El PAN esquizofrénico
La reunión de los panistas en Los Pinos el 3 de julio de 2012.
Foto: Presidencia
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Desde el 1 de julio, día de la elección, el PAN está extraviado, a menudo actúa de manera bipolar, pero observa algo más grave: La esquizofrenia, que entre otros síntomas hace parecer a las personas distantes, indiferentes y preocupadas, pero también frenéticas y alertas de quienes creen que conspiran para hacerles daño.
De su apresurada capitulación del mismo 1 de julio, cuando todavía miles de panistas vigilaban en muchas partes del país cómo se contaban los votos, el PAN, Felipe Calderón y de Josefina Vázquez Mota pasaron –en cuestión de horas– a una fase de reproche a Enrique Peña Nieto por la inequidad en la contienda, la compra de votos y la manipulación informativa.
Por separado, Vázquez Mota, Calderón y el PAN aclararon que estas irregularidades no implicaban que Peña Nieto no hubiera ganado y sólo ponían en riesgo su legitimidad, un déficit que se resolvería con la aprobación de las reformas que comparten con el PRI, del que volverían a ser oposición leal.
Eso sí, mientras que internamente todos se culpan por el nuevo desastre electoral, los panistas de la cúpula pusieron distancia de Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la izquierda al que llaman mal perdedor, muy predecible y que sigue siendo un peligro para México.
Pero ayer domingo, a tres semanas de la elección –y a tres días de la demanda de la izquierda de solicitar al Tribunal Electoral la anulación de la elección–, el PAN vuelve a insistir en que hubo fraude, pero poquito, reitera que hubo inequidad –una condición para que haya elecciones auténticas–, pero se niega a ir a las instancias jurisdiccionales.
El comunicado del PAN de este domingo 15, firmado por el presidente y la secretaria general, Gustavo Madero, y Cecilia Romero, resume la esquizofrenia del PAN:
“El cómputo oficial de la elección arroja resultados precisos, pero no refleja la falta de equidad que hubo en la contienda. Por eso, aun y cuando hemos decidido no solicitar legalmente la nulidad de la elección por la falta de pruebas suficientes y determinantes para ello, advertimos que tenemos la obligación legal y moral de oponernos enérgica y específicamente a prácticas fraudulentas”.
Y las enumera enseguida: “1.- El evidente rebase de los topes de gastos en campaña. 2.- El rebase de los topes para las aportaciones privadas a partidos. 3.- El empleo de mecanismos paralelos de financiamiento. 4.- La compra directa de votos. 5.- La participación indebida de gobiernos estatales y municipales en la elección. 6.- La promoción de candidatos fuera de los tiempos establecidos. 7.- El uso de ‘paquetes integrados’ o convenios de publicidad-cobertura en medios de comunicación, como instrumentos para evadir las normas electorales sobre gasto y difusión. 8.- El manejo de algunas encuestas de opinión como propaganda electoral.”
En el comunicado el PAN afirma que se ha presentado ante las autoridades la evidencia de estos hechos ilegales, y añade: “Hemos señalado que corresponde a la autoridad determinar si esas violaciones a la equidad de la competencia son suficientes y determinantes para afectar la validez del proceso”.
El problema es que la autoridad que define si las pruebas presentadas son “determinantes para afectar la validez de un proceso” es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), y a esa instancia el PAN no recurrió para defender el voto libre de los ciudadanos ni el conseguido fraudulentamente.
¿Por qué no lo hizo? Porque no cree ni en sus propias pruebas, como lo dice en el primer párrafo del comunicado: “…aun y cuando hemos decidido no solicitar legalmente la nulidad de la elección por la falta de pruebas suficientes y determinantes para ello…” ¡Vaya congruencia!
Y hoy mismo, lunes 16, Madero regatea a Peña Nieto la asistencia de los diputados y senadores del PAN a la toma de posesión, el 1 de diciembre, se decidirá en agosto, y “en todo caso”, aclaró, sería por la responsabilidad legislativa, compromiso y respeto a las instituciones, “y no tanto a un acto de respaldo”.
Remató: “Como ya expusimos, no pagaremos al PRI con la misma moneda de la obstrucción legislativa que ellos usaron, porque el pueblo de México sería el mayor perdedor”.
Apuntes
Implacable, el senador Ricardo García Cervantes afirma, en entrevista que tuve con él y que publica Proceso 1863, que la corrupción hundió al PAN y que valora renunciar a 35 años de militancia, “para no ser cómplice de estos pillos” que controlan su partido, cuyas facciones corruptas, como la que encabeza Calderón, hicieron una mala copia del PRI: “Perdimos no nada más la manera de andar, y de andar entre perros no sólo aprendimos a ladrar, sino a orinarnos levantando la patita. ¡Es que somos igual!”
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
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