El proyecto constitucional para la CDMX, “aspiracional” y sin viabilidad
Los
integrantes de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México se
aprestan a discutir el proyecto que les entregó el 15 de septiembre el
jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera. Mientras unas fracciones se
enfrascan en el jaloneo por las posiciones en el órgano legislativo,
algunos diputados se preocupan por preservar los contenidos que les
competen. A decir del especialista Ignacio Marván Laborde, la propuesta
de Mancera muestra serias fallas de lenguaje y de conceptualización
jurídica, tiene tintes de plataforma electoral y, si bien contiene
novedades, su actual vocación “aspiracional” la hace inviable.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Arquitecto de uno de los
primeros proyectos de Constitución de la Ciudad de México y estudioso de
las leyes supremas de la historia del país, Ignacio Marván Laborde
califica la propuesta presentada por el jefe de Gobierno, Miguel Ángel
Mancera, a la Asamblea Constituyente como un texto “aspiracional”, más
parecido a una plataforma electoral, pues carece de bases técnicas y
jurídicas, además de contener propuestas inviables.
En entrevista con Proceso, Marván, quien es
profesor e investigador en el Centro de Investigación y Docencia
Económicas (CIDE), afirma: “Ese texto, más que una constitución… se
convirtió en una plataforma de las que se presentan ante el Instituto
Nacional Electoral para llamar a gente a favor de un partido o de unos
candidatos”.
El proyecto entregado el pasado 15 de septiembre a la
Asamblea Constituyente en la vieja Casona de Xicoténcatl, elaborada por
un Grupo Redactor de 28 personalidades, conjunta “una serie de
propuestas, muchas incluso de muy buena intención, pero muy lejos de lo
que es una Constitución para regir, establecer derechos, hacerlos
garantizables, regular la relación entre gobernantes y gobernados y
sobre todo organizar y vigilar el poder. Es demasiada palabrería. Ese es
el primer problema”.
Añade que la propuesta también tiene “problemas severos de
lenguaje jurídico”. Con el prurito de respetar el lenguaje de género,
abusa del término “toda persona”. Marván observa que “la Constitución de
la Ciudad no tiene que regular a la persona como tal, sino a
ciudadanos, habitantes, residentes. El derecho de la persona es propio
del Código Civil y, en última instancia, así tan genérico sería parte de
la Constitución general”.
De igual modo señala el abuso del concepto “Ciudad”, pues se
le considera “un sujeto y no el objeto que se va a regular… Se oye
retórico y eso es ajeno a toda Constitución”. Además, dice que no queda
claro quién es el responsable de ésta: el gobierno central, el jefe de
gobierno o las delegaciones.
En cuanto a que la autoridad puede tomar “las medidas que
sean necesarias”, como dice el texto enviado por Mancera, “significa
darle poder dictatorial, pues la autoridad sólo puede tomar las medidas
para las que tiene facultades y tienen que estar expresas”.
Marván Laborde asegura que este proyecto de Constitución
ofrece una “concepción muy utópica de la ciudadanía”, pues si bien
incorpora derechos que están en tratados internacionales, “siempre la
multiplicación de derechos es el mejor camino para que la Constitución
se vuelva de palabra y no efectiva”. Agrega que no deja claro cómo se
van a garantizar esos derechos ni quién será el responsable de hacerlo.
Asimismo celebra que se incluya el derecho a una sexualidad
plena, pero se pregunta: “Y si no la tengo, ¿me voy a amparar ante quién
o cómo la voy a reclamar? ¿Cómo se va a hacer efectivo jurídicamente?
De eso se trata una Constitución”.
Respecto de las obligaciones del ciudadano, como la de
“participación” y la de “ser solidario”, el investigador advierte que
“el ciudadano total es muy cercano a los regímenes totalitarios, no a
los democráticos”. La primera, dice, es un derecho, y no una obligación.
Y sobre la segunda cuestiona: “¿Quién es la autoridad que me va a
obligar a ser solidario? Yo tengo todo el derecho a enconcharme en mi
vida. Se oye muy bonito, pero también tiene un dejo de autoritarismo”.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2083 de la revista Proceso, ya en circulación.
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