Adiós Calderón
Un adiós que debe obligarnos a reflexionar para no repetir la triste experiencia de sus terribles seis años como ocupante de Los Pinos Revista EMET Hay de adioses a adioses. Los que son tristes y desgarradores. Los que están empapados de lágrimas. Los que nos desconsuelan. Los que requieren de tiempo, mucho tiempo, para la conformidad. Pero también están aquellos que son exactamente lo contrario. Los que dan gusto. Los que causan alivio. Los que nos hacen exclamar un relajado “¡por fin!”… aunque de momento no se sepa qué es lo que vendrá después… El adiós a Felipe Calderón es de estos últimos. Un adiós que debe obligarnos a reflexionar para no repetir la triste experiencia de sus terribles seis años como ocupante de Los Pinos. Una ocupación político-policiaca-militar de la residencia presidencial que nos ha costado, dicen los últimos recuentos, más de 100 mil muertos, muchos millones más de pobres y un desencanto de la política y de los p...