento en 2013, y de 2 a 2.22 por ciento en 2014. Al gobierno federal le da por gastar más de lo que tiene (normalmente en cuestiones totalmente improductivas), y el saldo deficitario crece, de tal suerte que el círculo lo complementa el endeudamiento. Y esto se reproduce a nivel estatal, donde igualmente se utilizan los recursos públicos como si fueran inagotables.
La encuesta del Banco de México reveló que los analistas consultados aumentaron sus pronósticos de déficit comercial para 2013 y 2014. También incrementaron sus perspectivas de déficit de la cuenta corriente para ambos años. Y en materia de inversión extranjera directa, sus previsiones no variaron mucho, es decir, que en el mejor de los casos se mantendría en niveles similares a los observados en 2012.
Y para rematar, los encuestados consideraron que los factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico de México en los próximos meses serían, en orden de importancia, la debilidad del mercado externo y la economía mundial (28 por ciento de las respuestas); la inestabilidad financiera internacional (17 por ciento de las respuestas); los problemas de inseguridad interna (16 por ciento de las respuestas) y la ausencia de cambio estructural en México (14 por ciento de las respuestas).
En síntesis, el navío de gran calado (Calderón dixit) ni siquiera alcanza grado de trajinera xochimilca.
Las rebanadas del pastel
Por decir la verdad, en el Consejo General del IFE la sacaron tarjeta roja a uno de los aspirantes a la plaza que dejó vacía Sergio García Ramírez. Dijo el defenestrado: existe una crisis del modelo de arbitraje electoral y una debacle en la confianza del Instituto Federal Electoral, que pasó del 91 a 50 por ciento de aceptación ciudadana, de tal suerte que un árbitro que no tiene confianza es un árbitro inútil. Y los autocríticos consejeros lo mandaron mucho a buscar chamba a otra parte. 

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