El síndrome Dresser - El periodismo cómodo

22 Marzo 2010 | Atmósfera mediática | 49 vistas | comentarios
José Luis Alvarez Hidalgo

Hace unos días asistí a una conferencia impartida por el catedrático y activista Ángel Balderas, para dar razón de los motivos que tuvo el gobierno federal para cerrar de modo por demás arbitrario e injusto y despedir a 44 mil trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro; en dicha charla, se refirió enfáticamente al síndrome Dresser (en alusión directa a la académica y columnista de Proceso, Denise Dresser) curioso fenómeno mediático con el cual ahora podríamos denominar a todos aquellos periodistas que han dado una voltereta ética e ideológica para dedicarse a escribir toda una serie de afrentas y calumnias en contra de cualquier movimiento social que ponga en entredicho el modo de gobernar de sus patrones del Ejecutivo Federal.

Lo más penoso del asunto es que dicha periodista se había caracterizado por tener una amplia carrera como periodista crítica y libertaria (incluso desde la izquierda); como lo fue en su momento el cofundador de la revista Proceso, Carlos Marín, hoy un vil esquirol de la derecha en Televisa; o el caso de Ciro Gómez Leyva, periodista crítico y pensante mientras estuvo en Canal 40, y ahora un burdo remedo de su jefe, el amo y señor de la adulación al poderoso, Joaquín López Dóriga, para no hablar de Víctor Trujillo, Brozo, y muchos más que han decidido cambiarse al bando de los periodistas cómodos y serviles del poder político y de la ideología hegemónica, como lo diría Antonio Gramsci.

El caso de Denise Dresser es patético y vergonzoso. Sus fobias a los movimientos de izquierda comienzan con su desaprobación al movimiento que encabeza AMLO y a sus medidas de resistencia civil estrictas, como el cierre de Paseo de la Reforma y la instalación de los campamentos permanentes en el zócalo, en protesta por el fraude electoral de 2006. Por supuesto que el estallido de su entreguismo fue la serie de artículos que publicó aplaudiendo la medida ordenada por el espurio, Felipe Calderón, de aplicar el decreto de extinción en contra de la CLF y de acabar con uno de los pocos sindicatos democráticos que existen como el es el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y no contenta con ello desatar una oleada de críticas adversas al sindicato en cuestión, tachándolo de corrupto, ineficiente y de privilegiados, al grado de expresar que ya era ahora de alguien le pusiera fin a los abusos de los sindicatos que entorpecen el desarrollo democrático del país. (Sic)

Entonces, entre el azoro y la desesperanza, uno se pregunta casi con exasperación: ¿porqué no ha tocado con el pétalo de una crítica fuerte y consistente, esto es una denuncia pública obligada, a los sindicatos realmente corruptos y que de verdad son un freno para el avance de este país, como los son el SNTE de Elba Esther Gordillo; el sindicato de PEMEX y el saqueo que ha hecho de la nación en toda su historia; el de los ferrocarileros del hampón Víctor Flores, hoy flamante diputado del PRI; el de Gamboa Pascoe, de la CTM; el mismo SUTERM, de la Comisión Federal de Electricidad y podríamos enumerar una decena más, cuyas atrocidades en contra de sus mismos agremiados jamás han sido denunciadas por la valiente periodista Denise Dresser que, ahora sí, se ensaña con el SME utilizando el mismísimo discurso de su patrón, Felipe Calderón y de las televisoras, plagado de calumnias y aseveraciones sin fundamento.

Este cambio de piel de los periodistas que hoy están al servicio del poderoso, no es una decisión que sólo atañe a su persona y sobre la cual estarían en todo su derecho, sino fuera por las consecuencias que esto acarrea al sensibilizar a la opinión pública nacional que se informa en un 90 % a través de Televisa y de TV Azteca. Basta leer el último artículo de Dresser publicado en la revista Proceso 1741, para dar cuenta del nivel y la perversión ideológica en la que ha caído la tristemente célebre periodista, en donde le endilga un falso discurso a Beatriz Paredes y resulta ser una monserga panfletaria pobre y de mal gusto para atacar al PRI con todo el veneno posible (con insultos, ni siquiera con argumentos de peso) y de paso mostrar su apoyo a la alianza electoral PAN-PRD en las próximas elecciones. Una verdadera lástima.

Faltaría hacer una revisión de los periodistas locales que padecen el síndrome Dresser, pero haría falta mucha tinta y papel y ya se nos acabó el espacio. Queda pendiente.

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