Nuestra América Convulsa OFRENSIVA NEOLIBERAL CONTRA TRABAJADORES

*En América Latina se Agudizaron las Políticas de Sobrexplotación Laboral.
*En Venezuela, Bolivia y México hay una Esperanza de Cambio.

Por de la Doctora Josefina Morales,
Este año, 2018, que se va, nos deja con grandes desafíos en medio de la reconfiguración del imperialismo estadounidense que so pretexto de un nacionalismo revivido frente a la globalización ha llevado a la confrontación entre Estados Unidos y China que arrastra al mundo y, en particular, a Nuestra América.
En este año enfrentamos el avance terrible de la derecha que llevó en Brasil a un presidente que anuncia el neofacismo, el triunfo electoral de la derecha neoliberal en Colombia que pone en entredicho el cumplimiento de los acuerdos de paz, la profundización de la regresión neoliberal en Ecuador y la ofensiva brutal neoliberal contra los trabajadores en Argentina; en contraste, en nuestro país, México, se registró el triunfo histórico popular que derrotó al régimen político y cuyo programa de una cuarta transformación en el país enfrenta, asimismo, enormes desafíos estructurales, sociales y políticos.
El curso de la gran crisis del capitalismo 2008-2009, aun no resuelta para diversos analistas, se expresó en el cono sur del subcontinente, Brasil y Argentina principalmente, en una grave recesión en los últimos años; manifiesta, entre otros elementos, en la caída de los precios de las materias primas (minerales, petróleo y productos agrícolas) que redujeron gravemente los recursos públicos y elevaron el festín de las ganancias del sector financiero.
En Brasil, la derecha avanzó con un golpe de Estado abriendo una nueva etapa en la descomposición política del régimen y realizando unas elecciones donde el embate ideológico con nuevas armas pseudoreligiosas, hasta el fanatismo, y los poderes fácticos de los medios de comunicación, lograron un triunfo avasallador de un neofascista cuyas primeras medidas son contra el trabajo y la militarización del gobierno. Triunfo que, desde luego, se sustenta, en parte, en las limitaciones y aún errores de los gobiernos alternativos anteriores de Lula y de Dilma.
En Argentina, el triunfo de Macri en las elecciones de 2016 desató una ofensiva mediática y judicial contra los gobiernos de los Kirschner, en particular el último de Cristina, al mismo tiempo que ha realizado una ofensiva sin precedente contra los trabajadores cuya fuerte resistencia es cotidiana en medio de una recesión y una inflación incontrolable, favoreciendo, sin precedente, al gran capital financiero especulador, trasnacional y nacional.
En Colombia, el triunfo de Duque en la corriente uribista que tanta violencia dejó en el país amenaza con paralizar la consolidación de los acuerdos de paz, refuerza la ofensiva neoliberal contra el trabajo, particularmente contra la universidad pública y, asimismo, mantiene la violencia de Estado contra los trabajadores y luchadores sociales en general. Sin embargo el avance de la opción democrática encabezada por Petro y la amplia lucha popular abren caminos alternativos.
En Ecuador se reproduce la judicialización de la política desde el poder con el encarcelamiento del vicepresidente y la acusación contra el ex presidente Correa, al tiempo que se retorna a la entrega al imperialismo y se amenaza con la vuelta de una base militar estadounidense y la posible expulsión de Assange de la embajada de ese país en Londres.
En México, en el curso de los tiempos electorales se renegoció, como siempre en secreto, la nueva versión del TLCAN que terminó en un desarreglado arreglo firmado en la cumbre del G-20 en Argentina. Es un galimatías jurídico, pues en realidad son dos tratados bilaterales (EU-México y EU-Canadá) que se empalman, pues varios capítulos sólo aplican a México y Estados Unidos y otros a Canadá y Estados Unidos. Este nuevo arreglo, que está por verse si se aprueba en el legislativo estadounidense requiere una crítica revisión de parte del nuevo senado mexicano, pues acota aún más la posibilidad de una nueva política económica autónoma del Estado.
En Nuestra América y, en México en forma destacada, está abierta una nueva etapa de la lucha de clases en la que el imperialismo estadounidense arrecia su sujeción en medio de sus confrontaciones interimperialistas y, particularmente, en su confrontación con China que en las últimas dos décadas ha tenido una presencia económica creciente en la región. Las resistencias en Brasil, la movilización continua de los trabajadores argentinos que enfrentan a un régimen que aumenta sus políticas represivas, el avance de una alternativa democrática en Colombia y la lucha de los maestros y estudiantes en defensa de la Universidad Pública, por sólo mencionar algunas, auguran un nuevo año de las luchas sociales y políticas. 

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