Disfruta tu privacidad antes de que sea ilegal
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Hemos
notado ya en muchas ocasiones cómo la privacidad poco a poco se
convierte en cosa del pasado. Lo peor es que parece que a nadie le
importa.
Son varios ejemplos claros del camino qué está tomando nuestro futuro cercano en cuanto a nuestra casi olvidada privacidad.
Sitios web que llevan a cabo un seguimiento detallado de todas nuestras actividades online; Apps
de nuestro celular que como condición para descargarlos e instalarlos
nos piden acceso a cada vez mayor cantidad de información que
técnicamente no necesitan…
Actualizaciones
que dan mayor acceso a nuestros datos y algunos programas preinstalados
en el teléfono como Google App o Google Maps, que supuestamente están
diseñados para ayudarnos en la vida diaria como si de nuestros
asistentes se tratara, pero sin permiso y sin nosotros saberlo,
rastrean, guardan y analizan todas nuestras actividades diarias. Disney
hasta espía a los niños que utilizan sus juegos.
Los
programas que usamos, las páginas que visitamos y nuestro teléfono
pasan el tiempo recolectando datos de lo que hacemos, el tiempo que le
invertimos, los sitios que visitamos, lo que buscamos, lo que leemos,
quiénes son nuestros contactos, qué intereses compartimos con ellos, qué
lugares visitamos para finalmente generar un perfil publicitario que
les permita mostrarnos la publicidad adecuada para incrementar las
posibilidades de atrapar nuestra atención.
La publicidad, un motivo para eliminar la privacidad; el otro es policiaco
Antes
el mítico proyecto llamado Echelon, que se decía era capaz de espiar a
los ciudadanos del mundo interceptando sus comunicaciones y grabándolas
para tener registro de ellas, parecía una exageración hace más de 10
años. Hoy es ridículamente simple hacer todo eso para varios gobiernos
del mundo.
Desde los gobiernos se
promueve un desprecio por la privacidad. Se le hace ver como algo malo,
se le relaciona como un interés que sólo deben defender los criminales o
las personas que tienen algo que ocultar. Una historia para engañar a
niños, pero funciona.
Hoy se persigue
y se criminaliza a los programas desarrollados para ayudarnos a
mantener algo de nuestras actividades en privado, como navegadores de
internet o programas como TOR.
La
sensación de anonimato que nuestros abuelos, padres y muchos nosotros
tuvimos al caminar en la calle, al hablar por teléfono o usar una
computadora, de pronto se convierte en algo malo y muchos siguen adoptan
esa idea y dan continuidad al plan de una sociedad orwelliana, donde
nos convertimos en una parodia de las dictaduras. Parodia, porque ahora
en lugar de que nos obliguen a ceder nuestra privacidad, nosotros mismos
la cedemos y, peor aún, acusamos, criticamos y sospechamos de aquellos
que no lo aceptan.
El terrorismo no
ayuda y cada vez que aparece un nuevo grupo pareciera que cumple con una
misión de impulsar este tipo de ideas. Si eres buena persona, no tienes
nada que temer, por lo tanto debes transparentar toda tu vida en todos
los ámbitos. Si no estás de acuerdo, eres un terrorista en potencia.
Otro
ejemplo del camino peligroso que va tomando el desprecio por nuestra
privacidad: Estados Unidos plantea que su Departamento de Seguridad
Nacional recolecte información de las redes sociales de las personas que
entren a ese país. La iniciativa viola totalmente el concepto de
privacidad, e incluso teniendo esa información es muy poco probable que
sea útil. Lo que sí encontrarán es pretextos para negar el acceso a
cierto tipo de personas que no cumplen con el perfil de tono de piel,
estatura o ideas religiosas con las que les gusta tratar.
Incluso
el planteamiento va más allá: quieren revisar lo publicado en redes
sociales de quienes ya cuentan con la residencia y hasta de quienes ya
hayan recibido la ciudadanía. Parece que comienzan la era de un nuevo
estatus legal: el ciudadano de segunda. Todo, cuando las estadísticas
muestran claramente que los peores asesinos de estadunidenses son los
mismos estadunidenses y no los nuevos ciudadanos.
La
tendencia de que gobiernos de derecha ganen elecciones en todo el mundo
sólo nos hace advertir que el proceso se acelerará. Y para una ciudad
donde parece que hay más cámaras que flores, la privacidad no será algo
importante. Y para el país donde los militares hacen el trabajo de
policías y una ley los protegería con ocultar las violaciones a derechos
de ciudadanos en operativos, no es una buena señal para el México del
futuro a corto plazo.
Gonzalo Monterrosa
[BLOQUE: MISCELÉNEO][SECCIÓN: SOCIEDAD BETA]
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