El nuevo modelo presentado por Nuño refleja un México al revés: especialistas

César Arellano García
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de agosto de 2016, p. 4
El nuevo modelo educativo que presentó el titular de la Secretaría de Educación Púbica (SEP), Aurelio Nuño Mayer, no se inscribe en un prototipo económico, de desarrollo social o de salud; por el contrario, es una abstracción que no se relaciona con ninguna de las esferas del país.
Durante el foro Modelo educativo de la SEP y el proyecto de educación democrática de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), organizado por La Jornada y Casa Lamm, Angel Díaz Barriga, profesor del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, de la Universidad Nacional Autónoma de México, lamentó que el documento que presentó Nuño refleje un México al revés.
‘‘El documento pareciera ser de avanzada; tiene conceptos que responden a una pedagogía del siglo XXI, como autonomía de gestión, curricular, evaluación interna/informativa, aprendizaje clave... sin embargo, tiene una profunda raigambre productivista centrada en indicadores, reiteradora de la evaluación docente y defensora de un plus salarial de acuerdo con los resultados de evaluación’’.
Por su parte, el también investigador universitario Hugo Casanova señaló que el modelo educativo presentado recientemente ‘‘se encuentra absolutamente a destiempo de su papel como soporte o fundamentación de la política educativa nacional’’.
Ante un auditorio lleno, el especialista apuntó que la ‘‘confección de un modelo educativo no puede ser generada a partir de una consulta formalista y mucho menos ser consecuencia de reuniones privadas con las cúpulas, en las que se pretende aprobar aquello que no se ha discutido y en muchos casos ni siquiera se ha comprendido’’.
El documento de la SEP, añadió Casanova, apela mucho más a un tratamiento conceptual del hecho educativo que a su planteamiento estratégico.
‘‘Es decir, apela más a un discurso en el que se refieren las características intrínsecas de los factores de la educación, pero que se encuentran muy lejos del marco de actuación de un gobierno en términos pragmáticos y de operación.
‘‘Al considerarse su aplicación hacia el final del sexenio, no hay manera de contrastar su solidez y aplicabilidad y está lejos de constituir una ruta para mejorar la educación’’, concluyó.
 
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