El poder de los olímpicos VS el SME

Antonio Muñoz  
01-01-10  
El Espartáco

Las luces del estadio, la transmisión del juego de la clasificación al mundial de futbol y las sombras de la noche dieron el telón de fondo para la toma de las instalaciones de Luz y Fuerza y el anuncio de su extinción. En una sola trama la tragedia y la farsa se funden en el caos  en que se ha transformado nuestra vida pública.
El argumento que avanza el gobierno de Calderón para la extinción de la compañía que proveía de luz eléctrica al centro de México habla de ineficacia, incapacidad de superar los números rojos y, en una palabra, de una entidad que ha dejado de cumplir los objetivos y los fines para los que fue creada.
El contraargumento habla más bien de razones ocultas: según el sindicato (SME), la radicalidad de la medida se explica por la proximidad de la atribución de las concesiones del negocio del siglo, conocido como triple play, consistente en la oferta de internet, telefonía y televisión sobre todo por cable, el del cableado de Luz y Fuerza. Voces provenientes sobre todo de la izquierda indican que el SME, sindicato que mantiene vivas las antorchas de la lucha obrera, era un estorbo a la realización del susodicho bisnez.
Las familias del gran capital inician una danza macabra para apoderarse de un jugoso mercado. Nada importan los daños colaterales, sumir en el desempleo en tiempos de crisis a 40,000 familias. Mucho menos el agudizar el abismo de contradicciones del capitalismo realmente existente: cada vez menos ricos pero archimillonarios y cada vez más mexicanos transitando hacia la pobreza extrema. La consigna neoliberal contra las regulaciones del mercado todavía tiene público a pesar de los escandalosos descalabros de las bolsas de valores. Lo malo del asunto es que ese público es nuestra clase dirigente, que vive fuera del mercado y a la sombra del estado y pensando que su olímpica desmesura está a salvo de toda tragedia. Telmex y Televisa escenifican una sangrienta y macabra danza sobre nuestras cabezas, nuestros bolsillos y nuestra credulidad.
Como si lo hilos de la codicia, la hipocresía y la traición escaparan a las leyes de la justicia cósmica la clase dirigente une al despojo violento (Luz y Fuerza es una empresa descentralizada) el escarnio del objeto de su ira, el SME. Un anuncio repetido a diestra y siniestra con cargo al erario público escenifica una extorsión generalizada: el reclamo por parte del SME de 1500 pesos por el pago de un recibo de energía eléctrica ya pagada a la CFE, la compañía que sustituye a L y F. Pagar doble es lo que en realidad siempre ha hecho el pueblo de México sometido a las reglas del mercado prohijadas por el gobierno. Para quebrar a luz y fuerza (L y F) el gobierno estableció que ésta pagara la energía que distribuía de la CFE al doble de lo que la vendía, de ahí vienen los números rojos, que efectivamente nos tienen en déficit a todos los mexicanos. La envejecida Revolución Mexicana será conmemorada con bombos y platillos por los vencedores de la batalla del Triple Play proclamando las glorias de nuestros porfirianos gobernantes. ¿No hemos visto ya esta historia pasando por los arcos del triunfo de la Avenida Juárez y la 16 de Septiembre?

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