México, lejos de lograr ahorro energético

Jueves 07 de julio de 2011 David Aguilar Juárez | El Universaldavid.aguilar@eluniversal.com.mx
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Ahorro energético. Eficiencia energética. Ambos conceptos son los más utilizados en los discursos gubernamentales. Sin embargo, al revisar, por ejemplo, las cifras de consumo en México de electricidad y de gasolinas automotrices de 2011 a 2025, la tendencia del consumo siempre es al alza.

“A medida que las sociedades y la tecnología se desarrollan, el uso de la energía aumenta, pero el desarrollo social y técnico no es parejo. Todavía hoy mil 600 millones de personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad y 2 mil 500 millones más no utilizan combustibles calificados de modernos”, explicó el presidente en México de ExxonMobile, Jaime Buitrago.

Las autoridades federales recién informaron que de diciembre de 2007 a la fecha lograron la conexión de 1.3 millones de nuevos usuarios a la red eléctrica mexicana.

Al mismo tiempo, se hacen esfuerzos porque la población en general tenga prácticas cotidianas de uso y, se supone, que también de ahorros por el consumo de electricidad o de combustibles.

Sin embargo, en cualquier charla cotidiana es claro percibir que poca es la gente que confirma que por el hecho de haber cambiado sus focos incandescentes por otros de tipo fluorescentes, ahorren dinero.

Lo mismo ocurre si algunos tienen el hábito de desconectar sus aparatos electrónicos y electrodomésticos aun cuando sólo se ausenten de casa para ir a trabajar.

Esto se debe a la modificación en los esquemas de cobro de tarifas eléctricas, mismas que poco a poco han sufrido una reducción del subsidio, según el nivel de consumo que se tenga.

¿Y para qué ahorrar electricidad si el país cuenta con sobrada capacidad para generarla, por no dejar de mencionar que más del 40% de los activos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) están ociosos?

“No hay incentivos adecuados para el ahorro de energía y la verdad es que tampoco la tecnología tampoco es muy ahorradora”, observó el profesor en derecho ambiental de la Universidad Panamericana (UP), Sergio Ampudia Mello.

Este académico señaló, durante la entrevista, que pese a que no se vean los beneficios económicos de medidas de eficiencia energética orientada hacia los hogares, sí hay un beneficio ambiental.

“No perdamos de vista que más de 70% de la electricidad que se consume en México se genera sobre la base de derivados del petróleo, gas y carbón. Consumir menos ayudará a que se emita menos”, dijo.

Aun así, mucho se pide hacia el área residencial y poco se hace para eficientar el uso de energía en edificios públicos. Sólo hay uno de ellos que incluso hizo pública su certificación: Infonavit, en un edificio construido a finales de los setentas.

Los demás millones de metros cuadrados de oficinas gubernamentales no declaran qué hacen para consumir menos energía.

“La eficiencia energética en la construcción no sólo compete a las edificaciones modernas”, precisa el vicepresidente de comunicación de BASF México, Frank Zeller.

En México, el uso de energía durante las próximas tres décadas será demandada por el sector transporte en 50% del total, la industria 30%, y el residencial, comercial y público 15% restante. De acuerdo con el plan federal de ahorro de energía eléctrica derivado de las estrategias y medidas establecidas en el Programa Nacional para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía 2009-2012 (Pronase), se espera que en los próximo 15 años los mayores ahorros provengan del sector residencial.

Aunque la realidad es que el arranque de millones de motores en el país es lo que más genera emisiones de CO2, incluidas las turbinas que generan esa electricidad.

“En los negocios siempre se busca ahorrar, y es un punto donde muchas empresas pueden obtener grandes beneficios”, dijo el presidente del Comité de Cambio Climático de la American Chamber, Edward Ranger.

¿Quién debería aportar más? ¿La industria o el sector residencial? Pocos especialistas tienen clara esa respuesta en término numéricos, pero el profesor de la UP, Ampudia Mello, apuntó lo siguiente:

“Contaminar menos no sólo se limita a que tengas buenas prácticas en tu casa o en donde trabajes, sino que es un aspecto cultural que toda persona debe llevar consigo, en cualquier lugar en que viva y trabaje en este mundo”, dijo.

Así, la utilización de la energía y su buen uso es una asunto global, que puede empezar desde casa o en el trabajo. A todos nos beneficia por igual. Esta es una idea en la que pocos estarían en desacuerdo, pero donde sí hay acuerdo generalizado en México es en que la eficiencia energética cuesta... y alguien tiene que pagarla.

Para afrontar este reto se necesitan promover soluciones integradas y éstas necesitan de expandir todas las fuentes de energía económicamente viables, de mejorar la eficiencia con la que utilizamos la energía y mitigar las emisiones por medio de combustibles más limpios.

“Todo esto respaldado de fuertes inversiones y de un fuerte desarrollo tecnológico”, concluyó Buitrago, de ExxonMobile.

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