Los restauradores del instituto “estaban muy ocupados”: Vicencio

Mónica Mateos-Vega y Ángel Vargas

Periódico La Jornada
Viernes 17 de diciembre de 2010, p. 4
La directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Teresa Vicencio, explicó a La Jornada que se decidió contratar a una empresa privada para la intervención del vitral Apolo y las musas del Palacio de Bellas Artes, en lugar de llamar a los restauradores del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), porque éstos estaban “muy ocupados”.

Otro motivo, agregó, es que el INBA sólo cuenta con un especialista en vitrales y se necesitaban más, porque se contaba con un proyecto que debía concluirse en tiempo y forma.

Aseguró que se analizaron varias propuestas antes de elegir la del taller particular de José Sol Rosales y Rosalía Cuevas, quienes sí ofrecieron terminar en las fechas que se necesitaba para la inauguración del recinto.

Respecto de la denuncia que especialistas del Cencropam hicieron a este diario en el sentido de que fue de muy mala calidad el trabajo realizado con el vitral, la funcionaria dijo desconocer el dictamen que los trabajadores aseguran haber presentado a Gabriela Gil, directora del centro.

Añadió que necesitaría conocer un análisis de especialistas en vitrales para confirmar si los trabajos fueron los correctos.

Resaltó que al menos 14 restauradores del Cencropam participaron en los trabajos de remozamiento de la sala principal del máximo recinto cultural del país, aun cuando, “de verdad, tuvieron un año muy ocupado, batieron récord en cuanto a la restauración de murales. Por ejemplo, intervinieron, de manera extraordinaria, El hombre de fuego, de José Clemente Orozco, que está en el Hospicio Cabañas, en Guadalajara, y el recién inaugurado mural El agua origen de la vida, de Diego Rivera, en Chapultepec, además del trabajo que realizaron en el Palacio de Bellas Artes, con el telón de cristal y el arco del proscenio”, reiteró Vicencio.

Dijo que si hace falta continuar con la restauración del telón, como mencionan los restauradores del instituto, “lo haremos con mucho gusto”.
La directora del INBA señaló que las obras en el palacio “se tenían que hacer bien y a tiempo; los restauradores del Cencropam son muy buenos, hacen un trabajo excelente, de primera, único, pero con sus propuestas los tiempos no nos daban”.

Teresa Vicencio dijo no tener a la mano los detalles de la contratación del taller de José Sol (cuánto se pagó por sus servicios y si la adjudicación del proyecto fue directa o mediante licitación).

Respecto de la problemática que los trabajadores denuncian se vive en recintos como el Museo Nacional de Arte (relatada en estas páginas), Vicencio dijo que al año se realizan unos 50 actos en el inmueble de Tacuba 8.

“En su mayoría se trata de actividades generadas por el propio INBA o el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, siempre de carácter cultural, como lo marca la ley. Cuando se lleva a cabo un evento con una empresa privada también debe de tener algún contenido cultural, como una visita guiada, ciclo de conferencias o recitales, así como seguir una reglamentación muy precisa: no se puede pegar nada a las paredes, hay un número preciso en cuanto al cupo de personas.

“Para ello deben aportar un donativo. Por ejemplo, al año recaudamos por este concepto aproximadamente un millón de pesos, que se invierten en exposiciones. No son fiestas privadas, hay un respeto absoluto a la ley y al inmueble.

“General Motors tuvo un evento en el Munal porque donó una colección de gráfica. Pero que yo tenga noticia nunca se ha llevado a cabo ahí el cumpleaños de ningún funcionario ni del INBA ni del gobierno federal”, puntualizó.

Admitió que el instituto contrata “muchísimos servicios”, siempre con apego a la ley correspondiente y dijo no estar enterada del incidente en el Munal en el que perdió la vida un trabajador de una empresa privada.

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