Pobladores de Ayutla escarban en el lecho de un río para conseguir agua

Aseguran que la Conagua entregó un proyecto hidráulico hace dos años y ya fue autorizado, pero no hay recursos para llevarlo a cabo
Los afectados huyeron de la violencia en Coyuca
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Niños de la comunidad La Libertad de la Unión, municipio de Ayutla de los Libres, en la Costa Chica de Guerrero, llevan a sus casas cubetas con agua sucia del río de la localidadFoto Sergio Ocampo
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Niños desplazados por la violencia escarban para conseguir agua junto al río casi seco de la comunidad Libertad de la Unión, municipio de Ayutla de los Libres, en la Costa Chica de GuerreroFoto Sergio Ocampo
Sergio Ocampo Arista
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de diciembre de 2017, p. 22
Ayutla de los Libres, Gro.
Todos los días, al regresar de la escuela, Bernardo, de aproximadamente siete años, y vecinos de la misma edad, llevan al río cubetas para acarrear a sus hogares agua contaminada, pues el gobierno ha incumplido su promesa de introducir drenaje y agua potable en la comunidad La Libertad de la Unión, en este municipio de la Costa Chica.
Como en diciembre el río se empieza a secar, Bernardo y sus amigos tendrán que escarbar en el lecho del río.
La Libertad de la Unión es un caserío de reciente creación donde viven 11 familias (alrededor de 56 personas, 36 de ellas niños). En 2013 debieron refugiarse en esta zona a causa de la violencia en varias comunidades del municipio de Coyuca de Catalán, en la región de la Tierra Caliente.
Bernardo Díaz Pérez, policía comunitario, explicó que carecen de agua potable desde el 10 de marzo de 2013, cuando llegaron a La Libertad de la Unión. Desde entonces hemos pedido el servicio al gobierno estatal.
Indicó que les pidieron un proyecto “y un ingeniero de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) lo entregó hace dos años, pero todavía traemos agua del río. Pronto se secará y tendremos que escarbar para sobrevivir.
Nos dicen que el proyecto ya está autorizado y que sólo faltan recursos para hacerlo, pero mientras no tenemos agua. Ya vamos a cumplir cinco años así. Ellos (el gobierno) hicieron una ley (de los desplazados) para nosotros. Todo lo que dice es muy bonito, que tendremos todos los servicios, pero en la realidad no hay nada.
Junto con el proyecto para suministro de agua presentaron al gobierno del estado uno para fabricar tabicón. Podemos obtener arena y agua cuando llueve; esa sería una fuente de trabajo. Tampoco han tenido respuesta.
Refirió que resultaron afectados por el huracán Max y por los sismos recientes. Vimos mucho apoyo en otros sitios, pero aquí Protección Civil del estado ni siquiera vino a ver cómo estábamos. No saben si seguimos viviendo o nos chingó el desastre. Mandamos mensajes por diversos medios al gobierno para decirle cómo nos afectó la tragedia, pero nadie se ha presentado. Vimos cómo pasaban patrullas con ayuda, pero nada nos entregaron los del gobierno.
Escasez en aumento
A pesar de que varios ríos cruzan el estado, la escasez de agua se ha agravado en años recientes.
Uno de los compromisos de campaña del presidente Enrique Peña Nieto, firmado ante notario público, fue resolver la insuficiencia de agua en Chilpancingo. Falta un año para que termine su gestión y el desabasto sigue siendo uno de los principales problemas en la capital.
En 2013, tras el huracán Ingrid y la tormenta Manuel, Peña Nieto prometió una inversión de 37 mil millones de pesos en obras, entre ellas el suministro de agua potable en varios municipios, pero no llegaron los recursos.
En Chilpancingo, 35 por ciento de las 600 colonias, ubicadas en zonas altas, no tienen agua potable ni drenaje.
Más de 60 por ciento de la tubería de la capital está colapsada o es obsoleta, y existen al menos mil tomas clandestinas.
Tampoco hay alcantarillas marginales en las 34 barrancas de la capital, y en tiempo de lluvias las aguas negras bajan al río Huacapa, que atraviesa la capital.
El pasado 21 de octubre, pobladores del barrio de San Mateo y de toda la zona oriente denunciaron que cuatro manantiales que abastecen a una decena de colonias de Chilpancingo han sido contaminados con aguas residuales de las oficinas del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero, entre otros edificios.
Las oficinas se construyeron en la gestión de Zeferino Torreblanca (2005-2011). Desde entonces han resultado afectados los manantiales de la barranca de Apatzingo, que surten a varias colonias de la ciudad.
Vecinos indicaron que se instalaron sanitarios y los desechos llegan a la barranca y atraviesan los manantiales”.
En julio de 2015 denunciaron a la Secretaría de Salud que esta contaminación se ha convertido en un problema sanitario, pues el agua es utilizada para beber y para limpieza. Ya hay cuatro manantiales contaminados. Además, aseguraron, hay un criadero de chivos y cuando algún animal muere lo arrojan a un lado de los manantiales.
El pasado 19 de octubre, después de la contingencia provocada por el huracán Max, la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero informó que se rehabilitaron los sistemas de agua potable de 60 por ciento de las localidades que resultaron afectadas.
La comisión local tiene un padrón de aproximadamente 42 mil usuarios, pero sólo 17 mil pagan. Este problema dificulta pagar nómina y prestaciones al personal y a la Comisión Federal de Electricidad.

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