México SA - Para “vivir mejor”, otra década perdida

Con la novedad, por si alguien no lo hubiera registrado, de que en medio sexenio (el de Calderón) la caída del poder adquisitivo del salario es mayor que (la observada) en la década pérdida”, es decir, la de los 80, cuando la tecnocracia se instaló en Los Pinos y comenzó la fiesta neoliberal. Y lo anterior no lo documenta un espontáneo, sino el calificado equipo universitario que integra el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, el cual adelantó a México SA su más reciente reporte de investigación, el número 86.

Así de contundente, y el citado equipo universitario documenta: “si sumamos la pérdida del poder adquisitivo del salario en alimentos y en servicios, la pérdida acumulada en el poder adquisitivo de los trabajadores es de 47.1 por ciento. La caída en el poder adquisitivo durante el gobierno de Felipe Calderón es mayor que la sufrida en todo el sexenio de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas de Gortari. En sólo tres años y cuatro meses (primero de diciembre de 2006 al primero de abril de 2010), prácticamente se ha dado una caída en las condiciones de vida de los trabajadores similar a la sufrida en la llamada década perdida, mostrando así un retroceso. De continuar la tendencia, el salario mínimo presentaría una pérdida mayor a la registrada en el sexenio de Ernesto Zedillo, que fue de 51.1 por ciento, y podría alcanzar 62 por ciento, la mayor caída desde los años 40”.

El más reciente incremento al salario mínimo de los trabajadores, a partir del primero de enero de 2010 (4.85 por ciento), se mantiene anclado al aumento esperado para la inflación. Sin embargo, los incrementos sistemáticos en los precios de productos como gasolina, electricidad, gas y otros han provocado que el mini ingreso siga acumulando pérdida del poder adquisitivo como ha sido durante los últimos decenios. “Lo anterior ha contribuido a un deterioro constante desde 1982, que a la fecha significa 82.2 por ciento de pérdida de poder adquisitivo. El precio de la canasta alimenticia recomendable (CAR)1 pasó de 80.83 a 156.76 pesos del primero de diciembre de 2006 al primero de abril de 2010, con un incremento acumulado de 93.9 por ciento sólo en alimentos. Sin tomar en cuenta el aumento en otros renglones (servicios, gas doméstico, renta, aseo personal y del hogar). En el mismo lapso el salario mínimo únicamente creció 17 por ciento, sufriendo una pérdida en su poder adquisitivo de 47.1 por ciento. Los resultados muestran claramente la política salarial que el capital ha impuesto a los trabajadores, condenándolos a enfrentar un sistemático y cada vez mayor deterioro en el nivel de vida y de trabajo. La gestión de Felipe Calderón Hinojosa, a más de tres años de iniciada, ha agravado el problema de la precarización de las condiciones laborales y de vida de los trabajadores mexicanos”.

El CAM indica que el primero de diciembre de 2006 el salario mínimo era de 48.67 pesos diarios –área geográfica A– y el precio de la canasta alimenticia recomendable de 80.83 pesos; en ese entonces se podía comprar 60.21 por ciento de la CAR. Para el primero de abril de 2010, con un salario mínimo diario de 57.46 pesos (para igual área geográfica) y un precio de 156.76 pesos de la canasta únicamente se puede adquirir 36.65 por ciento. Las familias trabajadoras en México hoy pueden adquirir 39 por ciento menos alimentos que al comienzo del actual gobierno, lo que ha implicado el incremento de la pobreza en el país.
Ante la notoria insuficiencia del poder adquisitivo del salario, señala el CAM, “¿qué alternativas han asumido las familias trabajadoras en México? El primero de diciembre de 2006 los trabajadores tenían que laborar 13 horas 17 minutos para poder adquirir la CAR. En cambio, para el primero de abril de 2010 tenían que trabajar 21 horas 50 minutos (63.25 por ciento de incremento). Actualmente para poder acceder únicamente a la canasta alimenticia recomendable con un salario mínimo el trabajador y su familia tienen necesariamente que sumar jornadas laborales de más horas. Y es que con el actual salario mínimo, 17 millones 776 mil personas, que representan 41 por ciento de las trabajadoras y trabajadores (de la población económicamente activa) en México no tienen los suficientes ingresos para adquirir la citada canasta (incluye la población trabajadora que no percibe ingresos y a los que perciben hasta dos salarios mínimos diarios)”.

La pérdida del poder adquisitivo del salario es más clara si se compara lo que se podía comprar con un salario mínimo 27 años atrás (cuando arrancó el actual modelo neoliberal en México) y lo que se puede adquirir hoy en el gobierno de Felipe Calderón; “se hace una comparación, bajo el supuesto de que un salario mínimo se dedicara íntegramente a la compra de un solo artículo de la CAR, para ver cuánto se puede adquirir del mismo y ejemplificar de forma clara la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo de los trabajadores mexicanos”.

En este contexto, el primero de diciembre de 2006 –fecha de comienzo del gobierno de Felipe Calderón– con un salario mínimo de 48.67 pesos se podían comprar 7.22 kilogramos de tortillas de maíz; al primero de abril de 2010 con el salario vigente de 57.46 pesos sólo se adquieren 6.04 kilogramos, es decir, 1.18 kilogramos menos. Históricamente, desde la aplicación del modelo neoliberal los trabajadores mexicanos han dejado de consumir 44.87 kilogramos de tortillas. El primero de enero de 1982 con el salario mínimo se compraban casi 51 kilogramos, y 9.47 kilogramos en el arranque del gobierno foxista. Ahora sólo 6.04.

El CAM define que la CAR es una canasta de alimentos recomendable ponderada para el consumo diario de una familia mexicana conformada por cinco personas (dos adultos, un joven y dos niños). Fue integrada considerando los aspectos nutritivos, de dieta, culturales, de tradición, económicos, y fue definida en su estructura, contenido y ponderación por el doctor Abelardo Ávila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, “pero es importante indicar que las familias trabajadoras tienen que considerar el gasto en vivienda, transporte, educación, salud, vestido y calzado, recreación, que no cubre la canasta alimenticia recomendable. Las encuestas son levantadas directamente por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM”.

Las rebanadas del pastel

En síntesis, con los blanquiazules y “para vivir mejor”, otra década perdida.

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