Afores: ahorro de los pobres para financiar a los ricos
El asunto de la
opacidad con que se han manejado los fondos de pensiones en el país es
un tema incómodo y riesgoso para los candidatos de todos los partidos,
quienes se han cruzado de brazos ante el legalizado robo al ahorro de
millones de trabajadores para financiar proyectos y fondos de inversión
utilizados para urdir innumerables fraudes.
Las
Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) instrumentadas
durante el gobierno de Ernesto Zedillo, en 1997, recalaron 10 años más
tarde en el sistema de pensiones de los trabajadores sindicalizados del
gobierno federal, dando pasó a la creación del Pensionissste. Al final
del día, todas las Afores tienen un común denominador: se han convertido
en instrumentos de despojo para los fondos que deberían garantizar una
vejez digna a millones de mexicanos.
Las Afores no rinden cuentas a ningún
ahorrador, ya sea que pertenezca al apartado “A” o al apartado “B”. Y
esto es sumamente grave porque existe una gran complicidad e
irresponsabilidad que toda la clase política rehúye. A la distancia lo
expresado en su momento por el causante de la incertidumbre que hoy se
cierne sobre miles y miles de trabajadores que recibirán pensiones de
miseria, pone en claro que para los gobernantes, sin distinción de
siglas, lo que menos les importa es el futuro de quienes han creado la
riqueza del país.
Retomemos algo de las palabras
expresadas por el expresidente Zedillo durante la primera Convención
Anual de las Administradoras de los Fondos para el Retiros (AMAFORES),
celebrada en Los Pinos el 4 de noviembre del 1997.
“Por lo que se refiere en materia de
supervisión de Fondos para el Retiro, la Comisión Nacional del Sistema
de Ahorro para el Retiro vigila que los participantes del sistema
cumplan estrictamente las normas establecidas y, con ello, que el
patrimonio de los trabajadores esté seguro.
“Asimismo, revisa diariamente que la
cartera de inversiones de las Sociedades de Inversión Especializadas de
Fondos para el Retiro se apegue al régimen de inversión, que la
estructura de capital de las Administradoras sea siempre suficiente y
que su información sea veraz y objetiva”.
Demagogia pura aderezada con buenos
deseos lo que planteaba el entonces Jefe del Ejecutivo, porque a dos
décadas de distancia el panorama es diferente y el saqueo a los ahorros
de la clase trabajadora sigue incontenible. Las llamadas “minusvalías”
han reportado quebrantos de miles de millones de pesos, sin que los
banqueros ni funcionarios de Hacienda o de la Consar se responsabilicen
de informar al menos a los directamente afectados de lo que sucede con
su dinero.
A 16 meses de entrar en vigor las
Adores, Zedillo afirmó que el nuevo sistema de pensiones garantizaría
plenamente los recursos de los trabajadores, dándoles la certidumbre
de pensiones dignas al momento de su retiro y viabilidad financiera al
IMSS, al salvarlo de la quiebra.
Por supuesto que esto, como la
vigilancia a la forma en que se invertirían los ahorros de los
trabajadores resultaron una falacia, pues ahora sucede que no existen
las pensiones dignas y mucho menos un Seguro Social sólido y robusto en
sus finanzas, prueba de ello es que se abandonó la inversión para su
infraestructura y ahora la calidad del servicio ha decrecido.
Los recursos que antes se constituían en
un sistema de pensiones solidarias ahora se utilizan para rescatar a
banqueros e invertir en proyectos de alto riesgo, dejando a la derivada
una atención médica de calidad para los miles de derechohabientes y sus
familias.
El fracaso del impuesto modelo de
pensiones ha conllevado a una disminución de los ahorros de millones de
mexicanos en menoscaba de su patrimonio para una vejez digna. Y muchos
de los que entonces avalaron desde la función pública tal infamia, ahora
se allanan y no tocan el tema ni por descuido porque se aproximan las
elecciones presidenciales.
Algo tienen que decir al respecto gente
como Esteban Moctezuma Barragán –enlistado ahora como prospecto a
secretario de Educación de un eventual gabinete–, entonces Secretario
de Gobernación y de Desarrollo Social, o el actual Secretario General de
la OCDE y hace 20 años secretario de Hacienda, José Ángel Gurria, por
citar algunos casos.
Gurria dijo en su momento que por encima
de cualquier objetivo “con esta reforma se persigue que los
trabajadores de México cuenten con un sistema de pensiones
financieramente viable en el largo plazo e inmune a transiciones
demográficas o turbulencias financieras”. ¿Qué pasó entonces?, hoy le
preguntamos, porque son los banqueros y empresarios pillos los únicos
que han visto incrementar su patrimonio a costillas del dinero de los
pobres.
¿Por qué el alto funcionario de la OCDE
guarda silencio en torno al uso indebido de los recursos de los
trabajadores mexicanos para apoyar a compañías de gestión de inversión
global como Black Rock, especializada en promover los intereses
monopólicos en el mundo?
De acuerdo con datos de la Consar, en
2015 se destinaron 123 mil 402 millones de pesos a inversiones en
Certificados de Capital de Desarrollo (CKD) y 42 mil 335 millones de
pesos en Fideicomisos de Inversión de Bienes Raíces (FIBRAS),
instrumentos financieros operados con fondos privados.
Pero además, los ahorros de los
trabajadores sirvieron para respaldar el 24.9 por ciento de la deuda
privada de largo plazo, además de ocupar 70 mil millones de pesos para
fondear el 29.3 por ciento de la deuda de autopistas, estados y
municipios; es decir, la inoperancia de la clase política en el poder.
Por eso, resulta imprescindible colocar
en el tema de la actual coyuntura electoral el quebranto multimillonario
a los fondos de pensión. Todos los candidatos le dan la vuelta a este
asunto, pero no hay uno sólo que no enarbole la bandera del combate a la
corrupción en sus propuestas de campaña. ¿Y no es acaso este saqueo a
los ahorros de millones de mexicanos producto de la corrupción de
funcionarios públicos asociados con inversionistas y empresarios pillos?
Exijamos que quienes aspiran a gobernar
este país aborden en sus debates e incluyan en sus plataformas políticas
el saqueo que las Afores vienen cometiendo desde hace dos décadas con
el dinero de los trabajadores. No hacerlo los hará cómplices y
merecedores al voto de castigo de los mexicanos.
Martín Esparza
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