México SA - Licitación de fibra óptica: traje a la medida

Carlos Fernández-Vega




Tan sólo dos semanas después de, vía decretazo, “extinguir” a la paraestatal Luz y Fuerza del Centro, el gobierno calderonista anunciaba que licitaría la red de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad, “en un intento por incrementar el acceso de los mexicanos a las telecomunicaciones”. Pues bien, procedió rápidamente, aceleró trámites, diseñó el correspondiente traje a la medida, publicó las bases de tal licitación para un par de hilos, y, ¡bingo!, antes de concluir el proceso oficial y de abrir los sobres ya tiene ganador, que no es otro que el clásico, ahora con aderezo de dos coinversionistas.

Tan sólo 10 días después de que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes entregó “constancia de participación” al llamado Grupo de Inversionistas (Grupo de Telecomunicaciones Mexicanas, léase Telefónica Movistar; Editora Factum, léase Televisa, y Megacable), “por haber cumplido con los requisitos establecidos en las bases de licitación”, los virtuales ganadores del “proceso” dieron detalles de sus planes de inversión, sin que oficialmente la citada dependencia haya concluido el procedimiento, abierto las ofertas y designado ganador.

En los hechos, de tiempo atrás el ahora denominado Grupo de Inversionistas se quedó con la primera “licitación” (traje a la medida) de fibra óptica, un bien público, construido con recursos públicos, del que los mexicanos podrán gozar, pero no como propietarios, sino como simples consumidores y clientes del servicio privado que otorgue el consorcio ganador, cuyo nombres e integrantes ya se conocen.

Cuando se dieron a conocer las bases de la “licitación”, quedó claro que la concesión será por 20 años (con 10 de prorroga) y su “valor mínimo” fue establecido en 858.6 millones de pesos, más “una oferta hasta 3 por ciento superior” a ese monto, con el añadido de que el mantenimiento del tendido será realizado por la Comisión Federal de Electricidad, “con cargo al permisionario”. ¿Cuánto ofreció el llamado Grupo de Inversionistas en la solitaria “puja”? Exactamente el “valor mínimo” más el 3 por ciento de rigor. N i un centavo adicional en esta “competencia” en solitario.

Cuando se anunció la “intención” calderonista de “licitar” la fibra óptica propiedad de la nación, comentamos en este espacio que el gran capital se queja del monopolio existente en el servicio de la Internet (léase Slim), pero para romperlo y “estimular la competencia” exige que el Estado le construya el tendido de fibra óptica, lo exente fiscalmente, le rente la infraestructura a precios de risa y le garantice que sólo unos cuantos tendrán derecho a comer del nuevo cuan exquisito pastel. Por su parte, el gobierno calderonista decidió “licitar” sólo un par de hilos, cuando la capacidad supera la veintena de ellos. Entonces, con condiciones y limitaciones de esa naturaleza parece que no se avanzará mucho ni la población, especialmente la de bajos recursos, resultará beneficiada. Televisa ya está anotada para la fiesta privada con la fibra óptica pública (y cuando la fábrica de sueños se anota no quiere decir otra cosa que ya es ganadora).

Pues bien, para evitar la competencia, Megacable, Telefónica y Televisa se “asocian”; por su parte, la “autoridad” bloquea otras participaciones (MVS, Tv Azteca) y estructura la “licitación” para un solo tirador, lo que no parece ser ejemplo digno de competencia, según la versión oficial. Pero el vocero del Grupo de Inversionistas (Enrique Yamuni, director de Megacable) tiene su propia filosofía al respecto: “en caso de ganar la licitación, el consorcio podrá ofrecer tarifas atractivas, pues los tres inversionistas competirán entre sí para ofrecer capacidad a terceros, lo que necesariamente se reflejará en costos más bajos para los usuarios finales de servicios de telecomunicaciones”. No se alcanza a entender: ¿evitan la competencia, para luego competir entre sí, ya con el negocio en la mano? Sólo en México.
De Televisa ya se conocen los nombres (varios multimillonarios Forbes, más su ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe); también de Telefónica Movistar, con sus multimillonarios españoles y su ex secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz. ¿Y Megacable? Pues tampoco es novedad, pero, con los huevos y pollos de Bachoco está toda la parentela del ex gobernador de Sonora, Eduardo Bours, incluido su pariente político, ex director de Nacional Financiera y del Banco Nacional de Comercio Exterior en el sexenio foxista, Mario Laborín. Todos ellos son quienes gozarán de un (otro) bien público, construido con recursos públicos.

En vía de mientras, ¿qué alcance tiene el negocio a “licitar”? Bien, el Comité Nacional de Estudios de la Energía ayuda a entender de qué se trata: “la fibra óptica tiene un amplio campo de aplicaciones además de la telefonía; automatización industrial, computación, sistemas de televisión por cable y transmisión de información de imágenes astronómicas de alta resolución, entre otras. En México existe una red troncal de comunicación por fibra óptica que enlaza las ciudades más importantes del país mediante un tendido de miles de kilómetros de fibra. Además se encuentra en operación la línea de cable submarino de fibra óptica Columbus II, que comunica a Estados Unidos, México y Centroamérica con Europa y el resto del mundo. La ruta trazada en 1492 por las carabelas del almirante es hoy la red de telecomunicaciones más importante en América y Europa. La capacidad de transmisión de datos entre ambos continentes por esta red se ha incrementado en más de 500 por ciento, lo que equivale a miles de canales de televisión, 350 mil llamadas telefónicas simultáneas o la transmisión de 200 millones de caracteres en sólo tres segundos. Gracias a este cable submarino se puede intercambiar información en segundos por fax, red digital integrada, audio, texto, servicio digital, videoconferencias, televisión, datos por computadora y telefonía de larga distancia”. Oro molido, pues.

Las rebanadas del pastel:

Que el producto que compraron en 2006 siempre no resultó de la calidad ofrecida: “los mexicanos necesitamos tener un rumbo fijo, con una visión de país claro y un nuevo proyecto de nación… mientras no logremos crecer 6 o 7 por ciento anual por varios años consecutivos, los riesgos de crisis económicas, políticas y sociales seguirán vigentes… no se trata de administrar los problemas, sino de resolverlos, (y) esto no va a ocurrir posponiendo las decisiones o con soluciones provisionales”, (Gerardo Gutiérrez Candiani, dirigente nacional de Coparmex (información de Alfredo Valadez Rodríguez, corresponsal de La Jornada en Zacatecas).

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