Argentina en la vorágine neoliberal
Por la Doctora en Filosofía de las Ciencias Josefina Morales,
Investigadora y Catedrática del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas de la UNAM
y miembro de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento crítico de América Latina (SEPLA).
El primer semestre del 2016, exhibe en
Argentina una grave recesión económica con alta inflación, creciente
déficit y endeudamientos públicos y una multiplicada resistencia de los
trabajadores frente a los despidos y la caída del poder adquisitivo del
salario, que algunoseconomistas de izquierda estiman en 15% frente a una
inflación que acumula 25% y se espera que ronde alrededor del 48-50%
anual con unos incrementos salariales rezagados; movilizaciones que se
enlazan con la amplia protesta popular frente a los tarifazos ,
incremento inaudito de los servicios públicos, decretado
autoritariamente, sin consulta pública, por el gobierno: aumentos de
electricidad y gas, privatizados de tiempo atrás, que van del 500% a más
del 2000%, es decir de cinco a veinte veces la tarifa pagada el año
anterior. También aumenta el cobro del servicio público del agua y el
precio de los alimentos básicos con mayores tasas de inflación.
Se estima entre 150 000 y 200 000 los
despidos de trabajadores durante estos meses en prácticamente todas las
actividades, amenazando en estos días al sector petrolero; el sector de
trabajadores estatales ha sido uno de los primeros blancos del gobierno
de derecha neoliberal que asumió el gobierno con Mauricio Macri y se han
despedido en el sector a más de 50 000 trabajadores. La situación para
los trabajadores en la economía informal, en negro , es más grave.
La caída mayor se registra en la construcción
12.4% en el PIB correspondiente en el semestre y 20% en junio;6.4% en
la industria en general y más acentuada en la industria textil, la
metalurgia e incluso en la automotriz.
El violento ajuste neoliberal aplicado en los
primeros meses del gobierno aumentó la pobreza en más de millón y medio
de personas, según las estadísticas de la Universidad Católica de
Argentina.
El gabinete de Macri está integrado por
destacados ejecutivos (CEO) de la banca y empresas trasnacionales. Para
ilustrar este proceso mencionemos que el Ministro de Energía fue alto
ejecutivo con acciones de la Shell; y que el Ministro de Hacienda y
Finanzas y el Presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) lo
fueron del JP Morgan.
Este gobierno inició con una gran
devaluación, liberalización comercial, disminución o eliminación de la
retención a las ganancias de los grandes empresarios exportadores del
campo y de la minería y con el pago a los fondos buitres, a
especuladores financieros internacionales que compraron, a bajo costo,
viejos bonos de la deuda pública argentina que no aceptaron el pago
ofrecido durante los gobiernos de Nestor y Cristina Kirchner, y con ello
incrementó considerablemente la deuda externa.
Los economistas de izquierda estiman que con
la política económica del macrismo se han transferido a los sectores más
poderosos y concentrados del país entre 25 000 y 30 000 millones de
dólares.
En junio, so pretexto de pagar a miles de
trabajadores jubilados que tenían una sentencia a su favor para el pago
correspondiente de sus cuotas actualizadas, logró la aprobacióndel
legislativo de una ley ómnibus que incluía, entro otros acuerdos, el blanqueo
de riquezas que habían sido trasladadas al exterior sin pagar los
impuestos correspondientes, algunas de las cuales incluso se encuentran
en los Panamá Papers encabezados por empresas off shore
del Presidente Macri. Y también ahí se incluyó la baja e incluso
cancelación del cobro de impuestos a la riqueza acumulada y la futura
reprivatización de los fondos de pensiones, hoy públicos por el rescate
del gobierno anterior. Todo esto ha llevado a una drástica caída de la
recaudación fiscal y el consecuente incremento del déficit público.
Los tarifazos , una y otra vez, se repite por los flamantes funcionarios macristas, son para sincera r la economía, para responder a la pesada herencia
que había dejado al país en ruinas, eliminar los subsidios del gobierno
K, que había llevado a vivir en la fantasía a los trabajadores y
sectores medios que creían que con su salario podían tener una vivienda,
un televisor de plasma, un celular, un auto o ir de vacaciones; hay que
tener presente que el salario mínimo argentina es uno de los más altos
de América Latina (450 dólares) y que la organización sindical incluye a
un alto porcentaje de la población trabajadora.
Al mismo tiempo hay una fuerte ofensiva
judicial contra la corrupción del gobierno anterior, en varios casos
probablemente cierta, pero magnificada y cotidianamente amplificada con
la repetición por los medios de comunicación; entre una de las causas
contra la ex presidenta Cristina Kirschner y el ex presidente del banco
central, está la acusación de la venta a futuros del peso argentino que,
extrañamente, benefició a funcionarios del gobierno actual que
decretaron la devaluación en diciembre pasado y obtuvieron altas
ganancias al cambiar los bonos que habían comprado. Acusación que, según
destacados analistas, es improcedente. Y también una ofensiva contra
los movimientos populares, extrema en el caso de Milagro Sala, dirigente
de la organización barrial Tupac Amaru, detenida desde hace meses.
Las protestas populares han ido de grandes
marchas multitudinarias de trabajadores, piquetes, paros yhuelgas a
demandas judiciales contra los tarifazos y movilizaciones populares
constantes, como el cacerolazo de l5 de julio pasado, que han logrado
paralizar temporalmente los aumentos decretados sin audiencia pública
que han obligado al gobierno a retroceder y anunciar que los aumentos de
las tarifas serán sólo de 400-500%, cuatro o cinco veces el monto del
año anterior.
En las últimas semanas se han multiplicado
fallas en el servicio eléctrico y cerca de 100 000 familias se han
quedado sin luz por varios días, sin agua y sin luz en la ciudad
autónoma de Buenos Aires y su zona conurbada.
Ante la crítica situación social y laboral
amenazada, además, por una nueva reforma laboral regresiva, los
trabajadores se preparan este agosto para una mayor resistencia,
incrementar la movilización y llegar al paro general.
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