Vacunación contra la indignación
Víctor M. Quintana S. Opinión Periódico La Jornada La fórmula les ha funcionado hasta ahora. Los dictadores –ahora sin chamba– de los países árabes del norte de África, los operadores de ajustes económicos como los de Grecia o España, darían sus evanescentes reinos por comprársela: la vacuna mexicana contra la indignación. No es que en México no haya indignados. Los hay, y muchos. El ejemplo más reciente es el de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico aglutinadas en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza Javier Sicilia. O los pueblos indios y no indios afectados por los grandes proyectos de minería a cielo abierto. O los despedidos del SME, o los muchachos que se quedan sin opciones de educación superior. Pero han desarrollado una estrategia para ponerlos en cuarentena social y evitar cualquier contagio. Dicha estrategia la despliegan las cúpulas de los poderes económico, político, mediático y la jerarquía católica. No es que se pongan explícita...