Abandona Bolivia convención contra drogas; rechaza regla sobre uso de coca

Afp, Dpa y Pl

Periódico La Jornada
Lunes 4 de julio de 2011, p. 23

Nueva York, 3 de julio. Bolivia notificó a la Organización de Naciones Unidas (ONU) su retiro de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, a partir del 1° de enero de 2012, después de que fue rechazada su propuesta, presentada a principios de este año, de suprimir la obligación del artículo 49, en la que se prohíbe la masticación de la hoja de coca.

En un comunicado dirigido al secretario general del organismo, Ban Ki-moon, el gobierno del presidente Evo Morales aclara que Bolivia volverá a adherirse a la Convención de control de drogas de la ONU –enmendada por el protocolo de 1972– con una reserva respecto de la hoja de coca y sus usos tradicionales milenarios, según ha venido pugnando el propio gobernante.

El Transnational Institute (TNI) y la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) expresaron su "plena comprensión y apoyo" a la decisión adoptada por el gobierno de Morales, que cuenta con el respaldo del poder legislativo boliviano. Destacaron que varios países, entre ellos Estados Unidos, se opusieron en su momento a la propuesta de la nación andina.

Sin embargo, subrayaron que Bolivia no tuvo otra opción que retirarse de la Convención, en vista de que debía conciliar la nueva Constitución de 2009 del país con sus obligaciones adquiridas en el plano internacional. La Constitución da un margen de cuatro años durante el cual el gobierno “denunciará y, en su caso, renegociará tratados internacionales que puedan ser contrarios a la Constitución.

"El Estado protege a la coca originaria y ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social; en su estado natural no es estupefaciente. La revalorización, producción, comercialización e industrialización se regirá mediante la ley", de acuerdo con la citada Constitución.

El director del Programa de Drogas y Democracia del TNI, Martin Jelsma, estimó que "las restricciones impuestas por la Convención Única sobre la hoja de coca y sus usos tradicionales, en ausencia de cualquier evidencia de peligrosidad, fueron un error histórico y una violación de los derechos de los indígenas".


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