Abolidos, el modelo neoliberal y su política de pillaje, asegura AMLO

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▲ El presidente Andrés Manuel Lopez Obrador clausuró ayer el foro Planeando Juntos la Transformación de México.Foto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de marzo de 2019, p. 3
En Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador decretó el fin de la época neoliberal, una pesadilla que padeció el país durante 36 años. Reclamado por sus colaboradores y simpatizantes que asistieron al foro Planeando Juntos la Transformación de México, sentenció: Quedan abolidos el modelo neoliberal y su política de pillaje antipopular y entreguista.
En un discurso donde delineó 11 ejes que regirán en su gobierno y serán los criterios fundamentales del nuevo Plan Nacional de Desarrollo, indicó: Ahora tenemos la responsabilidad de construir una nueva política posneoliberal y convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, ordenamiento político y convivencia entre sectores sociales.
En una proclama contra el viejo régimen, López Obrador definió como una de las máximas de su gobierno que el mercado no sustituye al Estado. Esa fue una patraña para imponer la política neoliberal, un sofisma. En ningún país del mundo el Estado se puede dividir, ni en China ni en Estados Unidos, sólo a estos despistados tecnócratas se les ocurrió que no hacía falta, y sólo lo usaron para rescatar al sistema financiero con el Fobaproa.
Nunca pensaron, continuó, que el Estado tiene como función principal conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo para la gente. En esta lógica, señaló que otro concepto asociado es la promoción de una economía para el bienestar, es decir, pensar que haya crecimiento de la economía, pero también distribución de la riqueza y del ingreso. Eso es en esencia el desarrollo, no sólo quedarse en aumentar los niveles de desarrollo económico.
Durante la clausura del foro del cual surgieron los elementos centrales para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, López Obrador aseguró que sus antecesores vinculados al neoliberalismo ya no le dieron relevancia a la planeación porque se guiaron de las recetas que se enviaban desde el extranjero. Desde allá se definían las políticas públicas que finalmente están dirigidas a garantizar el bienestar de las minorías y la marginación de la mayoría del pueblo.
Bajo la nueva administración es preciso demostrar que la modernidad puede ser forjada desde abajo y sin excluir a nadie, pues el desarrollo no tiene que ser contrario a la justicia social.
En esta lógica, otro fundamento está asociado a un viejo eslogan de una de sus campañas: Por el bien de todos, primero los pobres. Atender a todos, escuchar a todos, pero darle preferencia a los más necesitados, a los vulnerables, a los débiles, a los explotados, a los olvidados, a los marginados. Eso es el humanismo que tiene que ser una característica de nuestro gobierno.
Consolidar la democracia participativa y representativa es otro eje al que el Presidente destinó mayor tiempo durante su intervención. La democracia que significa el poder del pueblo, el mandar obedeciendo de verdad, no como retórica o concepto teórico. En ese ámbito retomó la instauración de dos temas polémicos, recientemente aprobados que se impulsarán: la revocación del mandato y la consulta popular.
Uno más de los 11 criterios básicos que regirán sus políticas será la no exclusión de nadie por causas de sexo, raza, religión, preferencia sexual, posición social o capacidades físicas, porque rechazará toda forma de discriminación.
Para López Obrador no puede haber paz sin justicia y no se resolverá el grave problema de la inseguridad sólo con el uso de la fuerza, sin atender las causas que la originan. Por ello se reactivará la economía, se crearan empleos y generarán condiciones favorables para garantizar la paz.
De eso depende gran parte de la reducción de la inseguridad, pues la incorporación del Ejército y la Marina en tareas de vigilancia es complementaria al combate de las causas. Ambas instituciones actuarán sin violar derechos humanos, sin uso excesivo de la fuerza, sin masacres y sin violencia.
El mandatario anunció que retomará algunos principios del pasado que cuestionarán sus adversarios, pero que son fundamentales, como la premisa juarista de respeto al derecho ajeno. Es un concepto que los neoliberales tildan de pasado de moda, pero que recupera el principio constitucional de no intervención y respeto a la autodeterminación de los pueblos.
Enumeró también otro fundamento vinculado al impulso de las políticas de bienestar para que no haya más migración por hambre o violencia, sino que quienes dejen el país lo hagan como opción.
Aludió a otros elementos insistentemente reivindicados en estos tres meses de gobierno, como la honestidad, la cancelación de un gobierno rico con un pueblo pobre y la ética como fundamento para alcanzar el bienestar material y del alma en la sociedad.

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