El socio de Urdangarin involucra al rey de España en los negocios turbios de su yerno

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Diego Torres, ex socio de Iñaki Urdangarin, yerno del rey de España, al llegar a la corte en Palma de Mallorca, donde entregó al juez pruebas para su defensa el pasado fin de semanaFoto Reuters
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 19 de febrero de 2013, p. 27
Madrid, 18 de febrero. El rey Juan Carlos de España y su presunta amante, la princesa alemana Corinna Sayn-Wittgenstein, no sólo estaban al tanto de las actividades empresariales de Iñaki Urdangarin, yerno del monarca, sino que además le ayudaron a cerrar negocios y a vincular a empresarios o grupos de poder en sus proyectos. Al menos eso se desprende de los correos electrónicos que entregó al juez el ex socio de Urdangarin, Diego Torres, quien además señaló a la infanta Cristina como socia y colaboradora activa de las gestiones de la empresa.
El caso Nóos está a punto de convertirse en uno de los mayores escándalos de las monarquías europeas, al dejar en evidencia una compleja red de intereses y complicidades. Urdangarin, esposo de la infanta Cristina y ex deportista de élite, es pieza clave de un proceso que rastrea un desfalco al erario de entre 12 y 20 millones de euros, además de otros delitos como evasión fiscal, falsedad documental y prevaricación.
José Castro, juez del caso, interrogó al socio de Urdangarin y éste le entregó decenas de correos electrónicos, la mayoría firmados y enviados por el yerno de los monarcas, en los que queda clara la implicación del rey Juan Carlos en los negocios turbios de su familiar. En total, Torres entregó 197 correos y los presentó como pruebas para su defensa, ya que servirían para desmantelar la defensa de Urdangarin, quien ha intentado responsabilizar de todo a su ex socio al sostener que él sólo tenía funciones decorativas en una serie de empresas, algunas operaban falsamente como ONG, que llegaron a controlar un presupuesto de más de 15 millones de euros.
Los documentos presentados por Torres confirmarían tres cuestiones que, de ser ciertas, pueden resultar dañinas para la casa real: que el monarca ayudó e hizo gestiones para proyectos ilegales de su yerno, que también se incluyó en las negociaciones a la princesa Corinna, supuesta amante del monarca, y la tercera, la función que tenía en la empresa la infanta Cristina, que hasta ahora no ha sido imputada y figura como socia de una de las empresas desde la cual se cometieron los delitos.
Uno de los correos más reveladores indica cómo la princesa Corinna medió con la Fundación Laureus, de la que es representante, para que contratara a Urdangarin con un salario anual de 250 mil euros, para lo que le sugería crear una estructura especial que combine la caridad con la actividad comercial, en referencia a trabajar con organizaciones benéficas o sin ánimo de lucro para conseguir patrocinadores para la fundación.
Hasta el cierre de esta edición la casa real no había reaccionado a estas informaciones, que ya están en manos del juez.
Mientras crece el hartazgo de la sociedad española ante la corrupción política, el ex tesorero del derechista y gobernante Partido Popular (PP), Luis Bárcenas, imputado y procesado por varios delitos, insultó a la prensa a su llegada a Madrid después de pasar unos días esquiando en Canadá. Bárcenas es la pieza clave de una extendida red de corrupción en el partido, en la que se asegura que habría desde el pago de sobresueldos hasta la intermediación de algunos dirigentes en favor de empresas para conseguir contratos públicos.
En las últimas tres semanas Bárcenas ha intercalado sus comparecencias judiciales con lujosos viajes que alimentan la sospecha de que amasó su fortuna ilegalmente; se le descubrieron dos cuentas secretas en Suiza con más de 24 millones de euros. Bárcenas viajó a esquiar a Baqueira –uno de los sitios más exclusivos de España para este deporte–; después fue a Francia a comer a uno de los restaurantes más caros del país y, finalmente, regresó esta mañana de Vancouver, adonde también fue a esquiar.
A su llegada a Madrid insultó a la prensa con la señal del dedo.

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