México: En algún lugar… Temporada electorera

lunes 11 de julio de 2011

Laura M. López Murillo (especial para ARGENPRESS.info)

En algún lugar del Teatro Nacional, en los momentos previos al estreno del drama electoral se detallan las líneas y se actualizan las escenas de la patética tragicomedia que relata la lucha encarnizada por el poder; el preámbulo es un leve indicio de la intensidad de una secuencia perversidades...

La contienda electorera es una tradición recientemente adquirida en México: abarca un periodo impreciso anterior a la jornada electoral, en cualquiera de los tres niveles de gobierno, durante el cual se exhibe la deleznable esencia de la subespecie política en una secuencia dramatizada de nalgaprotismos, imbecilidades y perversiones. Es una temporada de episodios con escándalos de intensidad variable que suelen ser mediáticos: se repiten incesantemente los pormenores, se reproducen los discursos y las declaraciones, se incrementa el elenco con personajes emergentes, pero no se realiza ningún trámite en el ámbito judicial. Todo se dirime en el escaparate de los medios masivos sin repercusiones legales. Y así: en una insufrible secuencia de vulgaridades y cinismos escucharemos las versiones de los presuntos implicados, las respuestas beligerantes de los aludidos, los puntillosos señalamientos de los esbirros lamesuelas y todas las denostaciones que se acumulen hasta que decline la magnitud del espectáculo.

La campaña electorera rumbo a los comicios del 2012 inicia con el escándalo mediático protagonizado por Elba Esther Gordillo y las mediocres actuaciones que se incorporaron a este episodio. En este preámbulo se dirige la atención al pasado para exhibir los nefastos acuerdos, las cantidades estratosféricas y el cinismo galopante de los personajes involucrados en vulgares negociaciones para alcanzar la presidencia en el 2006. Con escándalos similares o peores se confabula el drama de la próxima elección presidencial. Sí! … La voz omnisciente de la sensatez advierte que se debe desconfiar de todos aquellos que puedan percibir las inmundicias del inframundo político sin alterarse ni ofenderse. Porque a diferencia del arte dramático, que al conmover sacude la conciencia y provoca la reflexión, el espectáculo protagonizado por los especímenes de la pseudo especia política siempre provoca una vomitiva repulsión y un desdén neurálgico en los seres humanos normales, pensantes y sensibles. Pero éste es, precisamente, el objetivo del patético drama de aberraciones: provocar un repudio generalizado, enfatizar la decepción ciudadana para enardecer la llama de la apatía y provocar el abstencionismo; cuando electorado abandona el escenario, el desenlace se confabula en una sombría escena de concertacesiones entre los protagonistas de las huestes partidistas. Moraleja?... No abandones el teatro hasta que caiga el telón. Es menester esperar el momento en que se desvanezca la cuarta pared que separa a los actores del público para que la musa del teatro esgrima el cuchillo del rechazo y aniquile a esta patética tragicomedia de la lucha encarnizada por el poder…

Laura M. López Murillo es Licencia en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos, Especializada en Literatura en el Itesm.

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