Mil indígenas se resisten a dejar el campamento de Kanalumtik

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Muchos regresan, pero el conflicto no se resuelve aúnFoto Cuartoscuro
Hermann Bellinghausen
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Periódico La Jornada
Miércoles 3 de enero de 2018, p. 9
San Cristóbal de Las Casas, Chis.
A pesar del regreso de desplazados anunciado ayer por el alcalde de Chalchihuitán e iniciado esta mañana en la cabecera, alrededor de mil indígenas afectados por la violencia paramilitar se negaron a hacerlo. El campamento de Kanalumtik determinó permanecer lejos de sus casas.
Apenas la tarde y la noche del primero de enero se escucharon disparos desde Majumpepentik (Chenalhó). Elementos de Ejército federal, acompañados por un regidor del ayuntamiento, levantaron cartuchos percutidos en una barricada hecha con costales de arena en Tseleltetik, un paraje de Kanalumtik. Los militares no acudieron a los otros tres sitios donde hubo tiros: Zacatonal, Ch'en Mut y Tsamtech'en.
El campamento de desplazados de Kanalumtik se cambió de ubicación hace una semana, pero en el mismo poblado.
Juan Gabriel Girón Gómez, nuevo agente municipal de Kanalumtik, declara: El presidente municipal a su conveniencia ya quiere que toda la gente desplazada se regrese, pero aquí tomamos la decisión en sentido opuesto, pues no hay seguridad. Ayer se presentaron militares y levantaron muchos casquillos en Tseleltetik. El joven agente añade: No hay seguridad por parte del gobierno; nosotros esperamos que se instalen los soldados para volver. Nadie les ha ofrecido reubicarse, apunta.
En cuanto a la ayuda que reciben de Protección Civil de Chiapas, Girón Gómez asegura que son donativos de la sociedad civil, no del gobierno; lo podemos leer en las cajas. Asimismo, negó haberse reunido con el comisionado gubernamental, Fortino Vázquez, a quien ni siquiera conoce.
Maura Gómez Pérez, de la misma comunidad, expresa: los de Chenalhó nos están disparando. Ayer lo hicieron de las 17 a las 21 horas y tenemos miedo.
En la cabecera municipal una buena parte de los desplazados aceptó regresar. Son quienes no viven en los límites con Chenalhó, pero su retorno será riesgoso, pues van a las mismas tierras de donde los echaron violentamente, y el conflicto dista de haberse resuelto. Un argumento para volver es que de no hacerlo perderán su cosecha de café.
Permanecen en San Pablo Chalchihuitan familias de todos los poblados; se trata de quienes viven cerca de donde les disparan.
David Pérez Gómez, del consejo de vigilancia del Comité de Bienes Comunales de Chalchihuitán, detalló que hasta la mañana de hoy habrían regresado 3 mil 858 personas y según sus cuentas, mil 116 no lo harán. Sin embargo, nadie está seguro, pues los paramilitares siguen armados y provocando en la franja (en disputa), añade.
Los agresores de Majumpepentik se ubican cerca de la capilla de ese poblado pedrano, y en algún momento se puede provocar un nuevo ataque; de Pom y Kanalumtik quedan todos desplazados, confirmó.
Pérez Gómez declaró que Chalchihuitán demanda el desarme de los paramilitares, la instalación de puestos de seguridad en los puntos donde siguen disparando y el respeto a la propiedad de sus comunidades. Sobre el asesinato de Samuel Pérez Girón, el 18 de octubre, refiere: sabemos que fueron los paramilitares. También lo saben el Ministerio Público y la Procuraduría Indígena.
Los pableros están en posesión de las tierras que reclama San Pedro Chenalhó. La presidenta municipal pedrana, Rosa Pérez Pérez mintió, (según el comisariado pablero), al asegurar que el Tribunal Unitario Agrario había fallado en su favor sobre las 365 hectáreas; eso no es lo que asienta el dictamen (expediente 781/2005) del 6 de noviembre de 2017, del cual La Jornada tiene una copia. Sólo describe al detalle la situación del conflicto agrario y anula los dictámenes previos. Bajo el título Nulidad de ejecución de resolución presidencial, declara improcedentes los acuerdos anteriores entre las partes e indica que se deberá realizar nuevamente el deslinde. Ello alargaría el proceso y daría un respiro al gobierno para las elecciones, eludiendo problemas con los grupos oficialistas de Chenalhó.
En Pom se desplazaron 394 familias y mil 691 personas que en su mayor parte permanecen refugiadas. En Kanamultik son 154 y 598, respectivamente, que no retornaron, al igual que algunos de otras comunidades, como Bolonchojón.

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