Diputados españoles vieron el contrato de Pemex con astilleros

Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 9 de octubre de 2012, p. 23
Madrid, 8 de octubre. Por primera vez desde su firma, el pasado 19 de septiembre se mostró de manera pública el contrato que firmó Petróleos Mexicanos (Pemex) con astilleros gallegos para construir dos hoteles flotantes, por un valor de 380 millones de dólares. El documento, todavía secreto en México y que ni siquiera conoce el consejo de administración de Pemex, se mostró parcialmente a los voceros de la Comisión de Presupuesto del Congreso de los Diputados de España, y gracias a la presión ejercida por la oposición para que el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI, la dueña de Navantia), Ramón Aguirre, lo enseñara.
El propio Aguirre justificó el secretismo al decir que es una de las condiciones impuestas por la dirección de Pemex, y añadió que estamos calladitos porque queremos más contratos.
Aguirre compareció en el Parlamento español a petición del principal grupo de la oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que ha mostrado preocupación por la supuesta utilización electoral del contrato de Pemex con dos empresas gallegas al borde de la quiebra, y que Pemex rescató con el contrato de 380 millones de dólares.
Este compromiso comercial se traducirá en enormes beneficios para los astilleros, con trabajo asegurado para 3 mil personas en los próximos 30 meses y, lo que más preocupa a la oposición socialista, el principal argumento electoral para la relección como presidente de la Xunta de Galicia del candidato del derechista Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo.
El contrato de Pemex con las navieras ha sido utilizado por el PP, por Núñez Feijóo y por el propio presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, como muestra de su eficacia política y de gestión, al difundir la versión de que fue gracias a su intervención directa con el presidente de México, Felipe Calderón, y con el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, que se consiguieron esos dos contratos y se logró, además, el compromiso de la paraestatal mexicana de invertir más dinero en la región en los próximos años, en virtud de una alianza estratégica, que obligará a Pemex a tener su base operativa en Europa en el puerto de A Coruña para los próximos 35 años y la concesión de contratos para la construcción de alguno de los 140 barcos y remolcadores que aspira a comprar Pemex en los próximos 10 años.
Bajo la tensión de los comicios del 21 de octubre en Galicia, compareció en el Parlamento el presidente de SEPI, quien de entrada se negó a mostrar el contrato –un documento de 43 hojas firmado por Suárez Coppel, entre otros. Pero la presión del diputado socialista Miguel Cortizo fue en aumento, hasta que le espetó: ¿Será capaz de mentir sobre la construcción de unos buques, jugando con el drama de miles de personas, o es que esto es una tergiversación de la oposición, que somos una especie de diablos vestidos para la ocasión de trabajadores de Navantia y estamos empeñados en colgarles de las grúas de los astilleros? Esto tiene fácil solución: transparencia, enseñar los contratos.
Y añadió: Enséñenoslos. Si no quiere enseñarlos a esta cámara, si no quiere demostrar y zanjar esta polémica que es mala para el país, para la industria naval, teniendo un instrumento tan fácil de acabar con esta polémica, entonces dejaré de creerle y le consideraré un mentiroso y un cómplice de la mentira del presidente de la Xunta por un bastardo interés electoral.
Los calificativos bastardo y mentiroso tensaron más la comparecencia de Aguirre, quien compareció en su calidad de presidente de la SEPI y de Navantia. Tras reiterar que el acuerdo con Pemex supondrá carga de trabajo no sólo para Navantia en Ferrol, no sólo para los astilleros privados de Vigo, sino también para la industria auxiliar, Aguirre cedió finalmente a la presión y sacó el documento de su portafolio.
Entonces los voceros de cada grupo parlamentario de la comisión vieron el documento, que siempre estuvo bajo custodia de Aguirre: Durante mi vida política me han llamado muchas cosas, pero nunca me han dicho ser un bastardo ni cómplice ni mentiroso, reclamó, y leyó en voz alta la cláusula de confidencialidad exigida por Pemex para la rúbrica de los contratos millonarios, algo que, según los sindicatos de las navieras gallegas, nunca habían visto ni se les había exigido.
Se prohíbe a Navantia divulgar la existencia o el contenido de este documento, salvo a través de notas de prensa previamente aprobadas por Pemex, consta en el documento.
Aguirre añadió que si Pemex exige esto hay que cumplirlo, puesto que cuando estamos calladitos es porque queremos que salgan más contratos, ¿y usted? Yo no estoy autorizado a enseñárselo, y tampoco el presidente de la Xunta, que nada tiene que ver con Navantia. Así que ni es mentiroso, ni oculta la verdad ni engaña a nadie. Está cumpliendo religiosamente la legalidad vigente, añadió.

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